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Inicio Anuario de Letras. Lingüística y Filología Ahí Y Por Ahí En El Español De La Argentina
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Vol. 1. Núm. 2.
Páginas 327-356 (Enero 2013)
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Ahí Y Por Ahí En El Español De La Argentina
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Di Tullio Ángela
Instituto de Filología “Dr. Amado Alonso” Universidad de Buenos Aires
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Los adverbios demostrativos locativos del español están organizados en dos series: una ternaria, la de los temas en -í (aquí, ahí, allí), y otra binaria, la de los temas en -á (acá, allá) —asociadas tradicionalmente a la designación de un lugar y una dirección, respectivamente. Este sistema no se ha mantenido incólume, sino que se ha reorganizado de distintas maneras en el mundo hispanohablante; en el español de la Argentina a partir de la oposición deíctica básica, que se establece entre acá para la cercanía y ahí para la lejanía. Además de este valor referencial básico, ahí presenta otros usos, que se reflejan en su distribución y su fonética: en posición posverbal, mantiene sus rasgos semánticos —el significado locativo y la referencia deíctica-anafórica— y el acento; en posición inicial de la oración, en cambio, salvo en casos de focalización, tiende a convertirse en una partícula átona, reducida en su forma fonética, y desemantizada, de valor pragmático o discursivo. La versatilidad de ahí se refleja, asimismo, en el amplio espectro de expresiones lexicalizadas en que se integra. Entre estas se destaca por ahí, locución que se funde en el adverbio poray, que admite la interpretación indefinida (‘en algún lugar’, ‘a veces’) o la epistémica (‘tal vez’, ‘a lo mejor’).

Palabras clave:
adverbio
demostrativo
locativo
distancia
deixis
acento

Among the Spanish demonstrative adverbs, the locative ones are organized in two series: a ternary one, characterized by –í (aquí ‘here’, ahí ‘there’, allí ‘over there’), and a binary one, characterized by –á (acá ‘here’, allá ‘there’) – respectively associated traditionally with the designation of a location and a direction. This system has not been kept intact, but got diversely reorganized in the Spanish speaking world. In Argentinian Spanish the change departs from the basic deictic opposition between acá for proximity and ahí for distance. Next to this basic referential value, ahí presents other uses, which are reflected in its distribution and its phonetics: in post-verbal position it keeps its semantic properties —locative meaning and deictic-anaphoric reference and its accent; in clauseinitial position, however, except for cases of focalization, it tends to become an atonic, phonetically reduced and desemanticized particle, conveying some pragmatic or discourse value. The versatility of ahí is further corroborated by its integration in an ample spectrum of lexicalized expressions. Por ahí, for instance, merges in the adverb poray which receives the indefinite interpretation (‘somewhere’, ‘sometimes’) or the epistemic one (‘perhaps, maybe’).

Key words:
adverb
demonstrative
locative
distance
deixis
accent
Texto completo
Introducción

Como buen latinista, Nebrija explicaba el significado de los adverbios demostrativos del español valiéndose de la distinción entre los cuatro tipos de nociones locativas: las que indican el lugar adonde se mueve alguien o algo (quo), donde se halla (ubi), de donde proviene (unde) y por donde pasa (qua). En relación con las dos primeras, decía lo siguiente:

A lugar preguntamos por este adverbio adonde, como ¿a dónde vas?, y respondemos por estos adverbios: acá donde io estó, allá donde tú estás, allí o acullá donde esté alguno, adentro, afuera, arriba, abaxo, adonde quiera. En lugar preguntamos por este adverbio donde, como ¿dónde estás? y respondemos por estos adverbios: aquí donde io estó, aí donde tú estás, allí o acullá donde alguno está, dentro, fuera, arriba, debaxo, donde quier (1492: 210)

Dejando de lado las otras dos, que siempre van introducidas por una preposición, dividía los adverbios demostrativos en dos grupos de acuerdo con la distinción trazada: los que indican la dirección de un movimiento: acá, allá, acullá, y los que designan el lugar donde se ubica alguien o algo: aquí, ahí, allí, entre otros adverbios también sensibles a la distinción: adentro, afuera, arriba, abajo, y dentro, fuera, encima, debajo, respectivamente. Cada uno de los miembros de las dos series ternarias se correspondía con una de las personas del discurso: ahí con la segunda (aí donde tú estás) y, consiguientemente, con el demostrativos ese (‘en ese lugar’).

La correspondencia entre las dos series de adverbios demostrativos con la distinción ubi / quo se mantiene en Bello (§381), pero se redefine en la gramática académica (1931) en términos de la referencia “a un lugar más circunscripto” de aquí y allí frente a la significación más vaga de acá y allá (§170a). Como se advierte, en la primera serie no aparece ahí; tampoco es mencionado en la Gramática de Salvá (§16.3), quien advierte contra la confusión de los adverbios aquí y allí, que indican quietud y permanencia frente a “la idea de movimiento embebida en las oraciones” que contienen acá y allá (p. 499).

