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Vol. 27. Núm. 5.
Páginas 295-297 (Septiembre - Octubre 2012)
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Elementos básicos de una cultura de seguridad clínica
Basic elements of a culture of clinical safety
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F. Iglesias-Alonsoa,
Autor para correspondencia
figlesias@jccm.es

Autor para correspondencia.
, J.M. Tejero-Gonzáleza, M.L. Torijano-Casalenguab, J.J. Mirac,d
a SESCAM Toledo, Toledo, España
b Gerencia de Atención Primaria de Talavera de la Reina, Talavera de la Reina, Toledo, España
c Universidad Miguel Hernández, Elche, Alicante, España
d Departamento de Salud Sant Joan – Alacant, Alicante, España
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Tabla 1. Conocimiento sobre seguridad clínica de los profesionales encuestados
Tabla 2. Actitudes y conductas en pro de la seguridad clínica descritas por los profesionales
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Sra. Directora:

Poder hablar de los propios errores sin complejos no es frecuente. Cualquier colectivo profesional se siente «amenazado» cuando aborda este tema. En el caso de los profesionales sanitarios, en los últimos años, se viene comentando en diversos foros profesionales, o de pacientes, la frecuencia, causas y consecuencias de los eventos adversos (EA), entendiendo que ni todos los errores son EA, ni todos los EA errores.

La actitud de los profesionales hacia los EA es clave para poder reducirlos1. De los estudios sobre percepción de seguridad clínica destacan2 los enfoques de la AHRQ (Hospital Survey on Patient Safety Culture, adaptada al español3 por la Agencia de Calidad del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y la Universidad de Murcia) y del Instituto de Seguridad Clínica de la Administración de Veteranos de Palo Alto y la Universidad de Stanford (Patient Safety Climate in Health care Organizations). Así sabemos, por ejemplo, que existen motivos para preocuparse por la cultura de seguridad4 y que las estrategias sancionadoras no ayudan a evitar los EA5.Que ante un EA la mayoría de los profesionales muestra una actitud defensiva6 y, aún cuando se reconozca un EA, la tendencia es atribuirlos a fallos del sistema, a unas plantillas reducidas o a la necesidad de revisar protocolos5. La mayoría prefieren evitar tener que hablar directamente con el paciente que sufrió un EA7, reclamando una mayor preparación para afrontar estas situaciones8. Los enfermeros, a diferencia de los médicos, confían más en los procedimientos y tienden a creer que se está mejorando la seguridad4. Por otro lado, cuando se solicita la colaboración de los profesionales notificando la ocurrencia de EA para aprender de la experiencia, el miedo a una demanda dificulta esa colaboración6,9,10.

Hablar de EA con naturalidad es un primer paso, necesario, para lograr una cultura de seguridad clínica que contribuya a reducir la ocurrencia de EA. Los conocimientos, las actitudes y las conductas profesionales entorno a los EA enmarcan esa cultura11 y analizarlas puede darnos pistas sobre dónde interesa concentrar los esfuerzos para erradicar EA evitables.

En el curso de un estudio sobre cultura de seguridad conducido por el SESCAM, durante 2008, se preguntó a una muestra de conveniencia de profesionales de hospitales y AP, a diferencia de otros estudios, sobre conocimientos básicos, actitudes y comportamientos personales que incidían en la seguridad. Respondieron un total 181 profesionales (104 [57%] médicos; 93 [51%] de AP; 132 [73%] con más de 8 años experiencia profesional; 102 [56%] mujeres; 28 [15%] habían realizado algún curso sobre seguridad clínica recientemente). Como variables de segmentación (se aplicó el estadístico no paramétrico Mann-Withney) se consideraron: centro de trabajo (hospital vs AP), sexo, años de experiencia profesional (menos de 3 años, entre 3 y 8 y más de 8 años) y formación en seguridad.

La mitad (tabla 1) desconocía la frecuencia estimada de EA en hospitales y un 90% la frecuencia de EA en AP. Solo un 40% consideraban que los fallos de comunicación incidían en la frecuencia de EA. Los profesionales hospitalarios fueron más conscientes de que una inadecuada coordinación entre niveles (p<0,006) y de que los fallos de comunicación en el equipo (p<0,004) son causa probable de EA. Quienes habían realizado algún curso de formación sobre seguridad contestaron con mayor acierto a las preguntas sobre prevalencia de EA en hospitales (p<0,031) y a si los fallos de comunicación eran causa de EA (p<0,014).

