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Vol. 33. Núm. 1.
Páginas 10-18 (Enero - Febrero 2021)
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3009
Vol. 33. Núm. 1.
Páginas 10-18 (Enero - Febrero 2021)
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Adherencia a la dieta mediterránea, nivel de actividad física e insatisfacción corporal en sujetos de 16 a 50 años de la Región de Murcia
Adherence to the Mediterranean diet, level of physical activity and body dissatisfaction in subjects 16-50 years old in the Region of Murcia, Spain
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3009
Francisco Guillén Alcoleaa, José Francisco López-Gilb, Pedro J. Tárraga Lópezc,
Autor para correspondencia
pedrojuan.tarraga@uclm.es

Autor para correspondencia.
a Área de Medicina de Familia, Departamento de Ciencias Médicas, Universidad de Castilla La Mancha, Albacete, España
b Facultad de Ciencias del Deporte, Departamento de Actividad Física y Deportiva, Universidad de Murcia, San Javier, España
c Atención Primaria, Departamento de Ciencias Médicas, Universidad de Castilla La Mancha, Albacete, España
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Estadísticas
Tablas (4)
Tabla 1. Comparación de las variables según el sexo
Tabla 2. Comparación de las variables según el nivel de sobrecarga ponderal
Tabla 3. Regresión logística binaria según el nivel de sobrecarga ponderal
Tabla 4. Correlación entre IMC las variables
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Resumen
Objetivo

Analizar la obesidad, adherencia a la dieta mediterránea, actividad física e insatisfacción corporal en personas de 16 a 50 años de la Región de Murcia.

Método

Estudio descriptivo y transversal. Se incluyó a 85 personas (58 hombres) de 16 a 50 años de 3 centros deportivos con características sociodemográficas homogéneas. Se registraron los valores antropométricos. Posteriormente se les pasó un test de adherencia a la dieta mediterránea, el cuestionario internacional de actividad física (IPAQ) y el test de insatisfacción con su cuerpo (BSQ) y se relacionaron estadísticamente.

Resultados

Se puede observar que el nivel de actividad física tanto de hombres como de mujeres es bajo, según el cuestionario IPAQ. Los hombres presentaron un MET/min semanales de 3.687,9 (DE=3.137,2) significativamente superior al de las mujeres.

En la insatisfacción corporal vemos que la preocupación de las mujeres con su cuerpo (59,3%) es mayor que la que tienen los hombres (31%), con diferencia estadísticamente significativa (p=0,013). Los hábitos alimenticios y el IMC no tienen diferencias significativamente estadísticas en función del sexo.

Al aplicar el test de adherencia a la dieta mediterránea se observa que el 95,3% de los que tienen sobrecarga ponderal tiene una puntuación media/baja, y solo el 4,7% tiene una puntuación alta (p=0,128). La puntuación de los que tienen sobrecarga ponderal tienen es de 2.935,73 MET/min semanales (DE=2.633,16) y la de los que no tienen sobrecarga ponderal es de 3.826,73 (DE=3.164,93; p=0,268). Hay diferencias significativas con respecto a los valores de insatisfacción corporal. El nivel de preocupación de los que tienen sobrecarga ponderal es de 53,5%, respecto a los que no la tienen, cuyo nivel de preocupación es del 26,2% (p=0,014).

Conclusiones

La sobrecarga ponderal se asocia con una insatisfacción corporal y una baja puntuación en el test de adherencia a la dieta mediterránea en personas de 16 a 50 años. La preocupación por la imagen corporal en las mujeres fue del 59,3%.

Palabras clave:
Obesidad
Dieta mediterránea
Actividad física
Insatisfacción corporal
Abstract
Objective

To analyze obesity, level of adherence to the Mediterranean diet, physical activity and body dissatisfaction in people aged 16-50 years in the Region of Murcia, Spain.

Method

Descriptive and cross-sectional study. A total of 85 people (58 men) aged 16 to 50 years (28.68± 8.846) from 3 sports centers with similar sociodemographic characteristics participated in the study. Anthropometric values were recorded. They were tested for adherence to the Mediterranean diet, International Physical Activity Questionnaire (IPAQ) and test for dissatisfaction with their body (BSQ) and it was statistically related.

Results

It can be seen that the level of physical activity of both men and women is low, according to the IPAQ questionnaire, the men presented a METs/min per week of 3,687.9 (DT=3,137.2) significantly higher than women's.

In body dissatisfaction we see that women's concern with their bodies (59.3%) is greater than men's (31%), with a statistically significant difference (P=0.013). Eating habits and BMI do not have statistically significant differences according to sex.

When applying the Mediterranean diet adherence test, it is observed that 95.3% of those with weight overload have a medium or low score, and only 4.7% have a discharge score (P=0.128).

Those with weight overload have a score of 2,935.73 MET/min per week (DT=2,633.16) and those without weight overload have a value of 3,826.73 (DT=3,164.93, P=0.268). There are significant differences regarding the values of body dissatisfaction. The level of concern of those with weight overload is 53.5%, compared to those without weight overload who have a level of concern of 26.2% (P=0.014).