Resulta enigmática la ausencia de ahí en estas dos últimas gramáticas; probablemente se deba a su tardía incorporación en el español clásico, aunque se documenten algunos casos desde el siglo xviii (García-Miguel, §14.17: 1303), y por su carácter marginal hasta el siglo xix, seguido de un rápido crecimiento a partir de 1900, de acuerdo con los datos del corde.1

Como se verá en este trabajo, si bien los cinco adverbios demostrativos siguen vigentes en todas las variedades del español, difieren las prefierencias entre las regiones y las oposiciones básicas que se establecen entre ellos —de lo que resulta una densa variación dialectal. Entre los cinco ahí se caracteriza por designar un lugar relacionado con la situación comunicativa —sea por proximidad al interlocutor o por una distancia media con respecto al enunciador—, pero del que este está ausente. Ocupa, así, la posición intermedia entre los adverbios de la cercanía —aquí y acá— y los de la lejanía —allí y allá—, lo que explicaría su carácter inestable. En esta línea, Sedano (1996, 1999) atribuye a la posición central de ahí entre los adverbios demostrativos su expansión cualitativa (usos locativos figurados, significado temporal, empleos anafóricos, valor indefinido e incluso desvalorizador) y su crecimiento cuantitativo.2

El propósito de este trabajo es explicar los rasgos gramaticales y fonológicos que caracterizan a ahí y reconstruir y documentar el complejo encadenamiento de procesos de gramaticalización y lexicalización por el cual ha acumulado valores de los que carecen los otros adverbios demostrativos: en particular, la dislocación acentual que da lugar a la pérdida del acento en la posición inicial, en la que pasa a ser un proclítico [Ay me di cuenta] y el debilitamiento semántico que lo convierte en un semiexpletivo. Un proceso similar produce la fusión de la locución por ahí en un adverbio [Andaba poray; Poray ya lo sabe].

En la primera sección se ubica a ahí entre las expresiones locativas del español, con especial atención al español de la Argentina. En la segunda se analiza la oposición dominante entre acá y ahí. La tercera está dedicada a las expresiones lexicalizadas que contienen ahí, y la cuarta, al sintagma preposicional por ahí y a su variante lexicalizada por áhi> poray.

Los adverbios demostrativos en delicado equilibrio

Los adverbios demostrativos, introducidos por el formante deíctico a-, presente en aquí, ahí, allí, acá, allá, ayer, ahora, a, son expresiones referenciales que identifican una entidad individual. Entre estos, los locativos designan lugares, percibidos estática o dinámicamente, como se refleja en su organización en la doble serie en -í (aquí, ahí, allí) y en -á (acá, allá), respectivamente. A su vez, los que contienen -kindican cercanía con la situación enunciativa y, en particular, con el enunciador; los que presentan -ll-, lejanía.3 Sin correlato en -á y sin consonante en el tema, ahí rompe la doble simetría.

A pesar de la interpretación de Nebrija, refrendada por Bello, la asociación entre la serie ternaria con los verbos estativos (1a) y los de la binaria con los de movimiento (1b) ha sido cuestionada, entre otros, por Eguren (1999: §14.4.2.1) y por la Nueva gramática de la lengua española (2009: §17.8d), ya que se desdibuja en ambos sentidos, como se ilustra en los ejemplos de (2):

  • (1)

    • a.

      Aquí lo tengo; Está ahí, ¿no lo ves?; Hace mucho que viven allí.

    • b.

      Tráigalo acá; Llevátelo allá.

  • (2)

    • a.

      Está acá mismo, conmigo (crea, T. E. Martínez, El vuelo de la reina); Acá se respeta la cultura (crea, Kociancich, La octava maravilla)

    • b.

      Tus gentes llegaron aquí matando, mutilando, esclavizando (crea, Vázquez Figueroa, Caribes)

La distinción se asocia más bien con un rasgo [+ / — delimitado], de naturaleza aspectual, ya señalado por la gramática académica de 1931 (§170a). Así, la prefierencia de las preposiciones que marcan un límite, como hasta o desde, por los adverbios en -í puede entenderse como una concordancia en [+ delimitado], que pone de manifiesto el carácter puntual de estos adverbios. Por el contrario, el significado más extendido de los temas en -á explica que se combinen mejor con las que indican dirección, como hacia —cf. (3a). El mismo rasgo da cuenta de la compatibilidad con la cuantificación de grado en los temas en -á, frente a la resistencia de los terminados en -í en (3b):

  • (3)

    • a.

      hasta aquí, para allá, frente a hasta allá; hacia aquí.

    • b.

      más acá, frente a más aquí.

Como en el español medieval, el francés, el italiano y el rumano distribuyen sus demostrativos —adverbios y determinantes— en series binarias. Las ternarias de las lenguas ibéricas, consideradas una herencia del latín,4 tienden a reducirse en el español actual, de forma paralela a los determinantes, aunque con diferentes resultados según las regiones. Mientras que en España se mantiene la prefierencia por allí y por el determinante aquel (rae, 2009: 17.2n), en América, señala Kany: “ahí puede reemplazar a allí, así como ese suplanta con frecuencia a aquel” (1976: 320). La alternancia entre ahí y allí indica que ambos designan la misma zona designativa; esta neutralización afecta a la distribución y la interpretación de ahí, que se amplía al punto de abarcar todo el espacio excepto el que ocupa el enunciador. Se explica así la anomalía de Estoy ahí en la referencia deíctica al lugar real que ocupa el enunciador, aunque permita aludir a otro ya mencionado (—¿Ya llegaste al museo?Sí, ya estoy ahí) o que se precisa a continuación (Ya estoy ahí donde quedamos). Si no está anclado a un antecedente o a un consecuente, obliga a reinterpretar el tiempo verbal (En diez minutos estoy ahí) o a pensar en el desdoblamiento del hablante entre el mundo real y otro posible: Me veo boca abajo… Hay sangre en el piso… yo estoy ahí… pero me siento como que me veo desde arriba, desde el techo. Me veo tirada ahí… los pelos están con sangre…crea. J. L. Cabouli, Terapia de vidas pasadas).

