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Vol. 31. Issue 1.
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Vol. 31. Issue 1.
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Dieta mediterránea, estado de peso y actividad física en escolares de la Región de Murcia
Mediterranean diet, weight status and physical activity in schoolchildren of the Region of Murcia
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Andrés Rosa Guillamóna, Pedro José Carrillo Lópeza, Eliseo García Cantóa, Juan Jose Perez Sotoa, Loreto Tarraga Marcosb, Pedro Juan Tarraga Lópezb,
Corresponding author
pedrojuan.tarraga@uclm.es

Autor para correspondencia.
a Departamento de Educación Física, Facultad de Educación, Universidad de Murcia, Murcia, España
b Departamento de Ciencias Médicas, Facultad de Medicina, Universidad de Castilla la Mancha, Albacete, España
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Tabla 1. Relación entre la calidad de la dieta, la edad y el sexo
Tabla 2. Relación entre la calidad de la dieta y el estado de peso
Tabla 3. Relación entre la calidad de la dieta y el nivel de AF
Tabla 4. Relación combinada entre el estatus de peso y actividad física con la calidad de la dieta
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Resumen
Introducción

La infancia y la adolescencia son etapas clave para promocionar un estilo de vida saludable.

Objetivo

Analizar la relación entre el estado de peso, la actividad física y la dieta mediterránea en escolares de la Región de Murcia.

Métodos

Estudio descriptivo transversal con 520 escolares de 8-17 años. El estado de peso se calculó a través del índice de masa corporal. La adherencia a la dieta mediterránea se halló a través del cuestionario KIDMED, y la actividad física se estimó utilizando los cuestionarios IPAQ-C e IPAQ-A.

Resultados

La dieta mediterránea no se asocia significativamente con el sexo (p<0,537) ni el estado de peso (p<0,417) pero sí mantiene una relación de dependencia con la edad (p<0,010) y el nivel de actividad física (p<0,000). Los escolares en normopeso y activos tienen un mayor seguimiento de la dieta mediterránea que sus pares en sobrepeso y sedentarios (p<0,000).

Conclusión

Se confirma el fenómeno «fat but fit» aplicado a la dieta mediterránea.

Palabras clave:
Ejercicio físico
Fitness
Dieta
Niños
Abstract
Introduction

Childhood and adolescence are key stages to promote a healthy lifestyle.

Objective

To analyze the relationship between weight status, physical activity and the Mediterranean diet in schoolchildren in the Region of Murcia.

Methods

Cross-sectional descriptive study with 520 schoolchildren aged 8-17 years. The weight status was calculated through the body mass index. The Mediterranean diet was found through the KIDMED questionnaire and physical activity was estimated using the IPAQ-C and IPAQ-A questionnaires.

Results

The Mediterranean diet is not significantly associated with sex (P<.537) or weight status (P<.417) but it maintains a relationship of dependence with age (P<.010) and the level of physical activity (P<.000). Schoolchildren in normal weight and assets have a greater follow-up to the Mediterranean diet than their overweight and sedentary peers (P<.000).

Conclusion

The Fat but fit phenomenon applied to the Mediterranean diet is confirmed.

Keywords:
Physical exercise
Fitness
Diet
Children
Full Text
Introducción

Actualmente España es uno de los países de Europa con mayor índice entre la población infantil de prevalencia de sobrepeso y sedentarismo1,2. Estos valores han contribuido al origen del termino cardiodiabesidad (en inglés Cardiodiabesity) utilizado para definir y describir la relación bien conocida entre la obesidad, la diabetes mellitus tipo 2, el síndrome metabólico y la enfermedad cardiovascular3. Medidas de prevención primaria contra la cardiodiabesidad en un enfoque holístico han propuesto examinar todos los factores de riesgo cardiovascular combinados y su relación con el patrón de dieta mediterránea (DM)4.

Se ha observado que el estado de forma física actúa como un mediador en el riesgo de mortalidad asociado con la obesidad5. Este fenómeno conocido como «fat but fit», es decir, aquellas personas con un estado de peso en obesidad pero que presentan una buena forma física, sugiere que la aptitud cardiovascular atenúa el riesgo de enfermedades metabólicas y cardiovasculares independientemente del índice de masa corporal, incluso entre aquellas personas en obesidad6.