Conclusions

Weight overload is associated with body dissatisfaction and a low score in the test of adherence to the Mediterranean diet in people aged 16-50 years. The concern about body image in women was 59.3%.

Keywords:
Obesity
Mediterranean diet
Physical activity
Body dissatisfaction
Texto completo
Introducción

La obesidad es considerada por la Organización Mundial de la Salud como la epidemia del siglo XXI, la cual afecta a todas las edades, a todos los grupos sociales y a todos los países1. A pesar de décadas de lucha contra esta epidemia, que representa una amenaza importante para la salud pública, el gran aumento de la obesidad en la infancia y la adolescencia es uno de los mayores desafíos de salud pública de este siglo2. Cada año mueren 3,4 millones de personas a causa de esta y otras enfermedades asociadas. En las últimas décadas hemos asistido a un aumento muy importante de su prevalencia, que se ha triplicado entre los años 1975 y 20161.

Es una enfermedad crónica de origen multifactorial que se asocia con complicaciones potencialmente graves y requiere un enfoque multidisciplinario debido a su alto impacto clínico y a los altos costes de atención médica que requiere2. Los factores hereditarios parecen ser causa del 30 al 50% de la variación en la adiposidad; sin embargo, los defectos genéticos individuales y los síndromes asociados con la obesidad representan menos del 1% de la obesidad infantil3, por tanto, se puede concluir que el rápido incremento en las tasas de obesidad se debe atribuir a cambios recientes que han llevado, por un lado, a modificaciones en el estilo de vida, con hábitos de alimentación distintos y un descenso progresivo de la actividad física y, por otro, al aumento en la disponibilidad de alimentos, en particular, de aquellos con un alto contenido calórico. Esto refuerza el concepto de enfermedad multifactorial, en la que participan factores ambientales en estrecha relación con factores genéticos de riesgo subyacentes.

El síndrome metabólico, teniendo en cuenta que la obesidad es la característica más frecuente, es la principal causa de enfermedad cardiovascular y, por tanto, de morbimortalidad en países avanzados. Además, la mitad de los adultos con diabetes mellitus de tipo 2 son obesos4,5, con un índice de masa corporal (IMC)≥30kg/m2.

Hay que destacar que en la mayoría de los estudios epidemiológicos se han observado grandes diferencias geográficas en las tasas de incidencia de enfermedades cardiovasculares. Si comparamos los países del norte de Europa o los Estados Unidos, con los países del sur de Europa, como Francia, España, Grecia e Italia, en estos últimos existe una baja incidencia de enfermedades coronarias. El patrón dietético mediterráneo ha sido el factor que más ha ayudado a explicar esta diferencia6.

La dieta seguida por cada persona parece afectar directamente a la adiposidad y, por tanto, al riesgo de presentar obesidad y las enfermedades con las que se correlaciona. De los pocos estudios que actualmente relacionan la alimentación con la obesidad, la mayoría de ellos concluyen que una ingesta de alimentos acorde con la dieta mediterránea tradicional está inversamente asociada con el riesgo de obesidad o el aumento de peso7.

Cabe destacar que, al igual que los hábitos alimenticios tienen efectos positivos para la salud, la actividad física también tiene implicaciones fundamentales para ella. La actividad física es una estrategia efectiva en la prevención primaria y secundaria de enfermedades crónicas. Existen pruebas de que mejora el funcionamiento del sistema cardiorrespiratorio, digestivo y endocrino, de que fortalece el sistema osteomuscular, disminuye los niveles séricos de colesterol y triglicéridos, la obesidad y adiposidad y, además, se relaciona estrechamente con una mejor salud mental8.

Las pautas actuales recomiendan que los adultos participen en al menos 150 min a la semana de intensidad moderada o 75 min a la semana de actividad física aeróbica vigorosa. A pesar de los beneficios que ofrece la actividad física, tan íntimamente relacionados con la reducción de la obesidad y la adherencia a la dieta mediterránea, poco más de la mitad de los adultos cumplen con estas recomendaciones. Siguen existiendo barreras al ejercicio físico, como la falta de tiempo, la baja motivación o «falta de energía»9 y barreras en el ámbito infantil que evidencian que los niños y adolescentes aumentan el tiempo dedicado a conductas sedentarias, especialmente al ocio pasivo ligado a las pantallas1.

Hay diversos métodos para valorar el nivel de actividad física. Sin embargo, los métodos más validados y fiables para estudiar la actividad física de cada individuo son difícilmente aplicables por su elevado coste y dificultad metodológica. Una alternativa son los cuestionarios de actividad física, como el Cuestionario Internacional de Actividad Física (IPAQ), fácil de completar, y que no modifica el comportamiento de la persona10.

