Introducción
La afectación mediastínica es un dato esencial en el planteamiento quirúrgico de pacientes con cáncer de pulmón. La mediastinoscopia es la técnica que ofrece mayor exactitud diagnóstica 1,2 pero su principal limitación, además de ser una técnica invasiva, es la poca accesibilidad a estaciones linfáticas subcarínicas, donde frecuentemente metastatizan los tumores del lóbulo inferior y medio del pulmón derecho 3. La mediastinoscopia cervical muestra para la detección de enfermedad mediastínica unos valores de sensibilidad y especificidad de 0,81 (0,76-0,85) y 1,00, respectivamente 4. La indicación principal de la tomografía axial computarizada (TAC) es la sospecha de afectación de grupos linfáticos accesibles 5. Otras técnicas propuestas para la estadificación mediastínica son la punción con aguja fina transbronquial o transtorácica 4, la punción-aspiración con guía ecográfica transesofágica 6 y, para grupos inaccesibles a mediastinoscopia, la biopsia con aguja fina mediante toracoscopia 7.
La evaluación del tumor primario en pacientes con cáncer de pulmón se realiza con TAC torácica preferiblemente helicoidal y con contraste intravenoso 8-10. Los criterios radiológicos utilizados para evaluar la afectación mediastínica incluyen 11: a) diámetro del ganglio ≥ = 1 cm con necrosis central y/o rotura capsular; b) diámetro del ganglio ≥ = 2 cm, independientemente de su aspecto. Silvestre et al 12 y Toloza et al 4 describieron unos valores de sensibilidad y especificidad diagnóstica para la TAC en la predicción de afectación mediastínica de cáncer de pulmón de células no pequeñas (CPCNP) de 0,60 (0,51-0,68) y 0,81 (0,74-0,76), respectivamente. En un estudio realizado por las Sociedades Europea y Americana de cirujanos torácicos 13, se puso de manifiesto que el 5-15% de pacientes T1N0 (TAC) presentaba afectación tumoral mediastínica postoperatoria.
La resonancia magnética (RM) no aporta información adicional significativa a la TAC, pero es superior a ella en algunas situaciones, por ejemplo en la invasión de la pared torácica, la diseminación tumoral en mediastino y la afectación de estructuras vasculares y nerviosas en ápex pulmonar en tumores de sulcus superior 14. La RM adolece de las mismas limitaciones que la TAC en la estadificación mediastínica. Esporádicamente, la RM se utiliza para detectar cambios estructurales en linfáticos no debidos al tumor y también es posible que la infiltración ganglionar no se acompañe de cambios estructurales, lo que explica que el uso clínico de la RM para este propósito no esté extendido 15.
Varios estudios sugieren que la tomografía por emisión de positrones con 18F-flúor-deoxi-glucosa (FDG-PET) puede tener una alta sensibilidad y especificidad en la detección de la afectación ganglionar mediastínica y la diseminación extratorácica de la enfermedad 16. También se ha utilizado para diferenciar entre viabilidad tumoral y fibrosis en aquellos pacientes que han recibido radioterapia (RT) y/o quimioterapia 17. Además, recientemente se ha sugerido que la mediastinoscopia prequirúrgica podría excluirse en aquellos pacientes que no presenten afectación mediastínica en la FDG-PET 18. No obstante, aún no se han realizado estudios prospectivos aleatorizados que comparen la TAC, la FDG-PET y la estadificación quirúrgica. Por ese motivo, la estadificación en el acto quirúrgico sigue siendo el procedimiento estándar en pacientes con cáncer de pulmón.
