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Vol. 21. Núm. 7.
Páginas 46-47 (Agosto 2003)
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Problemas éticos
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RELACIONES ÍNTIMAS

Temas de la edad madura

Soy enfermera clínica especializada en geriatría y ejerzo como asesora en residencias de ancianos. En mi práctica profesional, he observado que muchas personas de edad avanzada sienten un fuerte deseo de mantener relaciones íntimas. Yo tengo confianza en mi capacidad para educar al personal y a los residentes con respecto a los aspectos físicos y psicológicos de la sexualidad. Pero no estoy tan segura de mi misma cuando los miembros del personal me piden consejo acerca de algunas situaciones delicadas. Por ejemplo:

* ¿Podría un residente mantener una relación sexual con una persona que no sea su cónyuge?

* ¿Deben permitirse las relaciones sexuales si uno de los consortes tiene la enfermedad de Alzheimer?

* ¿Debe permitirse que los residentes obtengan material sexualmente explícito?

Agradezco su opinión.­

B.P., KANSAS.

Muchas instituciones de cuidados a largo plazo disponen, en la actualidad, de normativas que reconocen cuán importantes pueden ser para los residentes las relaciones sexuales. Estas normativas sobre la expresión sexual reconocen el hecho de que los internos en una residencia de ancianos son adultos y no menores de edad, y que la institución es su casa.

Algunas instituciones disponen de una "declaración de derechos de los residentes" para ayudar a tratar los problemas éticos relacionados con la sexualidad. Estas declaraciones ratifican los derechos de los residentes para entablar relaciones sexuales consensuadas y explican, detalladamente, sus responsabilidades hacia ellos mismos, sus parejas y la comunidad de residentes. Por ejemplo, las instituciones pueden exigir que el comportamiento sexual sea seguro, privado y consensuado, y que no se violen los derechos de los otros residentes.

Consensuados y respetuosos son los términos clave. Por ejemplo, los residentes indefensos que no pueden tomar decisiones por sí mismos deben ser protegidos. Y, asimismo, los derechos y los deseos del cónyuge de un residente deben ser respetados, tanto si el cónyuge está viviendo en la institución como si no lo está.

Las otras personas que viven en la institución también deben ser respetadas. La mayoría de las declaraciones de derechos de los residentes establecen que ciertas exhibiciones públicas de sexualidad, como hacer manitas, son aceptables pero que los residentes no pueden autoestimularse en público (a los miembros del personal se les instruye para que lleven a los residentes a una zona privada). Si los residentes tienen compañeros de habitación, la residencia de ancianos debe tener zonas privadas o tiempo disponible para los internos que participan

en actividades sexuales.

Legalmente, los residentes pueden adquirir y utilizar material sexualmente explícito, como libros o vídeos, pero no pueden violar los derechos de otras personas (las personas que utilizan Internet en los ordenadores de la institución, por ejemplo.) Todas las instituciones prohíben las relaciones sexuales entre los residentes y personas menores de edad y entre los residentes y el personal.

Cada institución debe establecer una normativa basada en su propia misión, sus valores y sus tradiciones religiosas o culturales así como los valores de sus residentes. La fe, la cultura y la experiencia vital de cada interno deben ser valoradas y tratadas con respeto. Los miembros del personal deben tratar con delicadeza y en privado las creencias de cada residente con respecto a la sexualidad de una forma tan normal como las necesidades dietéticas o la integridad cutánea.

 

DIAGNÓSTICO PSIQUIÁTRICO

Negociar medias verdades  

En la clínica oncológica ambulatoria acabamos de ingresar a una paciente de 15 años de edad, a la que llamaré Susana, que necesita radioterapia

y quimioterapia. Su madre nos explicó que Susana sufre, además, un trastorno bipolar que está bien controlado con medicación. La madre nos pidió que solamente dijéramos a su hija que la quimioterapia es una "medicación que le ayudará a sentirse mejor" y que la radioterapia "le ayudará a fortalecer su columna vertebral". Todos los que cuidamos a Susana nos sentimos incómodos con esta situación. ¿Algún consejo?­

P.G., ONTARIO.

En la pregunta no me explica por qué se siente incómoda, pero creo que compartir una media verdad es como mentir. Deduzco que las respuestas que les propone la madre de su paciente son las respuestas que usted daría habitualmente a un niño mucho más pequeño o a una persona con problemas mentales. Sea cual sea su diagnóstico psiquiátrico, una joven de 15 años probablemente no se quedará satisfecha con una respuesta tan simplista. Una paciente con la que trabajaba lo dijo de una manera muy convincente: "¡Que padezca esquizofrenia no significa que sea estúpida!".

¿Sabe usted lo que la madre de Susana le ha explicado sobre la razón por la que está yendo a una clínica oncológica?, ¿qué ha hecho que su columna esté debilitada?, o ¿por qué necesita medicación para que la ayude a mejorar? Si alguna persona de la clínica (incluso hasta otro paciente que está en la sala de espera) menciona el concepto cáncer, ¿cómo reaccionará su paciente?

Lo que a mí me preocupa es que si Susana descubre el engaño que subyace tras de estas medias verdades que se le pueden haber dicho, podría enfadarse tanto con su madre como con sus cuidadores. Una vez que se ha quebrantado la verdad es difícil de restablecer.

Hable con la madre de Susana y explíquele por qué cree usted que la honestidad es, verdaderamente, la mejor línea de conducta. Si se muestra preocupada acerca de las consecuencias de un debate franco sobre la salud mental de su hija, ínstela a compartir sus inquietudes con el psiquiatra de la paciente u otro profesional de salud mental.

 

NIÑO PREMATURO

Conflicto de intereses

Estoy cuidando de un niño nacido a las 24 semanas de gestación, con un peso al nacer de 492 g. Sus padres no se ponen de acuerdo en lo que es mejor para su hijo. El neonatólogo del niño y las enfermeras han hablado con los padres sobre el hecho de que es improbable que un niño nacido tan precozmente sobreviva. La madre del niño insistió en que se le reanimase en la sala de partos y pidió el soporte vital en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN). El padre del niño, que parece un tanto pasivo, casi nunca lo visita pero ha explicado que no quiere ver cómo su hijo continúa sufriendo.

También debo mencionar que los abuelos maternos del niño han donado una gran cantidad de dinero a nuestro hospital y dicen que comprarán cualquier tecnología que sea necesaria para mantener vivo a su nieto. ¿Qué debemos hacer?­

H.G., INDIANA.

Ningún hospital tiene el derecho a obligar a un médico o a cualquier otro profesional sanitario a tratar a un paciente de una forma que viole los estándares de una buena práctica profesional, la conciencia o la dignidad humana. La comisión de ética es el foro adecuado para revisar estos problemas. En este caso las cosas se complican por el aparente conflicto de intereses del hospital, una razón más para que intervenga la comisión de ética.

Informe a la familia del niño respecto a lo que hace la comisión de ética de un hospital, así como sobre el alcance y los límites de su autoridad. Además, usted puede darles más información acerca de los tratamientos médicos inútiles, ayudarles a comprender las implicaciones del cuadro clínico del niño y responder a sus preguntas.

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