Una segunda reestructuración reúne las dos series de adverbios en un único sistema en buena parte de Hispanoamérica, sobre todo en el español rioplatense, andino y del Caribe continental: para la expresión de la lejanía se prefiere ahí, ampliado como se acaba de ver, y para designar el lugar próximo al enunciador prevalece acá, compatible con la interpretación puntual.

Debido a estos procesos de neutralización los demostrativos se organizan de maneras diferentes según las variedades. Algunas conservan, como la peninsular, la oposición dominante del español medieval, que se establece entre los dos puntos extremos, aquí y allí, y la subordinada que cubre el espacio en términos de zonas extendidas.

X aquí  allí X 
acá  allá 

En otras, en cambio, como la rioplatense, los que presentan índices de frecuencia más altos son un adverbio en —á, acá, que designa el punto o la zona próximos al enunciador, y otro en -í, ahí, con el que la referencia al punto cercano al interlocutor se extiende a la lejanía. En esta oposición dominante cada uno marca su respectiva zona en relación directa con la situación enunciativa, de manera que se estrecha el espacio comprendido entre ambos. Para indicar puntos contrapuestos, en cambio, se combinan los opuestos aquí y allá (cuentos de aquí y cuentos de allá, López, 43), entre otros pares.5

acá  ahí 
X aquí  allá X 

La pérdida de la distinción entre los adverbios de localización y los de dirección que supone esta segunda neutralización, propia del español americano, no es exclusiva de los demostrativos, sino que se extiende a los otros adverbios identificativos6 incluidos por Nebrija en la cita inicial. Son estos los llamados adverbios de relación locativa (rae, 2009: §30.5a), que se organizan en parejas de opuestos: las de (4a) son adverbios de ubicación que identifican lugares; las de (4b) son adverbios direccionales:

  • (4)

    • a.

      dentro / fuera, delante /detrás, encima / debajo.

    • b.

      adentro / afuera, adelante /atrás, arriba/ abajo.

En el español americano mantienen vitalidad los que indican dirección, es decir, los prefijados con a-; los otros prácticamente no se usan en el sentido locativo. Así, los adverbios de (4b) quedan subespecificados ya que pueden indicar tanto ubicación como dirección. Sin embargo, la distinción se recupera sintácticamente, ya que cuando llevan complementos introducidos por de se interpretan como estáticos, véanse los ejemplos de (5a-c). Combinados con adverbios demostrativos, son aposiciones especificativas que precisan la ubicación o la dirección del movimiento, de acuerdo con el sentido del verbo, como en (5d):

  • (5)

    • a.

      Me encanta estar arriba de un escenario (crea, Clarín, 2001)

    • b.

      ¿Duerme aquí, debajo de la cama? (crea, Galeano, Bocas del tiempo)

    • c.

      A un costado del salón de recibo, adelante de la casa… (crea, Y. Guzmán, El país de las estancias)

    • d.

      Todos los que están ahí arriba (crea, Clarín, 22/01/2002); Hasta ahí arriba no llegaba ningún rumor (crea, J. Andrade, Un solo dios verdadero)

El sincretismo de los adverbios demostrativos también conduce a suplantar la información léxica perdida en los dos procesos de neutralización señalados por indicios gramaticales; en particular, ahí, el locativo que ofrece mayores puntos de contrastes formales y semánticos, obliga a fijar su interpretación a través de recursos sintácticos, como la posición que ocupa y su compatibilidad con el predicado.

Acá / ahí: contrastes gramaticales

Como ya se ha señalado, la distinción entre adverbios de ubicación y de dirección se ha desdibujado en el paradigma unificado argentino, sobre todo en lo concerniente a acá, que se combina tanto con verbos estativos (6a) como con los de movimiento (6b). Por el contrario, (6c) muestra que ahí mantiene su valor locativo básico con verbos estativos, y solo esporádicamente indica dirección, con verbos de movimiento, como en (6d). En (6e), extraído de El habla culta de la ciudad de Buenos Aires, se pone de manifiesto la oposición entre acá (probablemente el instituto donde se lleva a cabo la entrevista, pero ampliado también al país), y ahí (el hospital lejano, así como el país extranjero):

  • (6)

    • a.

      Estoy acá (López, 67)

    • b.

      Acá no llegó ninguna denuncia (López, 106)

    • c.

      Ahí estaba el tipo con muletas; Seguro que los metió ahí (Dal Masetto, 21, 59)

    • d.

      A la tarde llegamos ahí; ¿Quién llegaría ahí para el cuento? (López, 66)

    • e.

      Lo vi, sí, sí. Estuvo acá en el instituto. Trajo un médico de ahí, justamente del… del… hospital donde él estaba, que dio una conferencia acá (B5, 285)

Las diferencias entre ahí y acá se reflejan, como mostraron los contrastes de (3), en la combinación con las preposiciones y locuciones preposicionales con las que comparten el valor del rasgo [+ / — delimitado]: ahí es el término seleccionado habitualmente por desde, de, a partir de, hasta —(7a)— en tanto que acá prefiere otras como para o hacia —(7b)—. Los dos adverbios pueden ser introducidos por la preposición por, que amplía el radio que les corresponde a acá y a ahí (en su significado estrictamente locativo), como en (7c):

  • (7)

    • a.