Los efectos nutrigenéticos del seguimiento de la DM se han asociado a una mejora del perfil lipídico5. Estudios recientes muestran que la adherencia a la DM mitiga el desarrollo de fenotipos cardiometabólicos en sujetos genéticamente susceptibles de desarrollar una enfermedad cardiovascular, siendo esta enfermedad la principal causa de morbimortalidad en el siglo xxi6. Otro de los efectos beneficiosos de la DM relacionado directamente con el control del estado de peso y de mecanismos protectores de sus componentes intrínsecos de la dieta ha sido la «paradoja mediterránea»4, es decir, un menor riesgo absoluto de cardiopatía isquémica para un mismo nivel de exposición a un factor de riesgo6. Asimismo, se ha relacionado una DM saludable con mayor satisfacción con la vida7 mejor bienestar mental5 y un mayor nivel socioeconómico de los padres8,9. Algunos estudios han hecho comparaciones de la DM en función del sexo, destacando una mejor calidad en hombres que en mujeres1 y un mayor seguimiento a menor edad frente a edades avanzadas10.

Estudios epidemiológicos reflejan que la DM, al mismo tiempo que un prototipo de dieta saludable, representa un estilo de vida circunscrito a un marco climático determinado y, en este sentido, la tendencia cambiante de la población hacia una ingesta elevada de alimentos procesados, grasas saturadas y una disminución de consumo de alimentos vegetales y ácidos grasos monoinsaturados denotan, en gran medida, una pérdida del legado cultural que representa la DM11, definida como el patrón de alimentación propio de principios de los años sesenta en los países del área mediterránea donde crecen los olivos (Grecia, sur de Italia y España)12. Su composición se caracteriza por una alta ingesta de alimentos a base de plantas (principalmente grano entero), el aceite de oliva como principal fuente de grasa, cantidades moderadas de productos lácteos, moderado consumo de pescado y carne, moderado consumo de vino consumido con las comidas y un estilo de vida activo13. Recientemente se han añadido aspectos relacionados con hábitos de vida como la sociabilidad, compartir la mesa con familiares y amigos y el ejercicio físico12.

Un mayor consumo de verduras y aceites vegetales, pasta, arroz, pescado, carnes blancas y vino se ha asociado con personas físicamente más activas14. Este planteamiento tiene en cuenta las interacciones probables entre los componentes de la dieta y otros hábitos de estilo de vida, y puede ser más apropiado para identificar factores conductuales que determinen la mejora de la salud4. La dieta más saludable, caracterizada por «frutas, verduras y pescado», la actividad física (AF) moderada en las mujeres y la AF vigorosa en los hombres pueden estar relacionadas con un estado de salud más saludable15-18. Sin embargo, otros estudios no han encontrado asociación entre la DM, el estado de peso y el género19,20.

Otros estudios muestran asociaciones inversas entre los parámetros del estado de peso y la DM así como correlaciones entre la DM y la AF de carácter vigoroso en escolares de primaria5. De forma combinada, se ha descrito una baja presencia de sobrepeso y obesidad entre los escolares y adolescentes cuyo seguimiento de la DM y AF es baja21.

En este sentido, es notoria la importancia que tiene la realización de estudios e investigaciones que ayuden a determinar cuáles son las causas que están más ligadas a la obesidad y sobrepeso infantil2, arrojando datos de interés general que puedan ayudar a prevenir y concienciar sobre este tipo de enfermedades, ya que desafortunadamente de forma similar a muchos otros países europeos se está comenzando a abandonar la DM5.

En base a estos antecedentes consideramos las siguientes hipótesis del estudio: a) no hay dependencia entre el género, la edad y la DM; b) el estado de peso no se relaciona con la DM; c) los escolares con mayor nivel de AF presentan un mayor nivel de DM; d) independientemente del estado de peso, los escolares con mayor AF tienen un mayor seguimiento de la DM (fenómeno «fat but fit»). Este estudio tiene como objetivo analizar si el estado de peso (normopeso, sobrepeso u obesidad), el nivel de AF (baja, media o alta) y la DM (baja, media o alta) se relacionan en escolares de 8 a 17 años.