Con el estudio PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea), que es un conocido ensayo de campo dirigido a la prevención primaria de enfermedades crónicas a través de la dieta mediterránea, es posible valorar como este patrón dietético puede contrarrestar los efectos adversos de la obesidad abdominal y, así, reducir el riesgo de eventos cardiovasculares11. Pero la modificación de una dieta no solo requiere mucha colaboración del paciente, sino también del entorno, con acceso conveniente a determinados productos y voluntad de comprar y cocinar la comida según el plan dietético. Además, medir la adherencia a la dieta implica un mayor esfuerzo tanto del participante como del investigador. La enorme diversidad de hábitos alimenticios, del estado metabólico basal y de los objetivos nutricionales y dietéticos son limitaciones para las comparaciones entre estudios desarrollados en diferentes contextos6-13.

La obesidad y, por tanto, el IMC alto se describen como factores asociados directamente con la insatisfacción con el propio cuerpo. Las personas más delgadas son las que indican la percepción física más positiva, mientras que las que cursan con sobrepeso manifiestan más insatisfacción14,15. En tanto que la imagen corporal se refiere a la forma en cómo uno percibe, imagina, siente y actúa respecto a su propio cuerpo, cuando una persona se siente insatisfecha con dicha imagen, suele referirse a una devaluación de su apariencia y a una preocupación excesiva por su cuerpo. En esta insatisfacción, además de manifestarse los aspectos afectivos y cognitivos, se presentan aspectos perceptivos, que influyen en la valoración del cuerpo. Las personas insatisfechas con su cuerpo tienden a ocultarlo, a someterlo a dietas y ejercicios extremos, así como a evitar situaciones sociales en las que puedan ser objeto de la mirada de otros16.

Conocer los grupos de riesgo, con sus diferencias por peso, y analizar la presencia de la insatisfacción con la imagen corporal facilita establecer programas de prevención que incidan en la aceptación del cuerpo y en el moldeamiento de hábitos alimenticios saludables que no atenten contra el cuerpo y que no compliquen los problemas de salud existentes. También permite llegar a entender los patrones de comportamiento de la actividad física16. Esta idea nos alerta para abordar a la población de jóvenes adolescentes, ya que es un conjunto intermedio entre las poblaciones que se identifican como de riesgo de presentar obesidad, además de ser una población vulnerable para desarrollar mayor insatisfacción por los cambios físicos propios del momento biológico que viven.

Por último, cabe destacar que son pocos los datos y estudios que hay en la Región de Murcia, sin embargo, casi todos avalan que el nivel de actividad física es bajo (3-3,5 h/semana) y que el perfil calórico de la dieta se aleja notablemente del recomendado en la dieta equilibrada17. Todo esto respalda que la Región de Murcia presente una de las mayores tasas estandarizadas de mortalidad por cardiopatía isquémica y cerebrovascular entre las comunidades autónomas españolas, sin olvidarnos de que cuenta con una alta tasa de consumo de tabaco entre los hombres en comparación con otras comunidades18. Con estas premisas se plateó este estudio, con el objetivo de analizar la relación de la obesidad con la adherencia a la dieta mediterránea y la actividad fisica en nuestra región. Como objetivo secundario, se planteó valorar la aceptación de la imagen corporal.

MétodoDiseño y participantes

Se realizó un estudio descriptivo y transversal. Un total de 85 personas (58 hombres y 27 mujeres) de 16 a 50 años (28,68±8,8) de 3 centros deportivos de la Región de Murcia (España) con características sociodemográficas similares participaron en el estudio. Para este propósito, la muestra se seleccionó usando un muestreo no probabilístico. Aunque utilizamos este tipo de muestreo, todas las personas seleccionadas fueron invitadas a participar.

Se seleccionaron 3centros deportivos en zonas representativas y distintas de Murcia con características sociodemográficas homogéneas. Asumiendo una prevalencia de obesidad del 21% en cada centro y un error αdel 0,05, se calculó una muestra aproximada de 23 personas por centro.

Estos individuos fueron previamente informados sobre el propósito del estudio y la naturaleza de las pruebas a través de un documento informativo. Tanto las mediciones antropométricas como los cuestionarios fueron llevados a cabo un día cualquiera antes de empezar la sesión de entrenamiento.

ProcedimientosMedidas antropométricas

La estatura de los participantes se determinó utilizando una barra de altura portátil con una precisión de 0,1cm (Leicester Tanita HR001, Tokio, Japón). La medida se tomó con los participantes en bipedestación, posición erecta, descalzos y con ropa ligera (ropa interior o similar), con los talones, las nalgas y la parte media superior de la espalda en contacto con el eje vertical del tallímetro, los brazos extendidos paralelos al cuerpo, es decir, colgando a lo largo de los costados con las palmas de las manos dirigidas hacia los muslos, con los pies unidos por los talones formando un ángulo de 45° y con la cabeza colocada siguiendo el plano horizontal de Frankfurt (plano horizontal nariz-trago). El peso corporal de los sujetos se midió usando una balanza electrónica (con una precisión de 0,1kg) (Tanita BC-545, Tokio, Japón). La medida se tomó con el sujeto situado en el centro de la báscula en posición estándar erecta, descalzo y con ropa ligera (ropa interior o similar), y de espaldas al registro de medida, sin que el cuerpo estuviera en contacto con nada que tuviera alrededor12. El IMC se calculó a partir de la relación entre el peso corporal (kg) y la altura al cuadrado de los participantes (m2). Además, el IMC se determinó utilizando los umbrales específicos de edad y sexo de la Organización Mundial de la Salud, con 4categorías de sujetos: bajo peso (IMC <18,5kg/m2); normopeso (IMC=18,5-24,9kg/m2); sobrepeso (IMC=25,0-29,9kg/m2) y obesidad (IMC ≥ 30,0 kg/m2)12. Después se categorizó a los sujetos entre los que tenían sobrecarga ponderal (sobrepeso+obesidad) y los que no la tenían (normopeso+bajo peso).