La elección del tratamiento apropiado en el CPCNP está íntimamente relacionada con la extensión del tumor. En pacientes con estadio clínico IA (T1 N0 M0) a IIB (T2 N1 M0, T3 N0 M0) según la clasificación TNM se recomienda la exploración de ganglios hiliares y mediastínicos 19. Si la cirugía no está indicada, el tratamiento propuesto es la RT con intención curativa. En pacientes con estadio IIIA (T3 N1 M0, T1-3 N2 M0) la combinación de cirugía, RT y quimioterapia es controvertido y se ha propuesto quimioterapia neoadyuvante con la posibilidad de cirugía radical de rescate. Los pacientes con estadio IIIB (T4 N0-3 M0, T1-4 N3 M0) o con estadio IIIA irresecable se tratan con quimioterapia y RT torácica administradas de forma secuencial o concurrente. Por último, en ensayos prospectivos, la RT combinada con quimioterapia en pacientes con enfermedad localmente avanzada (estadio IIIB) tiene una mayor supervivencia frente a la RT aislada 20.
La situación descrita traduce la necesidad de una estadificación precisa previa a la elección del tratamiento. Nuestra hipótesis de trabajo propone que el uso sistemático de la FDG-PET en una población con alta probabilidad de presentar un CPCNP potencialmente resecable, puede tener relevancia clínica a la hora de seleccionar candidatos a resección quirúrgica y puede mejorar los resultados del tratamiento.
El objetivo principal del presente estudio es comparar en términos de validez diagnóstica el empleo de la TAC y la FDG-PET en la estadificación mediastínica pre-quirúrgica en pacientes con CPCNP. Como objetivos secundarios se analizarán la información colateral que pudiera obtenerse en lo referente a la posible eficacia de la FDG-PET en la caracterización de un nódulo pulmonar sospechoso de malignidad y los cambios introducidos por la FDG-PET en la estadificación intra o extratorácica de estos tumores, y se estimará el posible impacto clínico de la introducción de la FDG-PET en el tratamiento de pacientes con CPCNP.
Material y métodos
Población: criterios de selección
La población de estudio ha sido constituida por una cohorte prospectiva de casos tratados por el Departamento de Cirugía Torácica del Hospital Virgen de las Nieves en Granada, hospital de referencia en cirugía torácica en Andalucía oriental. Los criterios de selección fueron la alta sospecha clínica o diagnóstica de CPCNP potencialmente resecable con intención curativa de carcinoma broncogénico no microcítico, sin evidencia clínica, radiológica o gammagráfica de metástasis a distancia, y sin contraindicación médica para cirugía curativa.
La cohorte fue seleccionada mediante un reclutamiento secuencial no aleatorizado desde el 1 de marzo de 2002 hasta el 31 de enero de 2004. El cálculo del tamaño muestral se basó en el estudio de Pieterman et al 21 y la información localmente disponible 22. El estudio se diseñó para detectar diferencias de sensibilidad entre la FDG-PET y la TAC del 35% con un intervalo de confianza del 95%, asumiendo para la TAC una sensibilidad del 60% 22. Si se considera que la infiltración linfática en mediastino ocurre en el 25-30% de los pacientes con CPCNP, la mínima muestra necesaria era de 100 pacientes.
Métodos de estadificación
La estadificación se llevó a cabo siguiendo el procedimiento habitual de nuestro hospital, incluyendo: fibrobroncoscopia (Olympus SM-2 de 5 mm) con aspirado y/o biopsia cuando fue posible en lesiones centrales; aspiración transtorácica con aguja fina en lesiones periféricas; y TAC toracoabdominal con contraste (CT-Sytec-GE o Philips Secura). Se incluyó también una FDG-PET (Siemens ECAT-EXACT 47).
Para el estudio PET, se inyectó una dosis intravenosa de 370 MBq (10 mCi) de 18F-FDG y, tras un período de reposo de 60 min, se adquirieron imágenes en 2-D desde el cráneo hasta la región inguinal con el paciente en decúbito supino. Las imágenes de emisión y transmisión fueron reconstruidas con corrección de la atenuación mediante algoritmos iterativos tipo-OSEM.