Material y métodoParticipantes

Se diseñó un estudio de corte transversal-descriptivo expost-facto con una muestra representativa de escolares pertenecientes a 3 centro educativos públicos de la Región de Murcia (España) que presentan un contexto ambiental socioeconómico medio-alto. Finalmente, participaron en el estudio 520 estudiantes (219 niños y 301 niñas, media±desviación estándar: 12,81 años±2,997) que fueron seleccionados de manera no aleatoria y por conveniencia. Se tuvieron en cuenta la protección de datos personales, a los fines de salvaguardar los derechos, la seguridad y el bienestar de los encuestados. Todos los estudiantes participaron de manera voluntaria respetando el acuerdo de ética de investigación de Helsinki (2013).

Variables e instrumentos

El peso y talla se determinaron utilizándose una balanza electrónica (TANITA TBF 300A, EE. UU.) y tallímetro (SECA A800, EE. UU.) con precisión de 100g y 1mm respectivamente, siguiéndose el protocolo de la Sociedad Internacional para el Avance de la Cineantropometría (ISAK por sus siglas en inglés) con personal certificado nivel i, obteniéndose el diagnóstico del estado nutricional por el índice de masa corporal ajustado a la edad y sexo22. Los participantes fueron categorizados en 3 grupos de estado nutricional (normopeso, sobrepeso y obesidad).

Se valoró la DM a través del Test de Adhesión a la Dieta Mediterránea KIDMED. Son 16 preguntas dicotómicas que se deben responder de manera afirmativa/negativa (sí/no). Se calculó una media de las puntuaciones de los participantes en cada ítem que dio como resultado una valoración global, categorizándose a los escolares en 3 grupos: bajo, X≤3; medio, 3<X>8; y alto, X≥8. Las respuestas afirmativas en las preguntas que representan un aspecto positivo en relación suman un punto, mientras que las respuestas afirmativas en las preguntas que representan una connotación negativa restan un punto. Las respuestas negativas no puntúan23.

Para la valoración de la AF se han utilizado los cuestionarios de AF para niños de 8-14 años (PAQ-C)24 y para adolescentes 15-17 años (PAQ-A)25. Ambos son cuestionarios muy sencillos de rellenar que valoran la AF que el niño realizó en los últimos 7 días. Los resultados de este cuestionario se han hallado mediante una medida (equivalentes metabólicos MET) que permiten clasificar a la población en 3 niveles de actividad, de acuerdo a determinados criterios de intensidad y tiempo de AF: baja, moderada y alta26.

Análisis estadístico

La normalidad y homocedasticidad de las distribuciones se obtuvo a través de los estadísticos Kolmogorov Smirnov y Levene respectivamente. Al no observar una distribución normal en parte de las distribuciones de los valores registrados del nivel de AF e índice de adherencia a la DM, según los distintos niveles de las variables sexo e índice de masa corporal se ha optado por un análisis no paramétrico. Para las variables categóricas se han calculado porcentajes. Se han empleado tablas de contingencia y el test de la χ2 de Pearson con análisis de residuos para las variables categóricas. El contraste de muestras independientes se ha realizado mediante las pruebas de Kruskal Wallis. El tamaño del efecto (r) se calculó aplicando la fórmula Z/√N (Z entre raíz cuadrada de N). El nivel de significación se estableció al 5% (p≤0,05). Los datos fueron analizados con el programa estadístico SPSS (v.24.0 de SPSS Inc., Chicago, Illinois, EE. UU.) para Windows.

Resultados

La muestra quedó constituida por 520 alumnos (57,8% mujeres y 42,2% varones), de edad comprendida entre 8-17 años. En la tabla 1 se analiza la calidad de la DM atendiendo al sexo y edad. Se observaron diferencias en la calidad de la DM entre los grupos de edad (X2 (1)=11.403; p<0,010). Los grupos de edad 8-10 y 15-17 años presentan mayor nivel de DM (Md=60), seguido del grupo de edad 11-12 años (Md=52) y 13-14 años (Md=26).

