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Vol. 22. Núm. 1.
Páginas 155-158 (Enero 2003)
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Cosmética infantil (I). Características generales de la piel del bebe
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Carme Baua, Alfonso del Pozoa
a Unidad de Tecnología Farmacéutica. Facultad de Farmacia. Universidad de Barcelona.
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Fig. 1. Condiciones que deben reunir los productos de cosmética infantil.
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La piel del niño, y sobre todo la del recién nacido, tiene características especiales que la hacen diferente a la del adulto.

La piel infantil no se encuentra dentro de un cuadro patológico de «piel sensible», pero esas diferencias marcan las pautas para un correcto desarrollo de los productos cosméticos, que lógicamente deberán ser adaptados.

Piel infantil

La principal característica de la piel infantil es que el estrato córneo no está plenamente desarrollado. Se trata de una piel más delgada, lo que implica que la pérdida de calor y agua es mucho mayor que en una piel adulta, y es químicamente menos ácida; la menor concentración de ácido láctico y ácidos grasos a nivel superficial provoca que su resistencia a agentes infecciosos y parasitarios se vea considerablemente mermada (el pH del recién nacido es de 6,2-6,4; a los pocos días el pH es ya del orden de 4,9-5).

En cuanto a su función, destaca el insuficiente desarrollo de mecanismos defensivos: las glándulas sebáceas son escasas y el desarrollo del sistema inmune es inmaduro todavía, lo que provoca el riesgo de contraer enfermedades cutáneas de tipo infeccioso e inflamatorio.

Al nacer, los bebés están cubiertos por una capa de grasa denominada vermix caseoso o unto sebáceo, útil para la protección contra infecciones cutáneas y como nutriente de la piel, que evita la descamación precoz dentro del vientre materno, pero que va desapareciendo conforme el bebé se va desarrollando. También puede apreciarse el lanugo, vello muy fino, sobre todo en hombros y dorso, que en los niños a término es escaso y desaparece a partir de la segunda semana de vida.

Problemas cutáneos

Al nacer, el niño puede desarrollar una serie de problemas cutáneos que muchas veces evolucionan favorablemente sin necesidad de tratamiento. En la tabla 1 se relacionan e ilustran esos problemas.

Tabla 1. Principales problemas cutáneos pediátricos

En la cara (raíz de la nariz, párpados y frente) y, en ocasiones, en la nuca se aprecian manchas rojas que se hacen más evidentes con el llanto y el calor, y palidecen con el frío. Formados por vasos sanguíneos, se llaman hemangiomas capilares y desaparecen al finalizar el primer año de vida (los de la nuca pueden no desaparecer nunca).

En la región lumbar puede existir una mancha de color gris azulado que suele desaparecer durante el primer año de vida. Es la mancha de Baltz, conocida como «mancha mongólica». No está relacionada con el mongolismo; su nombre se debe

a que es más frecuente en la raza asiática.

En la cara de los recién nacidos pueden aparecer elementos puntiformes que parecen «espinillas». Se denominan millium facial o quistes sebáceos. Desaparecen espontáneamente al segundo o tercer mes de vida.

Las lesiones en mejillas y dorso de la nariz se denominan acné neonatal. Se deben al paso de hormonas de la madre al bebé, y desaparecen sin dejar cicatriz.

La «erupción» que con mayor frecuencia se observa en los recién nacidos se denomina eritema tóxico neonatal. Consiste en manchas rojas bien limitadas con granitos rojos o blancos en su interior, que pueden aparecer en cualquier parte de la superficie de la piel, excepto en palmas y plantas. Se presenta en el 30-70 % de los recién nacidos, aparece con mayor frecuencia en el segundo día de vida, pero puede presentarse en cualquier momento durante las primeras dos semanas, y persiste días o semanas, remitiendo por sí solo sin dejar cicatriz.

