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Vol. 28. Núm. 1.
Páginas 1-2 (Enero - Junio 2017)
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Editorial
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Podología con factor de impacto
Podiatry with impact factor
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Javier Pascual Huerta
Clínica del Pie Elcano, Bilbao, España
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Una historia. El pasado congreso nacional en San Sebastián estuve charlando en uno de los descansos con un compañero acerca de la nueva Revista Española de Podología, los cambios que se habían introducido y el nuevo rumbo que se le quería dar a la revista. Le animé a que mandara artículos a la revista siempre que tuviera estudios o casos interesantes y que pudieran ayudar a la profesión, y le comenté que en la revista estaríamos encantados de poder publicarlos y haríamos todo lo que estuviera en nuestras manos para dar a su artículo la mejor calidad posible. Amablemente me comentó que nos ayudaría en todo lo que pudiera y que mandaría artículos para publicar añadiendo: «tengo casos clínicos muy interesantes para publicar en la revista; hombre, como comprenderás, estudios originales no…». No me dijo por qué, pero se sobreentendía que quería mandar sus mejores trabajos a revistas con mayor impacto, y no enviarlos a una revista sin índice de impacto como la nuestra. Esta historia me hizo comenzar una doble reflexión.

Por un lado, la reflexión que me surgió fue ¿por qué decidimos mandar nuestros mejores trabajos a una determinada revista con impacto y no a otra sin impacto? Actualmente los autores, editores y científicos en general convivimos en una relación de «amor-odio» con el famoso índice o factor de impacto. Los factores de impacto son simplemente mediciones que tratan de catalogar la calidad de las revistas científicas permitiendo la comparación entre ellas. El índice de impacto más conocido y más utilizado en los procesos de evaluación de la actividad investigadora es el factor de impacto del Journal Citation Reports (JCR). Este factor de impacto es un cociente que se basa en 2 elementos: a) el numerador es el número de citas que reciben los artículos publicados en los 2 últimos años en una determinada revista durante el presente año; y b) el denominador es el número de artículos publicados por la revista en dicho año. Aunque originariamente se concibió como una ayuda para los bibliotecarios a la hora de decidir las suscripciones más rentables a revistas, este índice se ha convertido actualmente en una medición para clasificar de la calidad de las revistas científicas, y actualmente es el método utilizado internacionalmente para determinar la reputación de una revista.

Pero ¿qué estamos buscando los autores cuando queremos publicar en revistas de mayor índice de impacto vs. revistas sin índice de impacto? Teóricamente, cuando un autor intenta publicar su trabajo en una prestigiosa revista con alto impacto está buscando el máximo número de lectores posible. Los autores esperan aprovechar la visibilidad de esa revista para captar lectores y dar mayor difusión a sus trabajos, y así poder expandir más el conocimiento científico que han generado. Al menos esa es la idea inicial. Sin embargo, esto no es siempre así, y desde el punto de vista de los autores el índice de impacto ha cogido en los últimos años una relevancia excesiva en aspectos que no le corresponden, convirtiéndose en un índice utilizado para tareas para las que no está diseñado1–3. En muchos centros las valoraciones del rendimiento laboral, académico o profesional se centran en este número, que puede ejercer una influencia desproporcionada sobre el avance de las carreras profesionales. Los puestos laborales en algunas universidades no comienzan a procesarse hasta que los solicitantes no tienen publicados uno o varios artículos en revistas de alto impacto dentro de su campo como autores principales. En otros centros la posición laboral de un empleado se mantiene cuando la suma de los factores de impacto de las revistas en las que ha publicado durante un determinado tiempo se mantiene en un cierto umbral; si no se alcanza ese umbral esto puede influir en el avance profesional de dicho empleado. La universidad en la que yo trabajé como profesor ofrecía incentivos económicos a aquellos profesores que publicaran en revistas de impacto. Esto son solo ejemplos, pero la obsesión con este número es tal que algunos pretenden utilizar esta cifra (fácil y simple de interpretar) para medir la calidad de un artículo, e incluso la de los autores en función del número de publicaciones en revistas de impacto.

El factor de impacto no es un índice de medición de la calidad de un artículo, ni siquiera es un índice que ayude a comparar las contribuciones académicas de diferentes autores, como pretenden algunas universidades o instituciones. Únicamente es una medición de la media de citaciones que posee una revista en este último año con respecto a sus artículos publicados en los 2 últimos años. Admitámoslo, sería irreal pensar que la elección de una revista con impacto o sin impacto para publicar nuestros artículos no es importante; sin embargo, podríamos reformular la pregunta y decir: cuando los autores buscamos publicar en revistas de alto impacto ¿buscamos visibilidad a nuestros trabajos o buscamos reconocimiento personal (también llamado irónicamente «impacto personal»)? La comunidad científica es cada vez más consciente de este problema y del abuso de la influencia del factor de impacto, y ha comenzado a tomar medidas sobre el uso indebido de este en la vida científica y académica3–5.

Por otro lado, la segunda reflexión evidente de todo este proceso es ¿cuál es el papel que desempeña nuestra revista en este proceso? En el último año, y desde que soy redactor jefe de la revista, aparte de la historia que he relatado al comienzo, en 4 ocasiones diferentes me han comentado compañeros con los que había estado hablando la posibilidad de publicar sus trabajos de investigación, y finalmente han rechazado la opción de publicar en nuestra revista buscando otra revista con «mayor impacto». Algunos compañeros simplemente me han llamado para preguntar si la revista está en JCR, y después de decirles que no me han contestado: «Vale, gracias… buscaré otra que sí que esté…». Otro compañero incluso me ha comentado abiertamente estas palabras: «No te preocupes, si no lo aceptan para publicar en una revista de impacto, ya lo mandaremos a la Revista Española de Podología…». Revista Española de Podología es, hasta la fecha, una revista sin indexación en el JCR, es decir, sin índice de impacto. ¿Qué papel desempeña una revista sin índice de impacto dentro de este sistema? Es evidente que uno de los objetivos finales de la revista es conseguir la indexación en el JCR, y es uno de los objetivos por los que trabajamos e intentamos mejorar su calidad. Sin embargo, la consecuencia para nuestra revista de todo este proceso es clara. Si enviamos nuestros mejores artículos a publicar en otras revistas (yo entono el mea culpa el primero) y dejamos los artículos de menos calidad para publicar en la nuestra, esta nunca será una revista con calidad suficiente como para optar a entrar en JCR y conseguir el famoso factor de impacto para la revista. Es simple y evidente.

Bibliografía
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T.A. DePellegrin, M. Johnston.
An arbitrary line in the sand: Rising scientists confront the impact factor.
Genetics, 201 (2015), pp. 811-813
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Graham B. 2005 Impact factors and academic careers: Insights from a postdoc perspective [consultado 3 Ene 2017]. Disponible en: http://blogs.biomedcentral.com/bmcblog/2015/06/17/impact-factors-academic-careers/
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B. Pulverer.
2013 Impact fact-or-fiction.
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Dawson S. 2014 Article vs journal Impact–Perspective from PLoS One editorial director Damian Pattinson [consultado 5 Ene 2017]. Disponible en: http://blog.scienceopen.com/2014/07/article-vs-journal-impact/
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I.M. Verma.
Impact, not impact factor.
PNAS, 112 (2015), pp. 7875-7876
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