Las imágenes obtenidas se presentaron en planos axial, coronal y sagital y fueron interpretadas cualitativa y semicuantitativamente por un especialista en medicina nuclear sin conocimiento de los resultados de otras modalidades. Se analizaron cualitativamente las imágenes, informando como patológico cualquier depósito de mayor intensidad que el que presenta normalmente el mediastino. La localización topográfica de los nódulos linfáticos informados como patológicos se hizo acorde a las estaciones linfáticas propuestas por Pieterman et al 21 y basadas en la clasificación de Mountain-Dresler 19. En el análisis de la actividad metabólica en el resto del organismo se tuvo en cuenta la captación fisiológica en el hígado, el tracto urinario y la vejiga. Del mismo modo, cualquier foco hipermetabólico fuera de estos sitios fue considerado como patológico.
El grado de captación del tumor primario y las posibles adenopatías mediastínicas se determinaron de forma semicuantitativa mediante el cálculo del Standard Uptake Value (SUV) como A/B, donde A es la proporción entre la dosis corregida por desintegración y la captación del tumor y B es la proporción entre la dosis y el peso del paciente. Los resultados tienen un valor adimensional. El valor del SUV sirvió para completar el análisis cualitativo de las imágenes, pero nunca para establecer categóricamente si una lesión era benigna o maligna.
En aquellos pacientes que se operaron el diagnóstico definitivo fue el estudio histopatológico de la pieza quirúrgica. En los pacientes que no se intervinieron debido a que la FDG-PET detectó metástasis a distancia, el diagnóstico se confirmó por estudios de imagen (ultrasonografía/TAC/RM) y siempre que fue posible mediante biopsia.
La afectación mediastínica se consideró como afectación de grupos linfáticos 21 y no como ganglios concretos, clasificándose los pacientes como N1, N2 o N3. La validez diagnóstica se obtuvo comparando los resultados de la TAC y la PET con el diagnóstico definitivo, calculando la sensibilidad, la especificidad y el valor predictivo positivo y negativo. Todas las estimaciones se obtuvieron con un intervalo de confianza del 95%.
Resultados
La población de estudio se compuso de 108 pacientes, 101 hombres (93,5%) y 7 mujeres (6,5%), con una edad media de 63 años (35-75 años); el 64% de los pacientes se encontraba entre 55 y 65 años; el 95% de los pacientes era fumador. Una pequeña fracción había tenido una exposición prolongada al carbón (2,7%) o al asbesto (3,7%). El cuadro clínico predominante fue la hemoptisis (37%), el dolor costal (35%) y el síndrome constitucional (29%). En el 60% de los casos el tumor primario estaba localizado en el lóbulo superior, mientras que en el lóbulo inferior asentaba el 40% de ellos. El 34% de los tumores apareció en el lóbulo superior del pulmón derecho. Ninguno de los pacientes incluidos en el estudio presentó lesiones multifocales. La figura 1 muestra un organigrama de flujo de la población de estudio, subgrupos de clasificación y análisis y actitud clínica (resumidamente) acorde a dicha clasificación.
Fig. 1. Organigrama de flujo de los pacientes, tratamiento recibido y resumen de los resultados obtenidos (más detalles en la tabla 2). FNTAC: falso negativo obtenido de tomografía axial computarizada; FPTAC: falso positivo obtenido de tomografía axial computarizada.
De la totalidad de la población de estudio (n = 108), en 14 pacientes (14/108; 13%) la FDG-PET no mostró hallazgos de interés, lo que descartó actividad tumoral, y el diagnóstico histológico definitivo de las lesiones fue tuberculosis en 5 pacientes, hamartoma condroide en 3 pacientes y granuloma no caseoso en 6 pacientes. Del mismo modo, el estudio FDG-PET preoperatorio detectó enfermedad metastásica en 24 pacientes (24/108; 22%) que inicialmente habían sido clasificados como M0. Estos pacientes recibieron únicamente tratamiento sistémico. De la totalidad de la población de estudio, exclusivamente 70 (70/108; 65%) fueron intervenidos quirúrgicamente con intención curativa y la anatomía patológica de la pieza confirmó malignidad. Histológicamente 45 casos fueron considerados carcinoma de células escamosas, 17 casos adenocarcinoma, 5 casos carcinoma de células grandes y 3 casos carcinoma bronquioalveolar.