Prevención con Dieta Mediterránea (PREDIMED)

Es un cuestionario de adhesión a la dieta mediterránea del estudio PREDIMED (MeDiet-PREDIMED). El test PREDIMED es un breve instrumento de valoración dietética formado por un conjunto de 14 preguntas cortas cuya evaluación pretende ofrecer información sobre su adherencia al patrón de la dieta mediterránea. Se trata de una entrevista cara a cara con el participante. La herramienta de 14 ítems fue desarrollada en un estudio español de casos y controles de infarto de miocardio, en la que se seleccionaron los mejores puntos de corte para discriminar entre casos y controles para cada alimento o grupo de alimentos. Con este primer paso, se obtuvieron 9 de los 14 ítems. Más tarde se agregaron 5elementos que se consideraron especialmente relevantes para evaluar la adherencia a la dieta mediterránea tradicional7. Consta de 14 preguntas directas sobre el consumo de los alimentos principales de la dieta mediterránea: aceite de oliva, frutas, verduras y hortalizas, legumbres, pescado, frutos secos, consumo moderado de vino y de carnes blancas, y escaso consumo de carnes rojas y procesadas. Las puntuaciones obtenidas se agrupan en 4categorías: alta adhesión: 12-14 puntos; media adhesión: 8-11,99 puntos; baja adhesión: 0-7,99 puntos19.

Cuestionario Internacional de Actividad Física (IPAQ (MET/min por semana)

El IPAQ, en su versión corta, es un instrumento que evalúa la frecuencia (días), duración (tiempo por días) e intensidad (actividades físicas moderadas, vigorosas, caminar) de la actividad física en una semana. La actividad física fue descrita en términos de MET, que hace referencia al equivalente metabólico en el cual 1 MET es la tasa de gasto energético mientras se está en reposo sentado. Los MET/minuto por semana son el producto del número de MET multiplicado por los minutos de actividad por día, multiplicado por los días de la semana (MET×min de actividad/día×días de la semana). Los niveles de actividad física de la población se categorizaron como alto, moderado y bajo teniendo en cuenta la intensidad de la actividad física aeróbica, en escala absoluta, clasificada en actividad física de intensidad leve (realizada de 1,1 a 2,9 veces la intensidad en reposo: de 1,1 a 2,9 MET), de intensidad moderada (de 3 a 5,9 MET) y de intensidad vigorosa (6 o más MET). De esta manera se consideró: nivel de actividad física bajo (no reporta ningún tipo de actividad física o reporta algo de actividad, pero no es suficiente para alcanzar los criterios de los niveles moderado y alto); nivel de actividad física moderado (cualquiera de los siguientes 3criterios: 3 o más días de actividad física vigorosa de al menos 20 min por día, 5o más días de actividad física moderada o intensa o caminar al menos 30 min al día y 5o más días de cualquier combinación de caminar, actividad física moderada o intensa con un mínimo de 600 MET/minuto a la semana); nivel de actividad física alto (cualquiera de los siguientes 2criterios: actividad física intensa por lo menos 3 días, acumulando un mínimo de 1.500 MET/minuto a la semana y 7o más días de cualquier combinación de caminar, actividad física moderada o intensa, acumulando un mínimo de 3.000 MET/minuto a la semana13.

Body Shape Questionnaire

Para la evaluación de la insatisfacción corporal se ha utilizado el Body Shape Questionnaire (BSQ) en su versión española. Se trata de un cuestionario autoadministrado formado por 34 ítems que se evalúan mediante la siguiente escala (1=nunca, 2=raramente, 3=a veces, 4=a menudo, 5=muy a menudo, 6=siempre), de modo que el rango de la prueba es de 34 a 204 puntos.

Los factores que evalúa la versión española son 5: BSQ 1, preocupación por el peso; BSQ 2, preocupación por los aspectos antiestéticos de la obesidad; BSQ 3, insatisfacción y preocupación corporal general; BSQ 4, insatisfacción respecto a la parte inferior del cuerpo y BSQ 5, empleo de vómitos o laxantes para reducir la insatisfacción. A partir de la puntuación total, se han establecido 4categorías o niveles de preocupación por la insatisfacción corporal: no hay preocupación (puntuación <80), leve preocupación (entre 81 y 110), preocupación moderada (entre 111 y 140) y preocupación extrema (>141 puntos)20.