Tabla 1.

Relación entre la calidad de la dieta, la edad y el sexo

    8-10 años
(n=138) 
11-12 años
(n=119) 
13-14 años
(n=82) 
15-17 años
(n=181) 
Total
(n=520) 
Sig. asintótica
(bilateral) 
Calidad de la dieta bajaV  18,3%  31,4%  31,6%  32,9%  28,3% 

(p<0,010)
M  21,8%  23,5%  43,2%  40,5%  33,2% 
Calidad de la dieta mediaV  40%  31,4%  28,9%  27,1%  32% 
M  33,3%  23,5%  31,8%  30,6%  29,9% 
Calidad de la dieta altaV  41,7%  37,3%  39,5%  40%  39,7% 
M  44,9%  48,5%  25%  28,8%  36,9% 

En la tabla 2 no se observaron diferencias en la DM y el estado de peso (X2 (1)=1,750; p<0,417). Sin embargo, se percibe una disminución de la calidad de la dieta baja conforme aumenta el estado de peso.

Tabla 2.

Relación entre la calidad de la dieta y el estado de peso

    Normopeso
(n=316) 
Sobrepeso
(n=166) 
Obesidad
(n=38) 
Total
(n=520) 
Sig. asintótica
(bilateral) 
Calidad de la dieta bajaV  31,3%  25,7%  20%  28,6% 

(p<0,417)
M  31,2%  39,1%  26,1%  33,2% 
Calidad de la dieta mediaV  32,1%  32,4%  26,7%  31,8% 
M  28,5%  31,5%  34,8%  29,9% 
Calidad de la dieta altaV  36,6%  41,9%  53,3%  39,5% 
M  40,3%  29,3%  39,1%  36,9% 

En la tabla 3 se muestran diferencias en la DM entre el nivel de AF (X2 (1)=32.653; p<0,000). El grupo de AF medio presenta una mayor DM (Md=160), seguido del grupo de AF bajo (Md=31) y por último el grupo de AF alto (Md=7).

Tabla 3.

Relación entre la calidad de la dieta y el nivel de AF

    AF bajo
(n=145) 
AF medio
(n=365) 
AF alto
(n=11) 
Total
(n=520) 
Sig. asintótica
(bilateral) 
Calidad de la dieta bajaV  46,5%  23,8%  40%  28,6% 

(p<0,000)
M  48%  26,4%  0%  33,2% 
Calidad de la dieta mediaV  30,2%  32,6%  20%  31,8% 
M  31,4%  29,5%  16,7%  29,9% 
Calidad de la dieta altaV  23,3%  43,6%  40%  39,5% 
M  20,6%  44%  83,3%  36,9% 

Para completar el análisis de la calidad de la DM, se determinó también si estaba relacionada con el estatus de peso y el nivel de AF de manera conjunta (tabla 4). Se muestran diferencias en la DM entre el estado de peso y el nivel de AF (X2 (1)=31,799; p<0,000). El grupo normopeso/activo presenta una mayor calidad de la DM (Md=104), seguido del grupo sobrepeso-obesidad/activo (Md=63), normopeso/no activo (Md=19) y sobrepeso-obesidad/no activo (Md=12).

Tabla 4.

Relación combinada entre el estatus de peso y actividad física con la calidad de la dieta

    A (n=239)  B (n=77)  C (n=136)  D (n=68)  Total
(n=520) 
Sig. asintótica
(bilateral) 
Calidad de la dieta bajaV  28,2%  47,6%  17,95  45,5%  28,6% 

(p<0,000) 
M  23,1%  50%  30,4%  45,7%  33,2%   
Calidad de la dieta mediaV  33,6%  23,8%  29,9%  36,4%  31,8%   
M  29,2%  26,8%  29%  37%  29,9%   
Calidad de la dieta altaV  38,2%  28,6%  52,2%  18,2%  39,5%   
M  47,7%  23,2%  40,6%  17,4%  36,9%   

A=normopeso/activo; B=normopeso/ no activo; C=sobrepeso-obesidad/activo; D=sobrepeso-obesidad/ no activo.

