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Vol. 5. Núm. 20.
Páginas 213-214 (Octubre - Diciembre 2016)
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Editorial
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Cada vez aprendo más y más de menos y menos. ¿Cómo avanzar en la banda sinfín educativa?
I keep learning more and more about less and less: How can we advance in the endless educational treadmill?
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Melchor Sánchez-Mendiola
Coordinación de Desarrollo Educativo e Innovación Curricular, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, Coyoacán, Ciudad de México, México
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La educación no es algo que puedas terminar.

Isaac Asimov

Pido al lector reflexione sobre cuándo fue la última vez que asistió a un congreso o actividad de desarrollo profesional continuo cuyo eje temático fuera la educación en sí misma, no el área disciplinaria de su especialidad en salud. Los gremios y agrupaciones profesionales de médicos, enfermeras y otros elementos del equipo de salud han generado en el último siglo una gran cantidad de incentivos (tanto negativos como positivos) para asistir a congresos y eventos académicos dedicados a presentar los «conceptos actuales» y el «estado del arte» de sus respectivas áreas, como cardiología, medicina crítica, pediatría, entre muchas otras. Estas actividades de educación continua se insertan en sistemas de desarrollo profesional que varían entre los países y entre las profesiones, pero que tienen como hilo común el «contar» de alguna manera para acumular puntos, créditos u horas, que deben acumularse durante un periodo determinado para poder mantener la vigencia del status de certificación de la profesión o especialidad, y de esta manera contar con evidencia ante la sociedad y los pares profesionales de que el médico y profesional de la salud tienen la competencia o conocimientos necesarios para ejercer la especialidad aplicando los conocimientos modernos y las «mejores prácticas» en beneficio de los pacientes.

Si bien la idea es razonable y tiene cierta lógica, en los hechos se han creado una serie de incentivos negativos y perversos, redes de conflictos de intereses entre las profesiones y la industria tecnológica y farmacéutica, así como organizaciones gremiales con componentes políticos y de ciclos de poder, que en ocasiones no tienen como primordial meta el desarrollo académico, el beneficio social y la mejora de la calidad de la atención proporcionada por los profesionales de la salud. Sea como sea, estos esquemas continúan teniendo vigencia e incluso en algunos países han madurado al incorporar el concepto de «desarrollo profesional continuo» en la planeación e implementación de actividades educativas para el mantenimiento de la competencia.

Ahora le pido al lector que identifique, en las actividades de educación continua a las que ha acudido en los últimos años, en cuáles ha participado en sesiones dedicadas exclusivamente a educación. ¿Ha asistido a talleres sobre cómo mejorar sus habilidades de conducción de grupos pequeños utilizando el aprendizaje basado en problemas, para la educación de médicos residentes? ¿Ha acudido a conferencias sobre cómo desarrollar las habilidades metacognitivas y práctica reflexiva en los estudiantes? ¿Ha participado en sesiones para mejorar el uso de simuladores de alta fidelidad en el desarrollo de habilidades de liderazgo y trabajo en equipo? ¿Ha tomado cursos para mejorar sus habilidades de análisis crítico de trabajos de investigación educativa? Por experiencia personal he encontrado que este tipo de actividades, que probablemente pueden contribuir al desarrollo de un profesional de la salud más efectivo y eficiente, con mayores habilidades y destrezas relevantes para su práctica, generalmente no cuentan en las actividades de educación continua tradicional. Las instancias especializadas o consejos de especialidad tienden, en lo general, a considerar principalmente eventos académicos que estén descritos explícitamente con las etiquetas restringidas de los aspectos técnicos de su área de conocimiento.

Lo anterior contribuye a que los médicos y demás profesionales de la salud no tengamos muchos estímulos externos para tomar alguna de las actividades arriba mencionadas, y aunque tengamos motivación intrínseca para ello porque nos guste enseñar y ver la luz del aprendizaje en los ojos de nuestros discentes, a la hora de la verdad en que distribuimos nuestras actividades en el inflexible marco temporal de las 24horas del día y 7días de la semana, tendemos a seguir la «vía del menor esfuerzo» y dejar para después algunas actividades que realmente podrían modificar nuestra conducta en el hospital y la universidad, y generar mayor aprendizaje propio y de los estudiantes. Por otra parte, cualquier actividad de educación continua requiere recursos financieros, tiempo y esfuerzo personal e institucional, que no son triviales.