Análisis estadístico

Las medias y la desviación estándar (DE) se informan para todas las variables cuantitativas, y las frecuencias y porcentajes (%) se presentan para todas las variables cualitativas. La normalidad de los datos se verificó mediante una prueba de Kolmogorov-Smirnov con corrección de Lilliefors, así como la homogeneidad de las variaciones mediante una prueba de Levene.

La prueba χ2 se utilizó para contrastar las proporciones entre las variables cualitativas. La t de Student se utilizó para comparar las variables cuantitativas de 2grupos, según el cumplimiento del supuesto de normalidad. Las correlaciones se determinaron mediante el coeficiente de correlación de Pearson. Además, se calculó una regresión logística binaria para predecir la probabilidad de obtener diferentes resultados dependiendo de la categoría del IMC. Un valor p<0,05 fue considerado estadísticamente significativo.

Para el análisis de datos se utilizó el software SPSS (IBM Corp, Armonk, NY, EE. UU.) para Windows (versión 24.0) y la base de datos Excel 2016 (MicrosoftCorp, Redmond, WA, EE. UU.).

Aspectos éticos

El estudio se presentó a la Comisión de Investigación de la Universidad de Castilla La Mancha y recibió su conformidad. El estudio se ha llevado a cabo siguiendo las normas deontológicas reconocidas y las normas de buena práctica clínica. Los datos fueron protegidos de usos no permitidos por personas ajenas a la investigación y se respetó la confidencialidad sobre la protección de datos de carácter personal y la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, Ley básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica. Por tanto, la información generada en este estudio ha sido considerada estrictamente confidencial para las partes participantes.

ResultadosComparación de las variables según el sexo y el nivel de sobrecarga ponderal

En la tabla 1 (diferencias por sexos) se observan los siguientes datos:

Tabla 1.

Comparación de las variables según el sexo

Variables  Hombres  Mujeres  p 
Edad  27,7 (8,3)  30,8 (9,7)  0,158 
Peso (kg)  81,34 (17,69)  71,32 (15,02)  0,024* 
Talla (cm)  177,03 (8,15)  164,81 (5,14)  <0,001** 
Sobrecarga ponderal
Sí  28 (66,7)  14 (33,3)  0,815 
No  93  35   
IMC  25,84 (4,68)  26,22 (5,40)  0,558 
PREDIMED
Alto  5 (8,6)  3 (11,1)  0,714 
Medio+bajo  53 (91,1)  24 (88,9)   
PREDIMED (puntuación)  8,0 (1,8)  8,6 (1,8)  0,213 
Nivel de actividad física
Alto  20 (34,5)  6 (22,2)  0,253 
Medio+bajo  38 (65,5)  21 (77,8)   
MET semanal  3.687,9 (3.137,2)  2.738,9 (2.355,6)  0,187 
Insatisfacción corporal
No preocupado  40 (69,0)  11 (40,7)  0,013* 
Preocupado  18 (31,0)  16 (59,3)   
BSQ (puntuación)  98,7 (32,1)  111,3 (33,0)  0,97 

Respecto a la actividad física, se aprecia que tanto hombres como mujeres tienen un nivel de actividad bajo según el cuestionario IPAQ, sin embargo, cabe destacar que los hombres presentaron un MET/min semanal de 3.687,9 (DE=3.137,2) y las mujeres presentaron un 2.738,9 (DE=2.355,6; p=0,187).

En cuanto a la insatisfacción corporal, vemos que la preocupación que tienen las mujeres con su cuerpo (59,3%) es mayor que la de los hombres (31%), con una diferencia estadísticamente significativa (p=0,013).

En los hábitos alimenticios y el IMC no encontramos diferencias estadísticamente significativas en función del sexo.

Según la tabla 2 (diferencia aquellos individuos que tienen sobrecarga ponderal de los que no) se observa:

Tabla 2.

Comparación de las variables según el nivel de sobrecarga ponderal

Variables  No sobrecarga ponderal n (%)  Sobrecarga ponderal n (%)  p 
Edad  25,9 (7,3)  31,5 (9,5)  0,001 
Peso (kg)  67,50 (10,09)  89,07 (16,66)  <0,001 
Talla (cm)  172,65 (9,08)  173,67 (9,54)  0,900 
Sexo
Hombre  30 (69,8)  28 (66,7)  0,874 
Mujer  13 (30,2)  14 (33,3)   
IMC  22,54 (1,96)  29,48 (4,49)  <0,001 
PREDIMED
Alto  6 (14,3)  2 (4,7)  0,128 
Medio+bajo  36 (85,7)  41 (95,3)   
PREDIMED score  8,5 (1,8)  7,9 (1,8)  0,081 
Nivel de actividad física
Alto  13 (31,0)  13 (30,2)  0,943 
Medio+bajo  29 (69,0)  30 (69,8)   
MET semanal  3.826,73 (3.164,93)  2.935,73 (2.633,16)  0,268 
Insatisfacción corporal
No preocupado  31 (73,8)  20 (46,5)  0,014 
Preocupado  11 (26,2)  23 (53,5)   
BSQ (puntuación)  91,4 (24,4)  113,7 (36,2)  0,001 

No hay diferencias significativas entre los hombres y las mujeres (p=0,874).

