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Dependencia emocional en jóvenes: relación con la sintomatología ansiosa y depresiva, autoestima y diferencias de género
Emotional dependency in youth: Relationship with anxious and depressive symptoms, self-esteem and gender differences
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Irache Urbiolaa,
Autor para correspondencia
i.urbiola@deusto.es

Autor para correspondencia.
, Ana Estéveza, Itziar Iruarrizagab, Paula Jaureguia
a Universidad de Deusto, Bilbao, España
b Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España
Este artículo ha recibido
Recibido 04 abril 2016. Aceptado 14 noviembre 2016
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Tablas (4)
Tabla 1. Correlaciones entre ansiedad, autoestima, depresión y dependencia emocional
Tabla 2. Regresión lineal de dependencia emocional, y ansiedad y autoestima
Tabla 3. Diferencia de medias en dependencia emocional entre chicas y chicos
Tabla 4. Diferencia de medias en dependencia emocional entre participantes con y sin pareja
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Resumen

La dependencia emocional es un patrón de necesidades emocionales insatisfechas que se intentan cubrir desadaptativamente con otras personas, y que pueden favorecer el desarrollo de sintomatología psicológica disfuncional. Este estudio tiene como objetivo analizar la dependencia emocional en jóvenes con y sin pareja, analizar las diferencias por género en dependencia emocional, y evaluar la relación de la dependencia emocional con la autoestima y la sintomatología ansiosa y depresiva. Participaron 535 jóvenes de 18 a 31 años de centros de enseñanza superior universitaria. Los resultados han mostrado que la dependencia emocional se relaciona negativamente con la autoestima y positivamente con la sintomatología ansioso-depresiva, y sería predictora de las mismas. No se encontraron diferencias significativas en función del género o de tener o no pareja en dependencia emocional total, aunque los chicos obtuvieron puntuaciones mayores en «necesidad de agradar», los participantes con pareja en «necesidad de exclusividad» y los participantes sin pareja en «evitar estar solo». Estos resultados proporcionan información adicional sobre la dependencia emocional y sus consecuencias en jóvenes.

Palabras clave:
Dependencia emocional
Ansiedad
Depresión
Autoestima
Género
Abstract

Emotional dependency consists of a pattern of unsatisfied emotional needs that are maladaptively met with other people, which may lead to the onset of dysfunctional psychological symptoms. This study aims to analyse emotional dependency in young people with and without a romantic partner, gender differences in emotional dependency, as well as to assess the relationship between emotional dependency and self-esteem, anxiety and depression. Five-hundred and thirty-five university students aged 18 to 31 years participated in this study. Results showed that emotional dependency was negatively related to self-esteem and positively related to and predictive of anxious-depressive symptoms. No significant differences were found in total emotional dependency as a function of gender or of having a romantic relationship. Nevertheless, higher scores were found in males for ‘Need to please’, in participants with a partner for ‘Need of exclusivity’, and in participants without a partner for ‘Avoiding being alone’. These results extend our knowledge about emotional dependency and its consequences in young people.

Keywords:
Emotional dependency
Anxiety
Depression
Self-esteem
Gender
Texto completo

La dependencia emocional se define como un patrón persistente de necesidades emocionales insatisfechas que se intentan cubrir desadaptativamente con otras personas (Castelló, 2000; Rodríguez de Medina, 2013). En las relaciones de pareja alude a un tipo de relación interpersonal establecida entre una persona y su pareja caracterizada por la necesidad extrema de afecto, una necesidad excesiva para obtener la aprobación de los demás, subordinación, deseo de exclusividad y miedo a la soledad (Castelló, 2005; Urbiola, 2014). Otros, como Skvortsova y Shumskiy (2014), señalan que las personas dependientes sienten la imposibilidad de imaginarse la existencia sin la pareja. La persona dependiente emocional puede establecer relaciones exclusivas y parasitarias, en las cuales se da una gran necesidad afectiva que le conduce a establecer relaciones asimétricas, adoptando una posición subordinada frente a la de su pareja y llevando a cabo infinidad de actos con el fin de evitar que la relación se termine (Izquierdo y Gómez-Acosta, 2013).

