En el hospital de agudos donde trabajo, muchas enfermeras utilizan bebidas carbonatadas, especialmente ginger ale, para intentar desobstruir una sonda nasogástrica ocluida. ¿Cuál es la mejor práctica basada en la evidencia para la desobstrucción de sondas de alimentación en adultos?—k.p., conn.
Kimberly Drummond Hayes, BS, RN, y Denise Drummond Hayes, MSN, RN, CRNP, responden: Anualmente, unos 250.000 pacientes hospitalizados reciben nutrición enteral (NE) a través de un dispositivo de acceso enteral (DAE)1. Los DAE nasoentéricos a corto plazo se emplean en muchos pacientes críticos o con ingesta oral insuficiente. Desafortunadamente, estas sondas de alimentación tienden a obstruirse debido a factores tales como la composición de la propia fórmula de NE, diámetros internos de las sondas demasiado pequeños, longitud de la sonda, lavados con agua insuficientes, determinaciones del volumen gástrico residual e inadecuada preparación o administración de medicación1,4.
Una obstrucción de sonda puede retrasar la administración de nutrientes, la hidratación y la administración de medicamentos al paciente.
Las obstrucciones de sonda son más fáciles de prevenir que de corregir. Consulte con el farmacéutico para asegurase de que la medicación es compatible con la fórmula de NE, y que ambas, la fórmula y el medicamento, pueden aclararse de forma adecuada con un lavado posterior a la administración6. Realice lavados cada 4 horas con 30ml de agua, antes y después de la administración de cada medicamento y después de cualquier interrupción en la administración de la NE. Utilice una jeringa para lavado de al menos 30ml para prevenir la rotura de la sonda1-5.
Si se obstruye la sonda, intente desobstruirla antes de cambiarla, lo cual es costoso y molesto para paciente. La creencia de que las bebidas carbonatadas o el zumo de arándanos desobstruye las sondas de alimentación es un mito persistente entre las enfermeras. De hecho, estas bebidas tienen un pH ácido y pueden empeorar la oclusión al producir precipitación de las proteínas de la fórmula de NE en el interior de la sonda1,3.
Siga el protocolo de su centro en relación con la desobstrucción de sondas de DAE. La American Society for Parenteral and Enteral Nutrition (ASPEN) recomienda el agua tibia como la mejor opción inicial al intentar desobstruir una sonda de alimentación. Primero, conecte una jeringa de 30 o 60ml a la sonda y aspire para desalojar la obstrucción. A continuación, cargue la jeringa de lavado con agua templada, conéctela a la sonda e intente realizar la irrigación. Si sigue notando resistencia, realice la maniobra de irrigación-aspiración para intentar desalojar el bloqueo. Pince la sonda durante unos 20 minutos para que el agua templada actúe penetrando en el tapón.
Si no se desobstruye la sonda con el empleo de agua templada, la ASPEN recomienda utilizar una solución de enzimas pancreáticas activadas1-4. Sin embargo, la solución de enzimas pancreáticas requiere prescripción médica y solo deberían realizar la técnica aquellas enfermeras que estén familiarizadas con el procedimiento, según el protocolo de cada centro3.
Otras intervenciones adicionales de segunda línea incluyen el uso del kit de desobstrucción enzimática comercializado o el empleo de un dispositivo de desobstrucción mecánica. Estos procedimientos también deben realizarse según el protocolo del centro y solo por parte de profesionales con experiencia. Si la sonda no puede desobstruirse con estos métodos, la ASPEN recomienda su sustitución1,2,4.
El lavado frecuente de la sonda de alimentación según lo planificado durante el tratamiento con NE y la administración de medicamentos es la mejor forma de minimizar el risgo de obstrucciones1.
Las enfermeras requieren formación continuada sobre la valoración y el cuidado de los pacientes con DAE, que incluya la programación de los lavados con la cantidad de agua correcta, dar respuesta inmediata a la alarma de obstrucción de la bomba de perfusión de NE, administrar de forma correcta la medicación y emplear los procedimientos recomendados de desobstrucción de un DAE. ■
Kimberly Drummond Hayes es enfermera clínica en la SICU del University of Pittsburgh Medical Center Presbiterian Hospital en Pittsburgh, Pensilvania. Denise Drummond Hayes es editora clínica senior de revistas de enfermería de Wolters Kluwer en Philadelphia, Pensilvania. También es instructora asociada de SVB/SVA de la American Heart Association Training Center de la Temple University Hospital System en Philadelphia, Pensilvania.
Las autoras declaran no tener ningún conflicto de intereses económicos relacionados con este artículo.