Según el PREDIMED, se observa que el 95,3% de los participantes con sobrecarga ponderal tienen una puntuación media/baja y solo el 4,7% tiene una puntuación alta (p=0,128).

En cuanto a la actividad física realizada (MET/min semanal), los que tienen sobrecarga ponderal alcanzan una puntuación de 2.935,73 (DE=2.633,16) y los que no la tienen presentan un valor de 3.826,73 (DE=3.164,93; p=0,268).

Por último, hay que destacar que existen diferencias significativas respecto a los valores de insatisfacción corporal. El nivel de preocupación de los que tienen sobrecarga ponderal es de 53,5% y el de los que no la tienen es de 26,2% (p=0,014).

Asociación entre las variables y el nivel de sobrecarga ponderal

En la tabla 3 se ofrece una regresión logística que expresa el nivel de asociación entre los que tienen sobrecarga ponderal y los no la tienen con las variables cuantitativas continuas PREDIMED, IPAQ (MET/min semanal) y el BSQ. Para ello se divide la tabla en el modelo 1 y el modelo 2, el cual sí se encuentra ajustado por sexo y edad, a diferencia del modelo 1.

  • -

    En el modelo 1, el PREDIMED indica que los que tienen sobrecarga ponderal presentan una probabilidad de un 71% inferior a obtener un valor alto del PREDIMED. Lo característico del modelo 1 es que existe el triple de probabilidad de que los que tienen sobrecarga ponderal manifiesten preocupación con su estado físico (324%).

  • -

    En el modelo 2 se aprecia que existe una clara asociación entre la puntuación del PREDIMED y los individuos con sobrecarga ponderal. Es decir, hay una probabilidad más baja de obtener mayores resultados en el PREDIMED en aquellos sujetos que tienen sobrecarga ponderal (OR=0,73; IC 95%: 0,55-0,97).

  • -

    También se observa que hay un 297% más de probabilidad de que aquellos que están preocupados con su estado físico tengan sobrecarga ponderal, con una probabilidad más baja de obtener menores puntuaciones en el BSQ (OR=0,98; IC 95%: 0,96-0,99).

Tabla 3.

Regresión logística binaria según el nivel de sobrecarga ponderal

Predictores  Sin sobrecarga ponderal  Sobrecarga ponderal 
Modelo 1
PREDIMED (alto vs. bajo/medio)  0,29 (0,06-1,54) 
PREDIMED (puntuación)  0,81 (0,63-1,03) 
IPAC (alto vs. bajo/medio)  0,97 (0,38-2,43) 
MET  1,00 (1,00-1,00) 
BSQ (preocupado vs. no preocupado)  3,24* (1,30-8,07) 
BSQ (puntuación)  0,98* (0,96-0,99) 
Modelo 2
PREDIMED (alto vs. bajo/medio)  0,31 (0,06-1,79) 
PREDIMED (puntuación)  0,73* (0,55-0,97) 
IPAC (alto vs. bajo/medio)  1,08 (0,40-2,90) 
MET  1,00 (1,00-1,00) 
BSQ (preocupado vs. no preocupado)  2,97* (1,08-8,16) 
BSQ (puntuación)  0,98* (0,96-0,99) 

En la tabla 4 se aprecia una correlación utilizando el coeficiente r de Pearson y solo se observa una asociación fuerte entre el IMC y la puntuación del BSQ. Sin embargo, el estudio de correlación reveló que el IMC se correlacionó negativamente con el PREDIMED y el nivel de actividad física (MET/min por semana).

Tabla 4.

Correlación entre IMC las variables

Variables  IMC   
  Sin ajustar  Ajustada por sexo y edad 
PREDIMED puntuación  −0,128  −0,168 
MET/min semanales  −0,142  −0,161 
BSQ puntuación  0,332*  0,306* 
Discusión

Con este estudio se intenta describir, comparar y establecer el nivel de asociación entre el IMC y el nivel de adherencia a la dieta mediterránea, actividad física e insatisfacción corporal en personas de edades comprendidas entre los 16 y los 50 años en la Región de Murcia, según el sexo.

Los principales resultados de este estudio indican que las personas con sobrecarga ponderal suelen tener una mayor insatisfacción con su cuerpo, especialmente en el sexo femenino, así como un nivel más bajo de actividad física tanto en varones como en mujeres. Cabe resaltar que en el sexo masculino se ha obtenido una puntuación más elevada de equivalentes metabólicos (mayor actividad física) que en el femenino. También se asoció la sobrecarga ponderal con una puntuación del PREDIMED más baja, es decir, con una menor adherencia a la dieta mediterránea. Del mismo modo, los participantes clasificados con sobrecarga ponderal tenían más probabilidad de expresar un valor del PREDIMED más bajo así como un valor del BSQ más alto cuando se compararon con los participantes clasificados sin sobrecarga ponderal.