En los casos en que el estudio FDG-PET mostró afectación mediastínica N2, se comprobó mediante mediastinoscopia preoperatoria o intraoperatoria. El tratamiento se aplicó según la estadificación obtenida mediante el estudio FDG-PET: a) estadios IA-IB (28 pacientes; 28/70; 40%): tumorectomía o segmentectomía con márgenes libres de tumor; b) estadios IIA-IIB (14 pacientes; 14/70; 20%): lobectomía + exploración mediastínica; c) estadio IIIA (23 pacientes; 23/70; 36%): neumonectomía + linfadenectomía mediastínica (mediastinoscopia con intención diagnóstica en casos de irresecabilidad); y d) estadio IIIB (5 pacientes; 5/70; 7%): mediastinoscopia con intención diagnóstica seguida de quimioterapia o RT (fig. 1).
Resultados de la estadificación
La TAC mostró en la estadificación T un porcentaje de T1, T2, T3 y T4 del 9% (6/70), 38% (28/70), 38% (27/70) y 14% (10/70) respectivamente. En la estadificación de nódulos linfáticos N0, N1, N2 y N3, el porcentaje fue del 56% (39/70), 6% (4/70), 37% (26/70) y 1% (1/70) respectivamente. Por limitaciones en la resolución espacial de la técnica, la FDG-PET no ha sido empleada en la determinación T. Para la estadificación linfática mostró porcentajes del 56% para N0 (39/70), del 9% para N1 (6/70), del 31% para N2 (22/70) y del 4% para N3 (3/70).
Los valores de validez diagnóstica para la estadificación N están descritos en la tabla 1. Para una prevalencia de afectación linfática del 0,44, la exactitud global fue de 0,90 [0,80-0,96] para la FDG-PET frente a 0,59 [0,46-0,70] en la TAC.
Los errores diagnósticos de la FDG-PET en la detección de afectación mediastínica se muestran en la tabla 2. Los falsos positivos se debieron a actividad inflamatoria y los resultados falsos negativos a la proximidad de la adenopatía al tumor primario y al tamaño del ganglio (< 10 mm).
En cuanto a la estadificación M, la TAC consideró M0 a todos los pacientes mientras que la FDG-PET preoperatoria encontró enfermedad a distancia en 24 pacientes localizada en hueso (50%), hígado (25%), glándulas suprarrenales (17%) y cerebrales (8%).
Cambios en la estadificación
Considerando a la población total, la FDG-PET modificó la estadificación en un 63,8% (69/108): de T1 a T0 en 14; de M0 a M1 en 24, y en 31 de los pacientes intervenidos. Considerando exclusivamente a los pacientes resecables e intervenidos y comparando la estadificación postoperatoria definitiva frente a la que realizó la TAC, encontramos que en 31/70 pacientes (44%) fue incorrecta, de forma que se sobreestadificó en 16 pacientes y se infraestadificó en 15. La FDG-PET clasificó erróneamente a sólo 9 pacientes, de los que sobreestadificó a 4 e infraestadificó a 5.
Impacto terapéutico
El estudio FDG-PET produjo cambios en el manejo de estos pacientes, contraindicó la cirugía en aquéllos que presentaban metástasis a distancia no evidenciables por otras técnicas diagnósticas y se evitó en otros pacientes con diagnóstico falsamente positivo de tumor maligno mediante técnicas convencionales, incluyendo la TAC. Además, 5 tumores descritos como potencialmente resecables en estudio TAC, la FDG-PET las clasificó como IIIB; la estadificación postoperatoria definitiva confirmó el estadio IIIB en 4 de ellos, el tumor restante fue un IIIA (resecable) mal clasificado por la FDG-PET debido a la presencia de una adenopatía inflamatoria/antracótica (SUV: 2,8). La TAC reveló afectación mediastínica en 12 pacientes (12/70: 17%) en los que la FDG-PET no mostró alteraciones, evitando una potencial disección de ganglios mediastínicos. A la inversa, la TAC no mostró afectación mediastínica en 10 pacientes, mientras que la FDG-PET sí presentaba diseminación linfática, permitiendo una disección linfática simultánea a la resección del tumor primario.