Tabla 1.

Conocimiento sobre seguridad clínica de los profesionales encuestados

  % acierto  p ámbito trabajo  p sexo del profesional  p experiencia profesional  p formación seguridad 
Una inadecuada coordinación entre niveles genera eventos adversos  89  0,006  ns  ns  ns 
El lavado de manos entre un paciente y el siguiente ha demostrado su eficacia para reducir la infección nosocomial  87  ns  ns  ns  ns 
La mayoría de los eventos adversos que sufren los pacientes no pueden evitarse  73  ns  ns  ns  ns 
En España, aproximadamente solo un 1% de los pacientes ingresados en hospitales sufren algún evento adverso  51  ns  ns  ns  0,031 
Los eventos secundarios de los medicamentos son ejemplos de eventos adversos no evitables  45  ns  ns  ns  ns 
Los fallos de comunicación dentro del equipo asistencial son en gran parte responsables de los errores clínicos  42  0,004  ns  ns  0,014 
En España, cada médico de Atención Primaria se ve involucrado aproximadamente en 10 sucesos adversos/año  10  ns  ns  ns  ns 

ns: no existen diferencias estadísticamente significativas. Preguntas con afirmaciones ciertas o falsas conforme a los datos de estudios españoles.

Una amplia mayoría consideró que las sanciones no contribuirán a una mayor seguridad y que, en cambio, sería necesario mejorar la comunicación con el paciente para aumentar la seguridad (tabla 2). Según estos datos, 8 de cada 10 profesionales informarían al paciente de que ha sufrido un EA. La mayoría informaron que preguntaban al paciente si tomaba otra medicación, ofrecían alternativas terapéuticas y facilitaban a los pacientes que pudieran preguntarles sus dudas. Los profesionales de AP consideraron más probable que los EA se debieran, en parte, a que el paciente no siguiera sus instrucciones (p<0,012).

Tabla 2.

Actitudes y conductas en pro de la seguridad clínica descritas por los profesionales

  % acuerdo  % desacuerdo  p ámbito trabajo  p sexo del profesional  p experiencia profesional  p formación seguridad 
Actitudes
Si mejorara la comunicación con el paciente se reducirían de forma importante los errores clínicos  90  ns  ns  ns  ns 
Si sé que se ha propiciado un evento adverso informo al paciente  80  ns  ns  ns  ns 
Muchos eventos adversos se producen porque el paciente no sigue correctamente las indicaciones de su médico  63  11  0,012  ns  ns  ns 
Aunque llevo cuidado, en más de una ocasión he propiciado involuntariamente que algún paciente sufriera un evento adverso  50  34  ns  ns  ns  ns 
En mi centro se viene hablando de seguridad clínica desde hace tiempo, pero no hacemos muchas cosas  41  27  ns  ns  ns  ns 
Hablar de eventos adversos propicia una mala imagen de los profesionales sanitarios  18  68  ns  ns  ns  ns 
Creo que se le está dando demasiada importancia a la frecuencia de eventos adversos  11  69  ns  ns  ns  ns 
La única forma de reducir los eventos adversos es con sanciones  92  ns  ns  ns  ns 
Conducta habitual             
Tengo la costumbre de preguntar a los pacientes si están tomando alguna otra medicación (prescrita o por su cuenta) para considerar posibles interacciones medicamentosas  99  ns  ns  ns  ns 
Siempre procuro que los pacientes puedan preguntarme sus dudas  99  ns  ns  ns  ns 
Cuando hago anotaciones respecto a un fármaco con nombre parecido a otro procuro escribir con letra clara para evitar confusiones  91  ns  0,011  ns  ns 
Siempre informo al paciente de las posibles contraindicaciones  85  ns  ns  ns  ns 
Participo en comisiones (o grupos o estudios) de calidad de mi centro  49  34  ns  ns  ns  0,033 
Solo informo al paciente de las alternativas terapéuticas posibles cuando se trata de casos severos  11  78  ns  ns  ns  ns 

ns: no existen diferencias estadísticamente significativas.

La acciones de sensibilización parecen tener éxito pero queda camino por andar para disminuir los EA que consideramos evitables y de los que contamos con estudios sobre su causalidad y que no siempre son conocidos por el conjunto de profesionales.

Bibliografía
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[11]
Organizing for Safety: Third Report of the ACSNI (Advisory Committee on the Safety of Nuclear Installations) Study Group on Human Factors.
Health and Safety Commission (of Great Britain).
HSE Books, (1993),
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