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Vol. 46. Núm. 182.
Páginas 113-116 (Abril - Junio 2017)
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Páginas 113-116 (Abril - Junio 2017)
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Una perspectiva panorámica de la historiografía de la educación en México (2002-2011)
A panoramic perspective on the historiography of education in México (2002-2011)
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Silvia Figueroa Zamudio
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Morelia, México
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Como investigadora de la educación, me congratulo por la publicación de la obra titulada Historia e historiografía de la educación en México. Hacia un balance 2002-2011 coordinada por María Esther Aguirre Lora, trabajo que representa un ejercicio amplio de planeación, de organización, de compilación y de edición de las investigaciones relacionadas con la educación y realizadas principalmente entre los años 2002 y 2011, cuyos resultados fueron presentados por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (comie) y aprobados para publicarse bajo el sello de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (anuies), con el objeto de ofrecer un panorama bastante esclarecedor en torno al statu quo de la historiografía de la educación en la actualidad.

Lo primero que podemos apuntar es que se trata de un libro muy útil —y me atrevo a decir indispensable— para todo investigador que dedique su labor a la historia de la educación en México; como sabemos, permanecer actualizado resulta una exigencia elemental en cualquier disciplina académica.

La publicación inicia con una atinada introducción de María Esther Aguirre Lora, quien nos explica el largo proceso para reunir el voluminoso acopio de información y la metodología para hacerlo, para después escribir un consistente y altamente fundamentado recorrido por la historiografía de la educación en México. Comienza por la misma configuración del campo disciplinar y atiende las condiciones de producción académica; aclara las tendencias y rumbos de la actividad en el presente, advirtiendo sobre los retos que la actualidad nos impone:

[...] nuestra sociedad actual, sometida a los vaivenes del neoliberalismo y de los proyectos globalizadores que homogeneizan las distintas formas de la vida social y cultural, por fuerza, se afianza para comprender la construcción de identidades colectivas, en un retorno a lo local donde el sujeto deviene en campo de estudio, siendo motivo de lecturas renovadas, como la exploración de la subjetividad a partir de la visibilidad de los sentimientos (Tomo I: 49).

Con lo cual la autora da cuenta clara de la complejidad de los retos que se presentan en la tarea investigativa actual en materia educativa.

La obra consta de dos tomos, y el primero contiene 9 capítulos; de éstos, los dos primeros aparecen dedicados a la organización y la apertura de nuevos repositorios que, en su conjunto, han quedado denominados como «Vestigios del pasado». Dentro del primer tramo de la obra, sus autores —Belinda Arteaga Castillo y Jesús Márquez Carrillo— nos llevan a ponderar la nodal importancia que representan los repositorios documentales para la labor investigativa; Belinda Arteaga, en su aportación titulada «Los archivos históricos de las escuelas normales: un parteaguas para la historia de la formación de los maestros mexicanos», nos indica:

La consulta de archivos institucionales, estatales, municipales y locales permitió avanzar a la historia regional al tiempo que posibilitó a los historiadores de la educación develar proyectos educativos, actores, formas de organización de lo escolar, miradas y discursos sobre la escuela mexicana, ignotos en décadas anteriores (Tomo I: 86).

El segundo tramo del primer volumen se denomina «Balance regional y de conjunto. Del análisis temático al balance regional. Un acercamiento a la producción»; consta de 7 capítulos en los cuales se aborda inicialmente la producción historiográfica a través de cortes geográficos claramente delimitados. El recorrido empieza por «La historiografía de la educación en las regiones norte y noroeste. Libros y capítulos», texto elaborado por un conjunto de cuatro investigadores —Guillermo Hernández Orozco, Jesús Adolfo Trujillo Holguín, Francisco Alberto Pérez Piñón y Martha Esther Larios Guzmán—, quienes estuvieron a cargo también del siguiente capítulo dedicado a las regiones occidente y centro-norte; fue gratamente revelador observar que en estas regiones la entidad federativa con mayor producción analizada de libros y de capítulos de libros fue Michoacán, y además: «La producción individual de las instituciones tienen su punto más alto en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo que concentra 18.5% de la producción total de la región» (Tomo I: 161).

El capítulo 5 —elaborado por Alma Elizabeth Vite Vargas y Gonzalo Aquiles Serna Alcántara— está dedicado a la región centro y el capítulo 6 —una aportación de Roger Alonso Domínguez Saldívar, Jorge Isidro Castillo Caché, José Enrique Serrano Catzim y Manuel Uc Sánchez— a las regiones centro-sur, sureste y golfo, con lo cual se termina este recorrido por la producción historiográfica en las regiones del país.

«Rasgos y tendencias de la diversidad. Un estudio sobre las revistas y los artículos» es el capítulo 7 escrito por María Guadalupe García Alcaraz y Cirila Cervera Delgado, quienes hacen un análisis con gran precisión de la amplísima producción histórico-hemerográfica del periodo en cuestión. Nos deja conclusiones muy interesantes: se hace notar, por ejemplo, la influencia cada vez mayor de la historia de la cultura escolar; asimismo, existe un mayor vínculo con la etnografía histórica, y en este tenor, las autoras exponen un avance sobre la nueva historia de las ideas pedagógicas y el desarrollo de los temas de género focalizados fundamentalmente en cómo se construye lo femenino desde y en las instituciones educativas.