Como médico pediatra asisto con regularidad a congresos de la especialidad, y es frustrante oír conferencias prácticamente idénticas año tras año sobre los mismos temas, que dejan poco aprendizaje profundo y significativo. Hay abundante evidencia publicada de que los congresos médicos «tradicionales» saturados de conferencias pasivas unidireccionales, sin tiempo para preguntas y con poca interacción con la audiencia, generalmente tienen un impacto pobre en la modificación de la conducta de los profesionales de la salud. El efecto de estos congresos en la mejora del estado de salud de nuestros enfermos y de la sociedad en general es, por lo menos, cuestionable. Como profesional de la educación también asisto regularmente a actividades de desarrollo profesional sobre el tema de la educación médica, y si bien la calidad de las mismas es heterogénea, por la naturaleza de los eventos y la formación educativa de sus organizadores, hay más cuidado en la planeación educativa y la definición de objetivos de aprendizaje claros que en los eventos médicos puramente disciplinarios.

Recientemente acudí a un evento internacional de educación médica en el que se abordaron, entre muchos otros, los siguientes temas:

  • •

    Competencias, hitos y actividades profesionales confiables en educación médica.

  • •

    Cómo introducir a los estudiantes de medicina a la ciudadanía global.

  • •

    Los fundamentos del liderazgo y administración en educación médica.

  • •

    Cómo implementar el método de «aula invertida» («flipped classroom») en educación médica.

  • •

    Más allá de los números: métodos observacionales y cualitativos para investigadores de educación médica.

  • •

    Repensando el rol de Twitter y las redes sociales en la enseñanza de las ciencias de la salud.

  • •

    Habilidades «no técnicas» en medicina: ¿cómo enseñarlas y evaluarlas?

  • •

    Uso de la teoría de la generalizabilidad en evaluación educativa.

  • •

    Cómo evaluar el profesionalismo con preguntas de opción múltiple.

  • •

    Agnotología: el estudio de la ignorancia inducida en medicina.

  • •

    Cómo apoyar a pacientes y estudiantes en la era del neoliberalismo.

  • •

    PechaKucha en la enseñanza de la medicina.

Los temas mencionados son solo la punta del iceberg de la enorme cantidad de actividades académicas del evento, en el que ocurrieron múltiples actividades simultáneas con diversos formatos educativos (simposia, conferencias, paneles, mesas redondas, trabajos orales, carteles, entre muchos otros). ¿Alguno de los temas arriba anotados podría ser de interés para mejorar sus habilidades docentes y contribuir al desarrollo integral de sus estudiantes de licenciatura, posgrado y médicos residentes? Si es así, sugiero que hagamos un esfuerzo, como comunidad de profesionales de la salud, de incluir apartados de educación en nuestros eventos disciplinarios (de los que hay una gran cantidad a lo largo y ancho de nuestro país), y que de manera periódica (tal vez cada 2 o 3años) podamos asistir a eventos interdisciplinarios de educación en ciencias de la salud para promover el desarrollo profesional de nuestros colegas y nosotros mismos. Como afirmó Isaac Asimov, uno de los escritores de ciencia ficción más famosos y prolíficos de nuestra historia, la educación no es algo que podamos terminar. Como cualquier área del conocimiento que tiene productos de investigación original, la adquisición del conocimiento vigente en educación es parecida a esa banda sinfín que vemos en los gimnasios (y en muchos de nuestros hogares) que nos hace caminar y correr con esfuerzo progresivo pero que nos genera esa frustración inherente a la sensación de caminar sin avanzar, permaneciendo en el mismo lugar. Es importante acompañar el esfuerzo con la satisfacción del aprendizaje y la mejora de nuestras habilidades educativas, creo que el trabajo vale la pena.

Este número de la revista incluye la segunda parte del fascinante ensayo del Dr. Leonardo Viniegra sobre la importancia de la educación en los complejos escenarios sociales cotidianos nacionales y globales, en los que, como decimos en México, «ya no vemos lo duro sino lo tupido». También contamos con artículos originales sobre temáticas diversas: las tensiones inherentes en la práctica de los profesores cuando ocurren cambios curriculares (los cambios curriculares son un ejemplo típico de la «banda sinfín» educativa que nunca termina); el uso del vocabulario controlado de la base de datos Medline, los términos MeSH (Medical Subject Headings) para hacer más eficiente la búsqueda de la literatura; la ansiedad en estudiantes de profesiones de la salud; los rasgos de personalidad y las especialidades médicas en médicos residentes; un estudio del uso del examen clínico objetivo estructurado para enseñar y evaluar de manera formativa las habilidades clínicas en lactancia materna; la empatía en estudiantes de medicina, y un artículo de revisión sobre la enseñanza de la cirugía, del Dr. Juan Domingo Porras. Todas estas temáticas son muestra clara de lo que se ha avanzado y lo que falta por hacer en el área de la educación en ciencias de la salud. ¡Hagamos el «deporte» intelectual y de trabajo en equipo de subirnos en esta banda sinfín de la investigación en educación médica!

La revisión por pares es responsabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México.

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