Un aspecto interesante es la relación del IMC con la adherencia a la dieta mediterránea, la cual se evaluó utilizando solo un breve cuestionario de 14 ítems, que requiere menos tiempo, es menos costoso y necesita menos colaboración de los participantes que otros métodos más completos como el Food Frecuency Questionnaire7. Y con solo 14 ítems que informan de la calidad alimentaria de cada individuo queda demostrada la mejora de los factores de riesgo cardiovasculares, que se relaciona directamente con el colesterol HDL e inversamente con el IMC (reducción de la adiposidad abdominal y visceral), triglicéridos séricos y glucosa en ayunas (mejoras en la sensibilidad y reducción de la insulina), según otros estudios7. Otros aspectos estudiados en otros artículos también demuestran que con la dieta mediterránea se reducen algunos biomarcadores de inflamación, el estrés oxidativo, la inflamación posprandial, así como otros mecanismos asociados con el depósito abdominal de grasa. En nuestro estudio no se han encontrado diferencias significativas en cuanto a la alimentación entre mujeres y hombres, sin embargo, en la mayoría de los estudios tampoco suele haber diferencias significativas en cuanto al patrón dietético respecto al sexo2. En definitiva, cabe resaltar el efecto beneficioso sobre el riesgo del síndrome metabólico con tan solo la medición de 14 ítems7. No obstante, al contrario de los estudios mencionados anteriormente, en nuestro estudio no se analizaron datos sobre diferentes parámetros bioquímicos (glucosa, colesterol, etc.).

Uno de los factores que ayuda a obtener valores significativos en el PREDIMED es la localización geográfica, ya que, en tanto que país mediterráneo, seguimos una dieta «más mediterránea» que otros países nórdicos2.

Como hemos comentado, los conceptos de alimentación saludable y actividad física están relacionados, y se puede demostrar que los que ingieren comidas saludables tienen más probabilidad de ser físicamente activos y menos sedentarios que los que consumen comidas menos saludables. Se concluye que tener hábitos alimenticios saludables es un indicador para adoptar un estilo de vida más activo21.

Respecto a la actividad física, podemos decir que en nuestro estudio los varones presentan un mayor nivel que las mujeres, sin una significación estadística alta; sin embargo, otros estudios sí concluyen con un alto nivel de significación estadística en este aspecto1. Esto puede deberse a que algunos factores socioculturales tradicionales parecen estar desempeñando un importante papel en la actualidad, como entender que la mujer es físicamente más débil y que la actividad física o deportiva se relaciona con fortaleza y, por tanto, no era una práctica habitual entre las mujeres. Además, las mujeres tienen una peor autoevaluación de sus aptitudes deportivas, motivo por el cual es probable que también muestren una menor participación1.

Como observamos, en nuestro estudio las personas con sobrecarga ponderal suelen tener un nivel bajo de actividad física, pero su significación estadística es bastante baja. Sin embargo, en otros estudios se ha obtenido un nivel estadístico significativo para este aspecto. Es decir, una reducción del IMC con la actividad física y una mejora, por tanto, también de los factores de riesgo cardiovasculares14. Además, en diversos estudios se detalla un número amplio y heterogéneo de beneficios, que no están dentro del área cardiovascular. El ejercicio planeado, aeróbico y constante favorece un incremento de las fibras musculares esqueléticas, principalmente las fibras de tipo IIa oxidativas; asimismo, aumenta la sensibilidad a la insulina y la captación de la glucosa a través de la translocación no insulinodependiente de los GLUT4, aumenta la actividad de la enzima AMPK (proteína cisasa dependiente de AMP), la cual incrementa la captación de glucosa del músculo mediante vías no insulinodependientes, mejora el perfil cardiorrespiratorio y aumenta la síntesis de lipoproteína lipasa (proteína del metabolismo de las lipoproteínas y lípidos). También mejora la inflamación de bajo grado en pacientes con obesidad y se ha demostrado que induce un perfil genético que degrada la glucosa de manera más eficiente, así como los lípidos circulantes14.

Asimismo, las personas que practican más actividad física quizá aspiren a mejorar su rendimiento y para ello eligen una mejor alimentación, o incluso puede influir el simple hecho de que cuanta más actividad física se realice más gasto de energía requiere21.

Igual que en otros estudios, para evitar la sobrestimación en el cuestionario IPAQ, en nuestro estudio también se ha analizado la actividad física cuantificada en MET/min semanales.

Sin embargo, el dato más relevante y con más significación estadística del estudio es la insatisfacción corporal y la sobrecarga ponderal, sobre todo, en mujeres. Es interesante que esta insatisfacción se encuentre dentro de grupos con exceso de peso y no solo en grupos de bajo peso, que han sido los frecuentemente asociados a perturbaciones alimentarias y de la imagen corporal (anorexia y bulimia)16, así como a depresión y baja autoestima. Por lo tanto, es importante prevenir o tratar la insatisfacción corporal20. En nuestro estudio, al igual que en otros, aparecen diferencias estadísticamente significativas, dado que la insatisfacción corporal se encuentra relacionada con las actitudes negativas hacia el cuerpo, en las que se incluyen factores como la percepción negativa del tamaño del cuerpo y la pérdida de familiaridad con el propio cuerpo, como un factor de insatisfacción corporal, ya que la figura ideal en el mundo en que vivimos es delgada16. Esta tendencia la encabezan los medios de comunicación y la presión social, y afecta sobre todo a mujeres muy preocupadas por su peso y su cuerpo20.