      …en el otro extremo de la plaza, y desde ahí espío; la estaca está donde debe estar, y de ahí no hay dios que la mueva; Dejamos de pagar los impuestos, y a partir de ahí empezamos desde cero (Dal Masetto, 187, 193, 142)

    • b.

      ¿Por qué no le manda decir al notario que venga para acá? (íb. 146)

    • c.

      Las pocas veces que pasaba por acá; Son muchachos de por acá; ni siquiera aire para un tirito por ahí me queda (López 11, 35, 28). Por acá he visto pasar a cada personaje; El vándalo pasó por ahí (Dal Masetto, 114, 182)

El significado puntual inherente a ahí permite explicar que sea focalizado por diferentes recursos, desde las copulativas enfáticas de (8a), introducidas por el relativo locativo donde o por el temporal cuando, a los adverbios que indican contraste o precisión de (8b):

  • (8)

    • a.

      Ahí fue donde lo pensé un poco, y me dije…; Ahí fue cuando pensé muy seriamente sobre este asunto (Dal Masetto, 100, 203); hasta llegar a ser… director de programas y ahí fue cuando se me produjo una gran confusión en mi camino (HCBA, 6.45)

    • b.

      Ahí sí que pasa de todo (López, 102); Ahí mismo, ante sus ojos, sobre el escritorio, se apilaban los formularios personales (Jarkowski, 35); ¿En 1942? dijo Marconi, ¿justo ahí? Con la muerte de Arlt… Ahí se terminó la literatura moderna en la Argentina (crea, Piglia, Respiración artificial)

Estos recursos focalizadores no se aplican a acá cuando se interpreta en su significado direccional extendido, que se reconoció en los contrastes de (3), pero sí en el área rioplatense, donde admite la lectura puntual:

  • (9)

    • a.

      Acá es donde vive el Profesor (crea, Piglia, Respiración artifcial)

    • b.

      Va a pasar propiamente acá mismo (íbid.); Cuando tuvimos dos, acá mismo hicimos una fiesta (corde, Onetti, El astillero); … por los museos que yo he visto en otras partes, en el Viejo Mundo, en otros países, acá mismo en América Latina, en México (crea, Paraguay, oral); Acá sí que juega. <www.ole.com.ar/futbol-internacional/…/Aca-juega_0_815318694.ht>

Los dos adverbios coinciden asimismo en ocupar dos posiciones básicas en la oración, como muestran los ejemplos de (6): en la posición posverbal, con la función informativa de foco presentativo, y en el margen izquierdo de la oración, por lo general como tópico que enmarca el contenido proposicional, aunque también puede enfatizarse como foco contrastivo, que se mueve desde el predicado. En cuanto a las funciones sintácticas, ahí es siempre complemento cuando, con verbos de movimiento, designa una dirección, como en (6b y d), pero en (10a) desempeña las funciones de complemento locativo o de adjunto, según sea o no seleccionado por el verbo con el que se combina; lo mismo, acá en (10b):

  • (10)

    • a.

      La casa está vacía y nos damos cita ahí; Adquirió una propiedad en Cabo Desengaño y los enterró ahí; Espero que me dejen ahí; ¿Y qué había ahí? (Dal Masetto, 10, 39, 106, 58)

    • b.

      Nos quedamos acá; Me dejó acá; Vivo acá; Se hizo la casita acá (López, 12, 36, 11, 48)

En las dos primeras oraciones (10a) ahí remite anafóricamente a un antecedente (la casa y Cabo Desengaño); en los restantes, la interpretación es deíctica. Esta es la única que admite acá, como se advierte en (10b).

También son expresiones referenciales estos adverbios, que aparecen destacados en la posición inicial en (11):

  • (11)

    • a.

      Ahí enfrente, en la casa amarilla, el médico instaló una unidad sanitaria (Dal Masetto, 142)

    • b.

      Ahí fue donde vi volar un chancho (Íbid, 99)

    • c.

      Acá no llegó ninguna denuncia; Acá estoy; Acá me ve; Acá me siento en el patio (López, 104, 30, 35, 85)

En (11a) ahí forma parte del tópico del que se predica el resto de la oración: en este constituyente complejo ahí aparece precisado por una aposición restrictiva enfrente y el conjunto, por una aposición explicativa, en la casa amarilla. En (11b), una copulativa enfática, ahí es el foco contrastivo que niega todo otro valor posible de la variable donde. En los ejemplos de (11c) también acá aparece destacado por la posición inicial a la que se ha adelantado, aunque sin estar marcado por focalizadores u otros recursos sintácticos.

Los adverbios ubicados en la periferia izquierda de la oración no siempre tienen una conexión evidente con la estructura oracional. Como se ve en (12), no indican un lugar específico, sino una zona amplia cercana al lugar de la enunciación con acá o a una distancia mayor, que queda indeterminada, con ahí. Mientras que acá sigue preservando su significado locativo, en ahí se amplía al temporal, cuando ubica la ocurrencia de un evento, que puede ser incluso un proceso mental:

  • (12)

    • a.

