Mi paciente es una mujer viuda, de 80 años, a la que recientemente se le ha practicado una cirugía cardíaca. Evoluciona bien. La que me preocupa es su hija. Es una cardióloga que acaba de jubilarse, y que vive en otro estado.
Cuando visita a su madre, cuestiona constantemente las prescripciones farmacológicas y otros tratamientos.
Nunca puede estar cuando el cirujano cardíaco pasa visita, así que me asalta con todo tipo de preguntas. Este comportamiento es estresante no solo para mí, sino también para mi paciente, que no está en condiciones de afrontar esto en estos momentos.
¿Cómo debería enfocar este dilema? –J.T., GA.
¿Está el cirujano al corriente de sus preocupaciones? Si no han tenido ocasión de hablar, facilite a la hija los datos de contacto del cirujano y recomiéndele que hable con él y le exprese sus preocupaciones.
Otra intervención que podría llevar a cabo es la de confeccionar una lista de las personas de su centro que pueden actuar como recurso o referente en estos casos y organizar una sesión de cuidados conjunta cuando la hija tenga disponibilidad. Advierta a todos los participantes, incluidos el cirujano de su paciente y los demás médicos, el cura y el trabajador social, de que un familiar va a participar en la sesión para exponerles sus preocupaciones.
También le recomendaría invitar a algún miembro del comité de ética del hospital, aunque por lo que parece la situación no implica ningún dilema ético específico. Al igual que los curas y los trabajadores sociales, los profesionales de la bioética tienen habilidades en la valoración y el manejo de la dinámica familiar. Pacte con él el contenido de la sesión. Para ayudar a reducir la ansiedad de la hija acerca del cuidado de su madre, muestre respeto por su experiencia como médico, pero céntrese específicamente en sus necesidades como familiar de su paciente. ■
Susan A. Salladay es enfermera educadora especializada en bioética y enfermería de salud mental. Es profesora adjunta en el programa de MSN en la Liberty University Online.