Como se ha comentado, las mujeres son más vulnerables a la insatisfacción corporal y destaca la mayor pobreza de su autoconcepto físico y emocional. Se tendría que estudiar esta insatisfacción en relación con la baja autoestima y las alteraciones afectivas, ya que existe evidencia de la presencia de depresión y ansiedad en mujeres con exceso de peso. Sin embargo, aun así, se destaca que las mujeres son el grupo más vulnerable debido a su bajo concepto sobre su imagen corporal (que se articula con la percepción de su cuerpo) así como al bajo concepto sobre su habilidad física16.

Dado que es en la juventud y la adolescencia cuando la educación asienta muchos valores personales, se propone adoptar las recomendaciones sobre alimentación y actividad física señaladas por Simovska et al. y promover una alimentación basada en las recomendaciones nutricionales en las escuelas. Como líneas de actuación, sería aconsejable programar actividades con carácter preventivo y multimodal en el ámbito comunitario, disponer de infraestructuras al aire libre adecuadas para el fomento de la actividad física, diseñar estrategias concretas para favorecer la práctica de ejercicio en las chicas y en colectivos desfavorecidos y contar con la ayuda de profesionales especializados1.

Nuestro estudio tiene la ventaja de contar con participantes que acuden a centros deportivos con la intención de hacer ejercicio para perder peso y mejorar su aspecto corporal, por lo que pueden encontrarse similitudes con el estudio PREDIMED-Plus22, en el que los cambios en la dieta y la actividad física fueron en la dirección esperada, con mejoras significativas. Después de 12 meses, los participantes del grupo de intervención perdieron un promedio de 3,2 vs. 0,7kg en el de no intervención (p<0,001), con una diferencia media de −2,5kg (IC 95%: −3,1 a −1,9). La pérdida de peso ≥5% ocurrió en el 33,7% de los participantes con la intervención en comparación con el 11,9% sin intervención (p<0,001). Igualmente, los factores de riesgo cardiovascular, incluida la circunferencia de la cintura, la glucosa en ayunas, los triglicéridos y el colesterol HDL, mejoraron significativamente (p<0,002). Por tanto, la intervención intensiva de estilo de vida PREDIMED-Plus durante 12 meses fue eficaz para disminuir la adiposidad y mejorar los factores de riesgo cardiovascular en adultos mayores con sobrepeso u obesidad con síndrome metabólico, así como en personas con diabetes o con riesgo de desarrollarla.

Por tanto, en esta línea marcada por PREDIMED-Plus, hay que educar acerca de la actividad física y la alimentación. Los especialistas hablan de la importancia de atender a los grupos que estén insatisfechos con su cuerpo, pensando en las implicaciones médicas de riesgo para la salud, que requieren, por tanto, una atención oportuna en el ámbito psicológico16. En nuestra investigación, al analizar los factores relacionados con la insatisfacción, una de las acciones educativas en las mujeres podría ser buscar medidas corporales saludables y modificar el IMC.

Este estudio presenta ciertas limitaciones que deben explicarse. Primero, debido a su diseño transversal, no se puede concluir que las relaciones observadas reflejen las relaciones causales. En segundo lugar, aunque el índice PREDIMED es un instrumento utilizado para determinar la adherencia a la dieta mediterránea, puede ser interesante obtener información sobre la frecuencia de consumo de ciertos alimentos característicos del patrón mediterráneo. Tercero, aunque utilizamos cuestionarios validados de actividad física, no utilizamos dispositivos acelerómetros, lo que habría proporcionado una evaluación más precisa del nivel de actividad física y del comportamiento sedentario. Por último, otro factor de confusión en el estudio que merece la pena comentar es el IMC, ya que el análisis de la sobrecarga ponderal con el IMC no informa acerca de si el exceso de masa corporal es adiposa o muscular.

Como conclusión, podríamos valorar que una sobrecarga ponderal se asocia con una insatisfacción corporal y una baja puntuación en el PREDIMED (test de adherencia a la dieta mediterránea) en personas de 16 a 50 años en la Región de Murcia que participaron en el presente estudio. Además, se encontró que la preocupación que tienen las mujeres con su cuerpo es mayor que la que tienen los hombres (59,3 vs. 31%). Los autores señalan que también se necesitan campañas de sensibilización para advertir sobre los efectos adversos para la salud de los hábitos alimenticios inapropiados y los bajos niveles de actividad física. Al mismo tiempo, se requieren más estudios prospectivos de cohorte para aclarar mejor las relaciones entre el cumplimiento de la dieta mediterránea, la actividad física y otros parámetros relacionados con la salud.

Financiación

Sin financiación.

Conflicto de intereses

No hay conflicto de intereses.

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