      Acá me dicen Clara; Acá se arma cada conversa; Acá colaboramos con las instituciones (López, 48, 69, 83)

    • b.

      Ahí vuelve Drago trayendo a Cornejo; Ahí empezó todo; Ahí me di cuenta de que la suerte en el juego se me comenzaba a dar vuelta (Dal Masetto, 67, 153, 139)

En (12) acá traza un marco amplio que permite ubicar oraciones de interpretación genérica, con sujetos no específicos, como el primero, que excluye al enunciador, o los dos siguientes, que lo incluyen más o menos vagamente. En tal sentido el valor locativo de acá se interpreta metonímicamente, en relación con los seres humanos que ocupan el lugar (‘los que están / estamos acá…’).

Por el contrario, en (12b) ahí recibe una interpretación temporal, puesto que hace referencia al momento en el que se produce un evento específico y puntual: alguien o algo que entra en escena, o bien la modificación imprevista de una situación física o mental. En estas oraciones, que, por lo general, designan logros, predominan los tiempos perfectivos, y ahí precisa el momento exacto: ‘precisamente en ese momento me di cuenta’. Cuando se construyen en presente, en cambio, indican la inminencia del proceso o acción: ‘ya mismo vuelve’.

En (11a) y en los ejemplos de (12b) ahí admite dos pronunciaciones diferentes: la general, bisilábica, con acento en la segunda sílaba [a-í], y la monosilábica, átona, en la que la dislocación del acento da lugar al diptongo [ái]. La segunda indica, por lo general, un debilitamiento del significado locativo inherente de ahí, que pierde su rasgo referencial, locativo o temporal, y se interpreta como una indicación vaga al contexto o a la situación. Aunque por lo general esta diferencia prosódica no se refleja en la ortografía, Berta Vidal de Battini la marca en algunos de sus Cuentos y leyendas populares de la Argentina a través de la ubicación del acento ahí / áhi:

  • (13)

    ¿Qué hace ahí?…Y cuando el zorro lo alcanzó a ver salió disparando y se fue hasta junto la cueva, y ahí estaba esperando ló al tío, y cuando el tigre iba llegando se largó el zorro a la cueva. Áhi el tigre metió la mano y lu agarró de la cola (El zorro con el tigre, Tucumán, vol. I, 68)

En este pasaje la diferencia acentual distingue el ahí locativo —en posición posverbal el primero— del áhi, que traza el marco espacio-temporal en el que se sitúa la oración. En otros casos, en cambio, áhi aparece en todos los contextos, incluso en aquellos en que conserva su significado pleno (por áhi); véase el pasaje de (14). En este uso, áhi se condenaba como vulgarismo, indicador de habla rural o popular:7

  • (14)

    Y di áhi que pasa por áhi el tigre y le pregunta al zorro pórque ‘taba atau. Y di áhi li ha dicho el zorro que él mismo si ha atau, porque iba haber un viento muy grande, que iba a arrancar todo, que los árboles muy grande como ande ‘taba él iban a quedar escasos. Y áhi ha teníu miedo el tigre y el zorro que li había dicho que si quiere lu ata áhi, a él, pa que se salve, porque él, que le dice, que él tenía la cueva en que meterse (El tigre y el zorro, Tucumán, vol. I, 71)

La pérdida del rasgo referencial que se produce en la posición inicial convierte en (14) a áhi (que también a veces se escribe ay o ai) en una partícula semiexpletiva, que sitúa vagamente las oraciones en el tiempo o en el espacio, o las vincula en una secuencia narrativa. En el español de México, Centroamérica y Caribe continental este proceso ha avanzado en el sentido de la pragmatización del elemento expletivo, que introduce intercambios conversacionales: Bueno, ahí se les avisa; Sírvase ai unas copas; Ay regreso mañana (Kany, 1976: 321).

Ahí en expresiones lexicalizadas

Los diversos significados del adverbio ahí en el español de la Argentina se concentran en su posición central en la serie ternaria: así como su valor locativo básico se asocia al lugar en el que se encuentra el interlocutor: ‘en ese lugar’, el de tiempo, ‘en ese momento’, el de manera indica un valor alejado de los extremos —’regular, ni bien ni mal’—, y en poray, en el de aproximación con cuantificadores y, como se verá en la próxima sección, en el epistémico, la zona que se extiende entre las certezas, positiva y negativa, es decir, la duda.

  • (15)

    • a.

      No te quedes ahí, por Dios (crea, Vl, Kociancich, La octava maravilla)

    • b.

      Ahí confirmamos que cuando llegue el momento crucial vamos a estar solos (Dal Masetto, 131)

    • c.

      —¿Cómo estás? —Ahí andamos (wordreference.com. Language Forum. 7.07.08)

    • d.

      Personas mayores de 18 años o por ahí, recuerdan… (Yahoo.argentina respuestas)

    • e.

      Por ahí se solucionan algunos problemas (crea, La Nueva Provincia, 28.07.97)

El significado de ahí se amplía al ocupar también la zona correspondiente a allí y, más claramente, con los procesos de gramaticalización involucrados en la pérdida de sus rasgos [+locativo], [+referencial], [+definido]. Convertido así en un semiexpletivo, se expandió su distribución y se redujo su forma fonética. Una consecuencia adicional de estos cambios ha sido la integración de ahí en un amplio número de expresiones lexicalizadas, como la locución ilativa de ahí que y expresiones temporales, como de ahí en más, en la que ahí marca un límite respecto del tiempo que sigue. Mientras estas pertenecen a la lengua formal, otras expresiones son propias de la lengua coloquial y están sujetas a mayor variación dialectal, como el marcador narrativo y de ahí [ideái] ‘y entonces’, que aparece en (14), característico del habla rural de algunas provincias argentinas.