Discusión
En términos generales, la población de nuestro estudio no difiere en cuanto a edad, hábito tabáquico y sintomatología a los descritos por otros autores 23-25. La presente serie no refleja el aumento progresivo de incidencia de estos tumores en mujeres 25,26, quizá porque durante el período de exposición de estos pacientes (1960-1980) el uso del tabaco no estaba extendido entre las mujeres 27.
El estudio presenta algunas limitaciones metodológicas, la principal de ellas es la asignación no aleatoria de pacientes a una u otra técnica, como sugieren Viney et al 28 y Van Tinteren et al 29. En nuestro estudio, las técnicas convencionales y la FDG-PET se realizaron sucesivamente en todos los pacientes. Esta decisión está justificada, además de que así lo requiere nuestro sistema de salud, porque la TAC proporciona detalles anatómicos indispensables acerca del tumor primario (tamaño, localización y relación con estructuras vecinas) 12. En este aspecto la FDG-PET es inferior debido a la poca resolución espacial y la naturaleza funcional de las imágenes 16. De ahí que el diagnóstico de la lesión primaria sin TAC no era posible. Nuestro estudio confirma la complementariedad de estos métodos, que ya ha sido subrayada por otros autores 30. Tanto si la FDG-PET indicó presencia como si indicó ausencia de enfermedad maligna, se confirmó posteriormente con el estudio histológico. De haber considerado únicamente los resultados de la TAC, hubiésemos descubierto más tardíamente los falsos positivos que presentó la TAC. Este hallazgo es muy similar al publicado por Graeter et al (15/102; 14,7%) 31.
La FDG-PET también ha demostrado su utilidad en la estadificación T en casos de tumores multifocales, estableciendo la naturaleza benigna o maligna de cada nódulo individual, aunque en nuestra serie no hemos detectado ningún caso. Una nueva contribución de la FDG-PET es la diferenciación de los derrames pleurales asociados a la enfermedad entre malignos e inflamatorios/reactivos 32,33. En uno de los pacientes, la FDG-PET detectó invasión pleural confirmada intraoperatoriamente. Vesselle et al 34 y Gupta et al 33 han descrito unos valores de sensibilidad, especificidad y validez diagnóstica en el diagnóstico de derrame pleural maligno para la FDG-PET de 0,89, 0,94 y 0,91, respectivamente.
Según la mayoría de autores 35-37, la afectación mediastínica está presente en alrededor del 28% de los pacientes con CPCNP y existe un acuerdo general en la importancia de un diagnóstico exacto de la afectación linfática, debido a la importancia pronóstica de la afectación ganglionar (en pacientes N0 y N2, la supervivencia a 5 años es del 60 y del 20%, respectivamente) y el impacto sobre el manejo del paciente según el grado de afectación regional (sólo un 20% de los casos N2 son técnicamente resecables) 16,38.
En la estadificación mediastínica convencional con la TAC, el principal criterio que determina la malignidad del ganglio es el tamaño. Una adenopatía > 10 mm tiene unos valores de sensibilidad y especificidad de 0,77 y 0,60, respectivamente, según lo descrito por Dwamena et al 39; de 0,79 y 0,66 según Vansteenkiste et al 30 y de 0,59 y 0,78 según Birim et al 40. En nuestro estudio, además de aplicar un criterio más restrictivo (diámetro de la adenopatía > 15 mm), la sensibilidad (0,56) y la especificidad (0,68) han sido inferiores a las que hay descritas. En general, el tamaño ganglionar no es un indicador fiable de invasión tumoral, ya que hay veces que ganglios de gran tamaño no están afectados y otros menores sí 16.