Discusión

Este estudio pretende analizar si el estado de peso (normopeso, sobrepeso u obesidad), el nivel de AF (baja, media o alta) y la adherencia a la DM (baja, media o alta) se relacionaban en una muestra de escolares españoles de 8 a 17 años. Los análisis χ2 cuadrado y H de Kruskal-Wallis efectuados ponen de manifiesto una asociación positiva entre la AF y la DM, confirmando la hipótesis de que aquellos escolares físicamente más activos presentan una mejor adherencia a la DM independientemente de su estado de peso (véase tabla 4). Estos hallazgos pueden ser explicados a través del fenómeno «fat but fit», el cual refleja la paradoja que aquellas personas en sobrecarga ponderal pero que presentan unos niveles de AF aceptablemente elevados podrían tener unos efectos beneficiosos presentes y futuros en el estado de salud, en comparación con aquellos que poseen un mismo nivel de sobrepeso u obesidad, pero su estado de forma física es peor27.

Parece, por lo tanto, que la idoneidad del estado físico es la principal estrategia para reducir el riesgo de mortalidad en la amplia población con sobrepeso u obesidad5 y contribuir a la obtención de un peso corporal saludable6.

La región mediterránea ha experimentado recientemente una transición hacia un patrón de dieta más occidentalizado y la dieta utilizada muestra diferencias significativas entre los distintos países de la zona según cuál sea su contexto agrícola y cultural4, por ello, algunos estudios atribuyen que esta asociación entre la AF y la DM puede estar condicionada por la zona geográfica en la que viven los participantes, su nacionalidad, el nivel socioeconómico y nivel de AF28,29, ya que vivir cerca de centros acomodados para la realización de ejercicio físico y un contexto donde se ingiera una dieta equilibrada ayuda a mantener un estilo de vida saludable2.

Estos resultados adquieren mayor importancia al tratarse de una población infantojuvenil, ya que es una evidencia que los patrones de vida durante la infancia y adolescencia perduran durante la vida adulta, por lo que en estos periodos transcendentales en la consolidación de la personalidad del individuo y consecuentemente en su estilo de vida es necesario conocer la influencia de la DM con variables de riesgo para la salud y favorecer la «paradoja mediterránea»6,14.

Además, este estudio mostró que la edad influye en la DM (p<0,010). Se observó que el grupo de edad 8-10 y 15-17 años presentan una mejor DM (Md=60) que los grupos de 11-12 y 13-14 años (Md=52; Md=26, respectivamente). De igual modo, cabe destacar un incremento de la DM baja conforme aumenta la edad y unos porcentajes más elevados de la DM alta para ambos sexos (véase tabla 1). Otros estudios que analizaron la DM en función de la edad y el sexo en poblaciones europeas han hallado resultados similares; mostrando la mayoría una DM óptima por parte de los escolares sin haber significación respecto al género2,5,20 y existiendo una clara tendencia hacia el abandono del estilo de vida mediterráneo29, pudiendo influir este aspecto en el aumento del estado de peso en niños con edad escolar2.

Sin embargo, no se encuentra una tendencia clara al analizar los valores antropométricos en función de la DM, ya que en la mayoría de los estudios que analizan estos índices no hallan diferencias significativas entre grupos respecto a la DM19,28,30,31. Resultados semejantes con los obtenidos en este estudio donde no existe relación de dependencia entre la DM y el estado de peso (p<0,417). Sin embargo, se percibe una disminución de la DM baja conforme aumenta el estado de peso, siendo los varones con sobrepeso-obesidad quienes presentan unos valores superiores en la DM alta respecto a las chicas (véase tabla 2). Esa falta de consistencia en estas relaciones puede deberse a participantes con sobrepeso u obesidad que cambian sus dietas en el momento del estudio, la influencia de otros factores como los mencionados efectos previos o diferenciales de la AF28.