Es propia del habla de los jóvenes la expresión ni ahí, que se emplea como respuesta negativa enfática a una pregunta o para rechazar algún comentario, como en (16):

  • (16)

    • a.

      Muy buena banda… pero no me gusta ni ahí!!! Son unos capos pero no de mi estilo

    • b.

      —¿Te gustó la película? —Ni ahí! (wordreference.com. Language Forum, No me gusta ni ahí, 16.07.07)

Corresponden al registro coloquial varias locuciones en las que ahí va seguido del adverbio nomás (o no más), en su sentido de focalizador de precisión (‘exactamente’, ‘justo’): (y) ahí no más: ‘y de repente’; ‘e inmediatamente’ en (17a), ahí no más de, que se asimila al adverbio cerca en su sentido aproximativo y en su construcción de complemento preposicional (‘cerca de, a punto de’) (Tognola, 2012), en (17b) y (17c); (y) hasta por ahí nomás una expresión cuantificativa, que va pospuesta y cuya figura tonal puede ser independiente. Se entiende como una atenuación por la que el enunciador intenta acotar o rebajar el grado de la propiedad ponderada, como se comprueba en (17d):

  • (17)

    • a.

      Cuando lo llevó allá, áhi no más se lo comió (Vidal de Battini, “El zorro y la gallina”, San Luis)

    • b.

      Linda fecha para cumplir [años] eh, ahí nomas de navidad

    • c.

      La Sole estuvo ahí nomás de formar parte del [festival de rock]

    • d.

      El espectáculo está bien. Y hasta por ahí, no más. Y se hace larguito <www.alternativateatral.com/opinador22543-rolly?pagina=2-Argentina>

Si bien el significado de la locución (y) hasta por ahí nomás no es totalmente composicional, sin embargo, el componente atenuativo o aminorativo sí puede localizarse en por ahí, que, entre otros significados, indica aproximación (‘más o menos’), como en (15d) o en (18a); a su vez, hasta —una preposición que se combina con términos delimitados— le aporta el valor negativo de (18b):

  • (18)

    • a.

      ¿Cuesta quinientos pesos? —Y… por ahí[porái]anda.

    • b.

      Soy más realista que el rey: libertad, hasta por ahí; iguadad, ninguna (corde, Cambaceres, Música sentimental)

La próxima sección está dedicada a esta locución y, en particular, al proceso por el que desde su significado locativo se lexicaliza como adverbio modal. De hecho, en la lengua escrita una oración como Por ahí viene Marisa es ambigua, ya que puede interpretarse como una información sobre el trayecto de alguien que se acerca al lugar donde se produce la situación comunicativa o bien sobre una conjetura en relación con ese evento. En la lengua hablada, en cambio, se distinguen por su pronunciación: por ahí / poray.

Por ahí / poray

La modalidad epistémica se define tradicionalmente en términos de la actitud de certeza o duda que el hablante asume en relación con el contenido proposicional del enunciado, en términos de su grado de compromiso acerca del su valor de verdad, de su ubicación en el mundo real o en uno posible, más o menos alejado del real, o de la evidencia en la que se apoya (el testimonio de los sentidos o de lo dicho por otros). La certeza —positiva o negativa— puede situarse puntualmente a ambos extremos del continuo epistémico; la duda, en cambio, se extiende a lo largo de la zona intermedia en la que es posible establecer grados.

En el plano gramatical, la duda se expresa en español a través de los auxiliares modales y de operadores como tal vez, quizás, posiblemente o probablemente que inducen el modo subjuntivo. En el registro coloquial los recursos son más bien léxicos: adjetivos, adverbios o locuciones adverbiales que, por lo general, no inciden en el modo verbal, como en el español peninsular igual (Igual llueve) y en el rioplatense capaz (Capaz que lo conoce), en una de esas (En una de esas viene), a lo mejor (A lo mejor lo vemos) y por ahí (Por ahí lo invito). Estas expresiones, complejas y heterogéneas, tienen en común el carácter indefinido que se manifiesta en uno de sus elementos, como en tal vez (con un determinante demostrativo indefinido), en una de esas (el pronombre en la construcción partitiva) e incluso en el superlativo de a lo mejor. El rasgo indefinido es también el eslabón necesario para entender el desplazamiento semántico —y fonético— que dio lugar al significado epistémico de por ahí.

En su significado básico, el sintagma preposicional por ahí identifica un trayecto, es decir, un lugar por el que alguien o algo se desplaza. Cuando ahí aporta los rasgos [+locativo], [+referencial], [+definido] la construcción puede ser focalizada mediante diferentes recursos:

  • (19)

    • a.

      Es por ahí que ha salido Pedro (corde, J. Mármol, Amalia)

    • b.

      No hemos de ir por ahí, sino por aquí (corde, B.Pérez Galdós, Juan Martín)

    • c.

      Noté que por ahí justamente avanzaba una señora de blanco (corde, Bioy Casares, El gran Serafín)

    • d.