El estudio funcional no se basa en el tamaño, lo que explica la superioridad de la FDG-PET frente a la TAC en el diagnóstico de enfermedad mediastínica. A pesar de esto, no debe olvidarse que 41,42 si la lesión primaria no tiene una marcada actividad metabólica tampoco lo serán sus metástasis ganglionares, que serán indetectables por la FDG-PET. La escasa resolución espacial de la FDG-PET hace obviar nódulos de pequeño tamaño, especialmente aquéllos que están próximos al tumor primario, como ha ocurrido en cuatro de nuestros pacientes (4/108: 3,7%).
Obviamente, sólo adenopatías con cierto grado de actividad metabólica fueron consideradas positivas en el estudio PET. En nuestra experiencia y dada la gran variabilidad del valor del SUV descrito en la literatura, su valoración arroja dudas acerca de su papel complementario. En nuestra serie, los falsos positivos se debieron a lesiones antracóticas (SUV de 2,1 y 2,6) y a lesiones inflamatorias no específicas (SUV de 2,8). De acuerdo con lo propuesto por Graeter et al 31, consideramos de gran utilidad los siguientes criterios: la presencia de captación mediastínica mayor que la apreciada por grandes vasos y el carácter focal de la captación como signos de malignidad; y la captación en patrón lambda en región hiliar y paratraqueal como signos de enfermedad benigna (silicosis, antracosis, tuberculosis).
A pesar de las limitaciones metodológicas descritas, la FDG-PET es de mayor utilidad en la estadificación mediastínica de pacientes con CPCNP, con unos valores de sensibilidad del 87% y especificidad del 92%, un valor predictivo positivo y negativo del 90%, valores similares a los descritos por otros grupos 21,28,31,41-45.
A pesar de que el estudio no fue diseñado para comparar la FDG-PET con la mediastinoscopia, la similitud de la validez diagnóstica de ambos procedimientos invita a la discusión. Además de la invasividad de la mediastinoscopia, su principal limitación reside en la inaccesibilidad a algunos grupos linfáticos, especialmente los de la ventana aortopulmonar 3,4. Los grupos linfáticos 1, 2, 4 y 7 de la clasificación de Mountain-Dresler generalmente son analizados en estudio convencional de mediastinoscopia 19. Según algunos autores 29,31, sería deseable examinar al menos 4 estaciones linfáticas para una exploración correcta. Además, una correcta estadificación mediastínica requiere el análisis del mayor número posible de ganglios linfáticos (> 90% de los ganglios accesibles) 21. Por último, variaciones en el diseño del estudio (por ejemplo, variación de los criterios de positividad para la FDG-PET) pueden llevar a importantes diferencias en la estimación de sensibilidad y especificidad de la FDG-PET usando la mediastinoscopia como patrón oro (imperfecto) 42.
De acuerdo a lo anterior y dado el alto valor predictivo de la FDG-PET, sería razonable sugerir que en centros con disponibilidad de un equipo PET se evite una mediastinoscopia invasiva en pacientes que no muestren afectación mediastínica en el estudio PET (en el actual estudio: razón de probabilidad negativa: 7,15; valor predictivo negativo: 0,90). De todas formas, dadas las repercusiones de un hallazgo falso positivo, creemos recomendable 12,29,46-48 realizar una mediastinoscopia dada la alta validez diagnóstica de esta técnica (razón de probabilidad positiva: 11,32; valor predictivo positivo: 0,90). De cualquier modo, la pregunta (REF) de si la FDG-PET puede reducir la necesidad de mediastinoscopia sigue abierta, y a nuestro juicio merece un abordaje metodológico preciso PET-TAC 49.