La mayoría de estas conceptualizaciones destacan la importancia de las relaciones tempranas con los padres o con los cuidadores, esto es, con las figuras de apego, como elemento crucial en la formación de rasgos de personalidad dependiente (Urbiola, 2014). La crianza con carencias afectivas podría conducir a los sujetos a tratar de buscar la sensación de protección y seguridad que tanto ansían, enredándose en relaciones de dependencia (Rusbya, Harrisb y Taskera, 2013). Asimismo, las personas con un apego patológico tendrían mayores dificultades que una persona con un apego seguro para gozar de las relaciones interpersonales de un modo saludable y pleno, lo que se evidencia, por ejemplo, en manifestaciones de dependencia excesiva, relaciones de mucha intensidad pero inestables, dificultades para entender los motivos del otro, y miedo al abandono (Ara, 2012). De la misma manera se pueden generar a su vez relaciones de total sumisión al otro, anulándose como sujetos, dado que su única motivación sería la de sentirse acompañados, independientemente de la calidad de la relación (Janin, 2011).

En la misma línea, autores como Mikulincer y Shaver (2012) defienden que si los intentos de autonomía han sido censurados en la infancia se podrían generar ideas de sí mismos de incapacidad y de desvalorización, lo que podría compensarse con intentar asegurar la presencia de un otro que complete sus carencias. Como puede verse, se da una necesidad excesiva de aprobación y atención por parte de la pareja. De no obtenerla, las personas dependientes viven esta situación negativamente, como algo que les genera dudas acerca de su autovalía y de la aceptación con la que cuentan por parte de su entorno. En este sentido, se ha encontrado que las personas dependientes poseen una autoestima empobrecida y un concepto de sí mismos negativo (De la Villa y Sirvent, 2009). Bornstein (1993, 1994) también profundizó en la conceptualización de la dependencia emocional, y señaló que la dependencia emocional, combinada con experiencias de estrés interpersonal, podría producir aumentos en la patología física y psicológica. Para la persona dependiente emocional, el trauma que supone la ruptura es verdaderamente devastador, y constituye con frecuencia el acontecimiento precipitante de síntomas depresivos tales como sentimientos de rechazo, negación y abandono que pueden desembocar en intentos autolíticos y suicidios consumados (Lemos, Londoño y Zapata, 2007). Por otro lado, las personas con dependencia emocional también pueden presentar síntomas de ansiedad, sentimientos de desvalimiento y vacío emocional e insatisfacción crónica (Hirigoyen, 2013; Morgan y Clark, 2010).

La dependencia emocional también ha sido estudiada en relación con el género. Charkow y Nelson (2000) señalaron que las mujeres han sido educadas en la creencia de que la felicidad consiste en tener una pareja sentimental (Sánchez-Aragón, 2009). Esta educación favorece la idealización del amor y de las relaciones de pareja (González-Ortega, Echeburúa y de Corral, 2008), lo que podría contribuir a la dependencia emocional en las mujeres (Alonso-Arbiol, Shaver y Yárnoz, 2002). Estudios recientes, sin embargo, han encontrado que los chicos adolescentes obtienen puntuaciones más altas en dependencia emocional (Urbiola y Estévez, 2015), por lo que es necesaria más investigación en cuanto a las diferencias de género de cara a contrastar las evidencias existentes en ambos sentidos. Unido a esto, las relaciones sentimentales en los jóvenes sirven como oportunidades para ampliar experiencias e intereses y enriquecer la identidad (Sánchez et al., 2011). La función de estas primeras relaciones de pareja consistiría en encontrar quiénes son, cómo de atractivos resultan, aprender a interactuar en una relación de pareja y ganar estatus en su grupo de pares (Domínguez, 2008). Massa, Pat, Keb, Canto y Carvajal (2011) han señalado, por ejemplo, que el bienestar emocional que se obtiene en las relaciones románticas tempranas está relacionado con la dependencia emocional en el caso de los adolescentes. No obstante, Castelló (2000, 2005) señalaba que no es necesario tener pareja para ser dependiente emocional. Sin embargo, existen pocos estudios en este sentido, siendo necesario realizar estudios que permitan conocer las diferencias en función de si se tiene pareja o no.

El presente estudio, como consecuencia, tiene como objetivo estudiar la dependencia emocional en jóvenes en relación con la autoestima y la sintomatología ansiosa y depresiva, así como las diferencias por género y en función de tener o no pareja. En línea con estos objetivos, se plantearon una serie de hipótesis que relacionan la dependencia emocional con las variables mencionadas. Por un lado, se espera que la depresión y la ansiedad correlacionen positivamente, así como que la autoestima correlacione negativamente con la dependencia emocional. Se espera también que la dependencia emocional sea predictora de la sintomatología ansiosa y depresiva y de la autoestima. Por otro lado, se espera que las mujeres puntúen más alto que los hombres en dependencia emocional. Por último, se espera que los participantes con pareja presenten puntuaciones mayores en dependencia emocional que los participantes sin pareja.