      Sólo por ahí pueden atacarte (corde, L. Alas, La Regenta)

Como las expresiones locativas que designan la dirección de un movimiento —cf.(1b), (6d)— también los trayectos son seleccionados por algunos verbos de movimiento, como ir, pasar, cruzar, caminar, entrar, salir. Como los otros demostrativos, ahí puede ir seguido de una aposición restrictiva (por ahí cerca, por ahí abajo…) y el sintagma preposicional, por una aposición explicativa: Salieron por ahí, por esa puerta.

Ahora bien, así como se ha reconocido un adverbio ahí tónico y uno átono —siempre ubicado en posición inicial de oración, semiexpletivo o expletivo— también se distinguen fonéticamente dos por ahí: el que se acaba de reconocer por sus comportamientos, típicos de una expresión referencial locativa en la que ahí, palabra disílaba aguda, designa un lugar identificable a partir de la situación discursiva o del contexto, y otro que por la dislocación acentual se funde en una sola palabra con la preposición, el adverbio poray, que ha perdido el rasgo referencial de ahí. La diferencia fonética solo se representa esporádicamente en la ortografía: Poray son cosas que ustedes no… (López, 17) o, como observaba Bioy Casares (2001: 284): Por ahí (léase por ay). A lo mejor, tal vez, y recordaba la expresión popular Por ay cantaba Garay, usada para indicar que alguien se ha orientado correctamente y se está aproximando a la solución del acertijo o el problema.

Este adverbio, a su vez, propio de la lengua coloquial, ha desarrollado dos valores bien diferenciados, uno indefinido, tanto en su acepción locativa (‘por alguna parte’, ‘por cualquier parte’) como en la temporal (‘a veces’), y otro, epistémico (‘tal vez, a lo mejor’), que es un adverbio oracional.

En la lectura locativa indefinida se distingue de por ahí de (18) en dos aspectos, ambos negativos: por una parte, no admite la lectura deíctica ni la anafórica; por la otra, no está restringido a los verbos de movimiento, sino que su distribución se ha ampliado a otros verbos, tanto dinámicos como estativos, e incluso a contextos no verbales, como los de (19):

  • (20)

    • a.

      ¿O usted va a venir a plancharme la ropa para que yo ande atestiguando por ahí? (López, 12)

    • b.

      …mirando ya un árbol, ya un chico que juega por ahí… (corde, E. Sábato, Sobre héroes y tumbas)

    • c.

      No laburó más. Y los hijos por ahí, padeciendo (López, 68)

Sin embargo, comparte con el anterior algunas de sus características: su posición, por lo general pospuesta al verbo, y su compatibilidad con las aposiciones, que se ilustra en los ejemplos de (21):

  • (21)

    • a.

      Usted ¿cuando anda por ahí, por el centro, usted ve las fachadas, ve los modelos y reproduce luego o todo se lo imagina? (crea, Venezuela, oral)

    • b.

      Entonces los indios vivían por ahí donde sale el sol, a la orilla de un río muy grande (corde, L. Mansilla, Una excursión a los indios ranqueles)

La acepción temporal de por ahí > pórai, menos frecuente, se distingue tanto por su posición inicial como por su significado habitual o reiterativo (‘a veces’, ‘seguido’, que en algunos casos lo refuerzan); por eso, siempre se presenta con tiempos imperfectivos, como en (22):

  • (22)

    • a.

      Por ahí les soltaba comentarios a propósito del barco para ver si alguno pisaba el palito (corde, J. Cortázar, Final de juego)

    • b.

      No sé, por ahí sentía que se me venían muchas cosas encima y no se estaba encarando todo como a mí me gustaba (crea, Yo soy el Diego)

    • c.

      Por ahí a veces venía mucha más gente de afuera que de Olavarría www.revistamagna.com.ar/index.php?…id>

A diferencia de los valores anteriores, que, a pesar de la fusión fonética, permiten reconocer los formantes, el poray epistémico se ha vuelto una palabra opaca, sin estructura morfológica. Como es un adverbio oracional, no tiene conexión directa con el verbo, por lo que no está sometido a ninguna restricción léxica ni flexiva, como muestran los contrastes con el poray locativo, en (22):

  • (23)

    • a.

      Anda por ahí; Encontró un perro por ahí; Está por ahí.

    • b.

      Por ahí lo conoce; Por ahí quiere verte; Por ahí llueve.

En cuanto a la posición, la del poray indefinido es normalmente posverbal, a menos que se adelante por razones temáticas, como en (24a); en cambio, el epistémico aparece en la posición inicial de la oración (24b), y menos frecuentemente del predicado (24c), o del constituyente sobre el que incide, como en los dos últimos ejemplos:

  • (24)

    • a.

      Por ahí anda, perdido en Buenos Aires (crea, M. Lynch, Los dedos de la mano)

    • b.

      Por ahí anda perdido en Buenos Aires

    • c.

      Yo me reía de tu bolero, y la carta que recibí por ahí dice lo mismo que el bolero (crea, M. Puig, El beso de la mujer araña)

    • d.

      En este caso el análisis es diferente, por ahí un poco más vertiginoso (crea, El País, Uruguay, 04/10/2001)

    • e.