En el CPCNP se ha descrito que la FDG-PET detecta entre el 8 29 y el 26% 50 de los casos de diseminación metastásica no detectada por otros procedimientos, dependiendo del estadio de la enfermedad. En esta serie, la detección preoperatoria de metástasis ocultas en el 22% de los pacientes estudiados es superior a los 16,9 y 20% descritos por Vesselle et al 34 y Pantel et al 51, respectivamente. A diferencia de otros estudios 52,53, no se obtuvieron errores diagnósticos y los resultados de la PET implicaron la realización de otros procedimientos más específicos para confirmar la diseminación tumoral.
El primer paso en la estadificación mediastínica de pacientes con CPCNP es la realización de una TAC. En nuestra serie, la estadificación de la TAC fue incorrecta en 31 pacientes. Si a estos pacientes no se les hubiese realizado una FDG-PET, aquéllos mal clasificados como estadios IIIA y IIIB podrían no haberse intervenido, mientras que aquéllos mal clasificados como estadios I y II podrían haber sufrido una cirugía innecesaria. La FDG-PET (tabla 2) clasificó mal a nueve pacientes, sin embargo el impacto terapéutico de esta mala clasificación fue menor. Aparte de los cuatro pacientes infraestadificados por PET, en tres se recomendó cirugía y sólo un paciente con tumor potencialmente resecable recibió tratamiento sistémico. Las modificaciones en la estadificación derivadas del uso de la FDG-PET se han descrito en el 27-61% de los casos de diferentes series 16,21,54-56 y, ya que la FDG-PET generalmente detecta lesiones inesperadas, estos cambios conducirían a una estadificación más fiable.
En pacientes con afectación mediastínica: a) la FDG-PET dio un correcto estadio IIIB en 4 de 5 pacientes; b) en el grupo de candidatos a cirugía, en el 39% se habría evitado la toracotomía si la estadificación se hubiera basado en los hallazgos de la FDG-PET; y c) la decisión quirúrgica según el estudio FDG-PET habría evitado la exploración de ganglios mediastínicos en doce pacientes con TAC positiva que no mostraron alteraciones en la captación y en 10 pacientes con TAC negativa y adenopatías hipermetabólicas. Con algunas pequeñas diferencias, estas observaciones son similares a las publicadas por Seltzer et al 57 y Talbot et al 58.
En nuestra experiencia, una combinación de procedimientos sería lo deseable en la estadificación del CPCNP para así obtener información de relevancia clínica que permita elegir el tratamiento más apropiado en cada caso. Sin embargo, aunque complementarias, las técnicas funcionales (PET, 10% de errores diagnósticos) han mostrado en nuestro estudio ser superiores a las técnicas estructurales (TAC, 40% de errores diagnósticos) en la detección de enfermedad mediastínica. Considerando también la capacidad de detectar enfermedad benigna preoperatoriamente y de obtener información N y M con un único procedimiento, el papel de la FDG-PET en el diagnóstico de CPCNP empieza a cobrar importancia.
Aunque este estudio estaba diseñado bajo el principio de independencia apropiado en estudios de validez diagnóstica, la disponibilidad de los nuevos equipos híbridos PET-TAC requerirá un cambio en este enfoque. La consideración de ambas técnicas como complementarias, como proponemos en nuestro estudio, es inevitable con estos sistemas híbridos. Su capacidad para localizar correctamente y asignar un valor funcional a las alteraciones estructurales ofrecería no sólo una alta exactitud diagnóstica 59 al realizar una evaluación simultánea, sino también una planificación más precisa del volumen diana (planning target volumen PTV) para RT 60. Indudablemente, estas mejoras tendrán una repercusión directa e inmediata en el manejo de estos pacientes.
Correspondencia: A. Rodríguez Fernández.
Servicio de Medicina Nuclear.
Hospital Universitario Virgen de las Nieves.
Avda. Fuerzas Armadas, 2.
18014 Granada.
Correo electrónico: antonio.rodriguez.f.sspa@juntadeandalucia.es
Aceptado para su publicación el 29 de junio de 2007.