MétodoParticipantes

La muestra estuvo compuesta por 535 jóvenes universitarios de la Comunidad de Madrid, de los cuales 446 eran chicas (83,36%) y 89 eran chicos (16,64%). La edad media de los participantes fue de 21,15 años (DT=2,48), en un rango de entre 18 y 31 años. Entre los participantes, 445 tenían actualmente pareja (83,5%) y 88 no tenían (16,5%). Se utilizó como criterio de inclusión en el estudio que la relación de noviazgo hubiera durado al menos un mes, de acuerdo con Rodríguez, López-Cepero, Rodríguez, Bringas, Antuña y Estrada (2010) y Wolfe, Scott, Reitzel-Jaffe, Wekerle, Grasley y Straatman (2001). La edad de la primera relación de noviazgo se situó entre los 12 y 30 años (M=17,70; DT=2,04). En cuanto a la orientación sexual, el 93,5% de los participantes se señalaron heterosexuales, frente al 6,5% que se consideraron homosexuales o bisexuales.

Instrumentos

La Escala de Depresión del Centro para Estudios Epidemiológicos (CES-D; Radloff, 1977) consta de 20 ítems con un formato de respuesta tipo Likert (0=prácticamente nunca a 3=casi todo el tiempo). Esta escala está diseñada para medir 4 factores de primer orden de la depresión: afecto depresivo, afecto positivo, disminución psicomotora y dificultades interpersonales; también mide la depresión general como otro factor de segundo orden. Las propiedades psicométricas de la versión española del CES-D son muy elevadas (Calvete y Cardeñoso, 1999), hallándose una consistencia interna de 0,98 para la escala completa e índices de fiabilidad que oscilan del 0,84 al 0,96 en las 4 subescalas. Para los objetivos del estudio, se ha considerado la puntuación total de la escala (α=0,90 en este estudio).

La Escala de Dependencia Emocional en el Noviazgo de Jóvenes y Adolescentes (DEN; Urbiola, Estévez e Iraurgi, 2014) es un instrumento que permite hacer predicciones individuales sobre la expresión de dependencia emocional en las relaciones de pareja. Esta escala mide un constructo general de dependencia emocional, y 4 dimensiones específicas implícitas en este constructo: 1) evitar estar solo: hace referencia a las acciones que lleva a cabo la persona dependiente para no estar sola, ya que necesita sentirse querida, siendo esta su motivación para involucrarse en las relaciones sentimentales; 2) necesidad de exclusividad: mide la necesidad de saber en todo momento que la otra persona solo está para ella, llegando incluso a aislarse ellas mismas y aislar a sus parejas; 3) necesidad de agradar: se refiere a la necesidad de complacer a la pareja, incluso dejando de lado sus necesidades, para que esta le devuelva aceptación y así sentirse querida, y 4) relación asimétrica: mide cómo las relaciones que establecen las personas dependientes corren el riesgo de ser subordinadas y asimétricas. Este instrumento está compuesto por 12 ítems y dispone de una escala de respuesta de tipo Likert, con 6 posibilidades de respuesta (0=nunca, 1=una vez, 2=algunas veces, 3=muchas veces, 4=casi siempre, y 5=siempre). En relación con la consistencia interna del DEN, obtuvo un α=0,82 en el estudio de validación, siendo un valor de fiabilidad considerado como alto. En el presente estudio el valor del alfa de Cronbach fue de 0,81.

La Escala de Autoestima de Rosenberg (EAR; Rosenberg, 1965) explora la autoestima personal entendida como los sentimientos de valía personal y de respeto hacia uno mismo. Consta de 10 ítems, de los cuales 5 están enunciados de forma positiva y 5 de manera negativa para controlar el efecto de la aquiescencia. La EAR está compuesta por 10 ítems con opciones de respuesta en una escala de tipo Likert (1=no es verdad a 4=completamente cierto), lo que permite obtener una puntuación mínima de 10 y máxima de 40. La adaptación española de esta escala ha sido validada en población universitaria (Martín-Albo, Núñez, Navarro y Grijalvo, 2007), con un alfa de Cronbach de 0,88. El valor del alfa de Cronbach en este estudio fue de 0,82.