Cuidados generales

La piel del recién nacido y la piel de los niños en general, hasta que está totalmente desarrollada, se debe cuidar de modo especial, empleando productos adecuados (fig. 1).

Fig. 1. Condiciones que deben reunir los productos de cosmética infantil.

Los cuidados generales a los que debe someterse este tipo de piel se basan en la máxima protección de ésta:

­ Baño diario con jabón de bebé, con baja concentración de perfumes y colorantes. Se debe evitar el empleo de los jabones llamados «neutros» y los de avena o manzanilla, que pueden secar la superficie de la piel.

­ No rozar la piel del bebé con esponjas o toallas; sólo utilizar la mano y el jabón.

­ Al finalizar el baño, aplicar crema (emoliente) sobre la superficie cutánea, evitando las que contienen en su composición perfume o colorante en exceso. En áreas con mayor descamación o sequedad puede aplicarse la misma crema varias veces al día.

­ Evitar aplicar talco o aceites minerales sobre la superficie de la piel.

­ Para el aseo de la zona del pañal debe emplearse exclusivamente agua y algodón, asegurándose que la piel está totalmente seca antes de colocar el pañal.

­ La ropa del bebé debe ser de algodón. Hay que evitar abrigar al bebé en forma excesiva, ya que puede favorecer la aparición de sarpullido. En condiciones normales se debe evitar el empleo de gorros, guantes y fajas.

­ La ropa del bebé se debe lavar con jabón suave, evitando detergentes, suavizantes y cloro, que pueden irritar la piel e incluso, en algunos casos, ser tóxicos.

­ La higiene ótica debe ser cuidadosa, evitándose el uso de bastoncillos de algodón que puedan agredir el oído.

­ Las uñas de los bebés deben recortarse con tijeras no punzantes, evitando apurar el corte para que las uñas no se encarnen y crezcan rectas.

­ La higiene dental debe realizarse desde la aparición de los primeros dientes, para que el niño asuma este hábito higiénico.

Cosmética infantil

La piel de los niños, que se debe cuidar desde el nacimiento, tiene unas características especiales que se han de considerar para evitar agredirla:

­ Se lesiona con facilidad.

­ Debemos evitar su contacto con agentes que puedan dañarla.

­ Se recupera fácilmente con un mínimo cuidado. La alta facilidad para lesionarse frecuentemente queda compensada con una alta capacidad de recuperación de la lesiones o agresiones.

­ La piel del niño, sobre todo si está escoriada, absorbe productos que en el adulto no pasarían esta barrera natural. Sustancias como pueden ser los mercuriales y el ácido bórico penetrarían y tendrían efectos sistémicos tóxicos sobre el sistema nervioso central, el páncreas y el riñón.

En la figura 1 se muestran los condiciones que deben reunir los productos de cosmética infantil.

Los corticoides aplicados sobre la piel infantil tienen un potente efecto, por lo que se desaconseja su empleo sin previa consulta pediátrica.

Las presentaciones galénicas de los cosméticos y productos farmacéuticos destinados a la piel infantil, son variadas: cremas, pomadas, ungüentos, soluciones... Su penetrabilidad depende de la forma farmacéutica aplicada, de la concentración del producto y de su potencia.

Una mención especial merecen los polvos de talco, tan ampliamente utilizados en épocas anteriores y actualmente tan denostados: resecan la piel de la zona de aplicación, en especial la zona genital, que posteriormente se humedece por la orina. Con estos cambios continuos se somete la piel a un sufrimiento continuo. El talco es un cristal (el último de la escala) y con el movimiento continuo de las piernas del niño «rompe» la piel, provocando su sufrimiento y bajando sus defensas dermatológicas.

Para evitar estos daños y sus posibles sobreinfecciones, es recomendable emplear aceites que permitan mantener la humedad y eviten el roce directo de la piel con la propia piel.


Bibliografía general

Bau C. Labiana Pharma Cosmetics. Conferencia del Máster de Cosmética y Dermatología Estética

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