En este sentido, existe la necesidad de realizar estudios longitudinales de carácter experimental sobre el estado de peso y sus causas en la sociedad actual, ya que aunque la población esté cada vez más concienciada sobre la importancia de encontrarse dentro del normopeso, sigue siendo uno de los temas con más polémica social9.

En la tabla 3 de este estudio se muestra una asociación entre la DM y el nivel de AF (p<0,000) siendo el grupo de AF media quien presenta una mayor DM (Md=160). Asimismo, se aprecia porcentajes más elevados en la AF alta para ambos sexos en la DM alta. Estos resultados difieren de otras investigaciones31 y coinciden con otras, evidenciando el papel de la AF en la modificación de la asociación entre la DM y perfil lipídico4. Estas relaciones indican que los niños con hábitos alimenticios saludables tienen mayor probabilidad de ser físicamente activos y participar en menos conductas sedentarias9,14.

Por tanto, aumentar el grado de adherencia a la DM y AF vigorosa pueden ser estrategias educativas destinadas a prevenir las comorbilidades posteriores relacionadas con la obesidad, ya que la aplicación de programas orientados al aumento de los niveles de AF ha generado una disminución del estado de peso y un aumento en la DM10,32,33.

Se pueden diferenciar 2 tipos de intervenciones para la prevención de la obesidad en escolares; por un lado, aquellas intervenciones centradas en aumentar los niveles de AF, y por otro, aquellas que introducen además una parte de educación y valoración nutricional34. En la enseñanza reglada cabe plantearse la posibilidad de incluir materias de dietética y nutrición humana en los currículum educativos con el fin de la adopción de estilos de vida óptimos que permitan una mejora en el estado de salud14,35. El área de Educación física debe fomentar la adquisición de estos hábitos y patrones de comportamiento saludables que perduren a lo largo de la vida19,36. Además, debe ser implicar a los ámbitos familiar, escolar y sanitario para crear un medio favorable donde se incrementen las oportunidades para la realización de AF14,37.

La DM ha sido investigada en niños y adolescentes en multitud de países, pero este es el primer estudio que examina la posible influencia entre la asociación combinada entre el estado de peso y la AF con la DM en una amplia muestra de escolares de 8-17 años pertenecientes a la Región de Murcia. Otros estudios han informado sobre la causa-efecto que conlleva una adherencia a la DM, explorando con métodos más objetivos, tales como el nivel de condición física, la presión arterial, las medidas antropométricas y hábitos saludables relacionados con el seguimiento de la DM. No obstante, se puede indicar que tanto el IPAQ como el test KIDMED son cuestionarios validados y tienen aceptables propiedades de medición para su uso en contextos variados23–25.

Como limitación inherente en estudios relacionados con la dieta, no se puede descartar los sesgos de notificación debidos a la conveniencia social de sobreinformar del consumo de alimentos más saludables e infranotificar el consumo de los alimentos menos favorables. En futuros estudios se debe tener en cuenta el registro del estatus socioeconómico de la familia, ya que esta variable puede condicionar el grado de asociación con la DM.

A la vista de los resultados obtenidos se concluye que la DM no está influida por el sexo y el estado de peso; pero sí mantiene una relación de dependencia la DM con aquellos escolares en normopeso y activos físicamente. Asimismo, se confirma el fenómeno «fat but fit» aplicado a la DM, por lo que dada la relación de un estilo vida saludable y un mayor bienestar mental, la DM debería promoverse entre los jóvenes de todo el mundo. El énfasis se debe realizar en aumentar los niveles de AF, disminuyendo los comportamientos sedentarios y, por supuesto, fomentar hábitos alimenticios saludables5,37,38.

Responsabilidades éticasProtección de personas y animales

Los autores declaran que los procedimientos seguidos se conformaron a las normas éticas del comité de experimentación humana responsable y de acuerdo con la Asociación Médica Mundial y la Declaración de Helsinki.

Confidencialidad de los datos

Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes.

Derecho a la privacidad y consentimiento informado

Los autores han obtenido el consentimiento informado de los pacientes y/o sujetos referidos en el artículo. Este documento obra en poder del autor de correspondencia.

Conflicto de intereses

No conflicto de intereses.

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