      Muchas veces se requieren trabajadores y se exige que sean de color claro y, por ahí, de ojos azules, para integrar el plantel de alguna empresa (crea, Senado argentino, 15 de julio de 1998 <http://proyectos.senado.gov.ar>

Tampoco admite aposiciones, como los anteriores, pero puede ser reforzado por expresiones de significado similar:Y por ahí a lo mejor jugando empezaban a hacer algo sexualmente (crea, M. Puig, El beso de la mujer araña).

A partir de las diferencias señaladas cabe prever que solo el locativo puede ser respuesta a una pregunta parcial, mientras que el epistémico puede serlo de una total; así lo muestra el contraste de (25):

  • (25)

    • a.

      ¿Por dónde anda Marisa? Por ahí / Poray.

    • b.

      ¿Vas a ir al cine mañana? Poray.

Por otra parte, el locativo es compatible con oraciones de diferente tipo, como las de (26), mientras que el epistémico resulta extraño con las interrogativas y rechaza las imperativas; solo aparece en las declarativas:

  • (26)

    • a.

      ¿Anda por ahí / poray Marisa?

    • b.

      Andá a pasear por ahí /poray, así te distraés.

    • c.

      *¿Por ahí viene Marisa?

    • d.

      *Poray andá a pasear.

Los comportamientos enumerados se explican por las diferentes posiciones estructurales que estas dos expresiones ocupan en la estructura oracional: el locativo, en el predicado, como dependiente del verbo o de todo el constituyente sintáctico; el epistémico, en una posición más alta, desde la que tiene alcance sobre la oración en su conjunto y, más raramente, sobre alguno de los constituyentes.

Conclusiones

De acuerdo con la hipótesis localista, a partir de los conceptos espaciales se organizan otras estructuras semánticas, como la temporal o la epistémica. El adverbio ahí ha proporcionado una buena guía para comprender estos sucesivos procesos de expansión del significado básico a terrenos cada vez más alejados de la referencia deíctica-anafórica propia de un adverbio demostrativo locativo. El hecho de que haya sido ahí y no otro de los adverbios demostrativos el que haya seguido este recorrido se demostró no como una mera casualidad sino, más bien, como el resultado de dos factores: su posición inestable en las varias reorganizaciones del sistema demostrativo, y su forma fonética, que hizo posible la dislocación del acento y su reducción a un proclítico. Una suerte similar le cupo a por ahí entre las expresiones lexicalizadas.

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En el corde la presencia de ahí representaba el 0.025 entre los adverbios en —í hasta el 1600; el 0.036 entre 1601 y 1800; entre 1801 y 1900 crece al 0.084 y desde 1901 a 1973, al 0.275; en el crea, donde representa el 0.35, aunque sigue siendo el tercero en frecuencia.

De los textos que figuran en el corpus Dal Masetto y López muestran mayor cercanía a la variedad hablada actual del español rioplatense, con un claro predominio de acá y ahí entre los adverbios demostrativos; en cambio, en el Habla culta de la ciudad de Buenos Aires, de las 206 ocurrencias de estos adverbios ahí alcanza el 35% y acá solo el 22%, superado por allí con el 25%; este porcentaje, sin embargo, proviene de las cifras reunidas en dos entrevistas (15 y 19). Los otros, en cambio, se reparten de modo más equilibrado. Los menos empleados son aquí (11%) y allá (6%).

Entre estos, el arcaico acullá alternaba o se combinaba con los otros para marcar la mayor distancia, ya que, como se señala en el drae, más bien correspondía a la variante intensiva de la lejanía: “A la parte opuesta de quien habla. U. en contraposición a adverbios demostrativos de cercanía, como aquí o acá, y menos frecuentemente a los de lejanía, como allí o allá, de los que puede ser un intensivo” (drae, 22a edición).

Ya se ha mencionado la incorporación tardía de ahí en el español clásico; en cuanto a los determinantes, señala Penny, “en áreas más conservadoras, como la Península Ibérica, se procuró restaurar la antigua tripartición, convirtiendo a ipse, que tenía un sentido enfático, en demostrativo de segunda persona” (2006: 171). Se trata de un tema, que, evidentemente, requiere un estudio más detenido y documentado del que se puede realizar aquí.

También se combinan los dos en —á: Trabajaba un día acá y otro allá (Dal Masetto, 102). No encontré la coordinación entre aquí y allí entre los textos orales argentinos del crea ni en las novelas analizadas.

Una confluencia similar se extiende a las construcciones del tipo río abajo, que en el español peninsular siempre se interpretan en sentido dinámico, mientras que en el español americano admiten también la interpretación estativa cuando se expresa el complemento que fija el punto de referencia, como en (i), e incluso un grupo cuantificativo diferencial que modifica a todo el sintagma, como en (ii) (cf. Di Tullio, 1994):

(i) Hallan cadmio río debajo de una vía contaminada en el sur de China <http://espanol.cri.cn/782/2012/01/27/1s237093.htm>.

(ii) “Desemboca por la izquierda en el río Oká, algunas decenas de kilómetros río arriba de la gran ciudad industrial de Dzerzhinsk (Wikipendia. Río Kliazma).

Carricaburo se refiere así a la valoración de esta forma: “La expresión ahi coexiste con ahí en muchas partes de España y América, sobre todo en la lengua rural y en la subestándar o vulgar. En el caso del español de Buenos Aires ha perdurado como forma alternativa de ahí, y en la actualidad se utiliza en la lengua culta sobre todo en la expresión por ahí” (2011: 369).

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