Las tesis de posgrado han resultado una muy importante contribución a la historiografía de la educación en este nuevo siglo; los temas más recurrentes en estas fuentes son: el magisterio en servicio, su formación en las escuelas normales, la construcción de las identidades sociales tanto en el ámbito urbano como en el rural, los programas escolares, los libros de texto, las instituciones educativas y la evaluación, y así se muestra en los capítulos 8 y 9 denominados «Aproximaciones a las tesis de posgrado» de Elvia Montes de Oca Navas y de Flor Marina Pérez López, respectivamente.

El primer tramo del segundo volumen está dedicado a los foros de comunicación y de intercambio de conocimiento; consta de dos capítulos, el 10 denominado «La escritura de la historia de la educación en los congresos de la Somehide: de la centralización profesional a la descentralización del campo disciplinar» de René Amaro Peñaflores y María del Refugio Magallanes Delgado, y el 11, «La presencia de la historia de la educación en los congresos del comie» de Adelina Arredondo con la colaboración de Elvira Alvear Cortés. En estos estudios se evalúan las características metodológicas dominantes, las temáticas y los intereses académicos, los participantes e instituciones; se desprenden variadas reflexiones y son de especial interés las conclusiones acerca del campo disciplinar de la historia de la educación; éste ha tenido un crecimiento notorio sobre todo a partir del año 2012 e incluso se considera que ha alcanzado su consolidación, además de que son especialmente relevantes los procesos de feminización de la educación pública en México en los niveles básico y superior.

La obra dedica un segmento a los trabajos historiográficos especializados, con temas variados, pero todos de alto nivel académico; destaca la información vertida en torno a la historiografía producida en instituciones de educación superior, la perspectiva de género, la educación rural, las escuelas normales y la educación no formal.

«Tres miradas» es el título con que se denominó al último tramo de la obra; en él encontramos tres trabajos de muy diferente temática, cuyo elemento conductor radica en la educación. El primero de este segmento es el capítulo 18, «La escuela en la literatura» de Martha Isabel Leñero Llaca, donde de manera muy innovadora la autora acude a la obra literaria que evoca a la educación como fuente de reflexión:

[...] es necesario explorar, en primer lugar, el enigma de la ficción. Para ello, necesitamos pensar y preguntarnos si en la ficción se cuenta otra historia de la educación, qué tan distinta podría ser de la historia real que estamos en posibilidades de reconstruir e interpretar a través de otras fuentes documentales, qué sentidos guardaría y qué significados podría devolvernos (Tomo II: 317).

Por lo anterior, resulta interesante y constructivo preguntarnos: ¿Qué imaginarios de lo escolar produce la literatura? La autora nos indica que es de llamar la atención que la evocación literaria de la educación, en su mayoría, sea negativa, y termina con un ejercicio de análisis práctico de la obra Balún-Canán de Rosario Castellanos.

A continuación, en el capítulo 19 se presenta una semblanza de lo que fue durante los años 2004 al 2008 la revista Memoria, Conocimiento y Utopía, antecedente de la actual Revista Mexicana de Historia de la Educación; en esta aportación, las autoras Malena Alfonso Garatte, Georgina Ramírez Hernández y Karina Rosas Díaz describen las características generales de la publicación, los autores que contribuyeron y las principales temáticas. En reconocimiento a esta revista nos dicen: «[…] esta publicación supo cobijar, atesorar y difundir las palabras de quienes ya no están entre nosotros, para convertirlas en legados que deberán de ser conquistados por las siguientes generaciones» (Tomo II: 347).

Finalmente, la obra termina con el trabajo denominado «Memoria y magisterio: las funciones de la Casa de la Historia de la Educación de Yucatán», donde los autores describen cómo este centro se ha convertido en un importante espacio cultural y académico, estableciendo las bases para la conservación y la divulgación del patrimonio educativo en su región.

La edición se hace acompañar de un disco compacto con toda la información bibliográfica de lo que significó, a decir de los autores, un esfuerzo por poner a disposición de los historiadores —así como de los interesados en este campo— la producción realizada en el curso de la década 2002-2011, y que se logró reunir mediante el registro de dos bases de datos realizadas ex professo para la elaboración del estado del conocimiento. Se trata de un excelente y útil instrumento que facilitará la labor a los investigadores.

Como hemos comentado, el libro representa un enorme trabajo de registro, de selección, de compilación y de edición; en él se expone lo más selecto de los estudios sobre la historia y la historiografía de la educación en el país durante los últimos años. Tenemos en nuestras manos un valioso aporte al conocimiento de la educación nacional y, sin duda, en su conjunto, los trabajos realizados contribuirán notablemente a mejorar las políticas educativas en México.

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