La sintomatología ansiosa se midió mediante el Cuestionario de 90 Síntomas (SCL 90-R; Derogatis, 1977). Se trata de una escala autoaplicada, constituida por 90 ítems, cuyos contenidos están relacionados con un amplio espectro de manifestaciones psicopatológicas. Cada ítem se puntúa en una escala tipo Likert de 0 a 4 (0=no he sentido esto en absoluto a 4=he sentido esto mucho o extremadamente) y hace referencia a una semana previa a la aplicación de la prueba. Las 9 dimensiones que evalúa son: somatización, obsesión-compulsión, sensibilidad interpersonal, depresión, ansiedad, hostilidad, ansiedad fóbica, ideación paranoide, y psicoticismo. En este estudio, se utilizó la subescala de ansiedad. La escala de ansiedad consta de 10 ítems y hace referencia a las manifestaciones clínicas de la ansiedad, tanto generalizada como aguda (i.e., pánico) e incluye signos generales de tensión emocional y sus manifestaciones psicosomáticas. El coeficiente alfa de fiabilidad de la adaptación española para cada una de las escalas del SCL-90 es alto (superior a 0,90) y tiene una fiabilidad test-retest buena a lo largo de un período de 2 semanas (Derogatis, 1989). En este estudio, la consistencia interna alcanzó un valor de 0,88.

Procedimiento

La muestra fue obtenida a través de un muestreo de conveniencia con estudiantes universitarios de la Universidad Complutense de Madrid. La participación en el estudio fue voluntaria, confidencial y anónima. A los participantes se les explicó que se trataba de un estudio para conocer de qué forma se relacionan los jóvenes y adolescentes y las consecuencias que podían tener. También se les señaló que podían abandonar el estudio en el momento que quisieran y que cualquier duda o comentario podría ser resuelto por las personas entrevistadoras que se encontraban en la sala.

Los participantes respondieron a un cuestionario que integraba los cuestionarios recogidos en el apartado de instrumentos. Este cuestionario podía ser contestado a través de Internet. Herrero (2013) señala que la aplicación de pruebas por medio de Internet obtiene buenos resultados, no existiendo diferencias en relación con las aplicaciones presenciales.

Resultados

En primer lugar, se analizó la correlación entre la dependencia emocional, la sintomatología ansioso-depresiva y la autoestima mediante la r de Pearson (tabla 1). Se halló que la dependencia emocional y sus 4 subescalas (evitar estar solo, necesidad de exclusividad, necesidad de agradar y relación asimétrica) correlacionaron de manera significativa con la dependencia emocional. Las relaciones fueron positivas en el caso de la ansiedad y la depresión, mientras que en el caso de la autoestima fueron negativas.

Tabla 1.

Correlaciones entre ansiedad, autoestima, depresión y dependencia emocional

 
1. Ansiedad  –             
2. Autoestima  −0,45*  –           
3. Depresión  0,58*  0,62*  –         
4. Evitar estar solo  0,32*  −0,28*  0,38*  –       
5. Necesidad de exclusividad  0,22*  −0,15*  0,16*  0,46*  –     
6. Necesidad de agradar  0,25*  −0,30*  0,21*  0,50*  0,58*  –   
7. Relación asimétrica  0,24*  −0,22*  0,32*  0,57*  0,41*  0,41*  – 
8. Dependencia total  0,32*  −0,29*  0,33*  0,78*  0,81*  0,79*  0,76* 
*

p<0,01.

En segundo lugar, se llevaron a cabo análisis de regresión lineal múltiple para evaluar el papel predictor de la dependencia emocional en la sintomatología ansiosa, depresiva y autoestima (tabla 2). Para ello, se comprobaron los supuestos de distribución normal (prueba de Kolmogorov-Smirnov no significativa), relación lineal de las variables (diagramas de dispersión), homocedasticidad (prueba de Levene no significativa), no autocorrelación (prueba de Durbin-Watson con valor superior a 1,4), y no colinealidad (proporciones de varianza por debajo del 90%). Todos estos supuestos fueron verificados excepto en el caso de la depresión, por lo que fue excluida de los análisis. Las 4 subescalas del DEN fueron introducidas como variables predictoras (evitar estar solo, necesidad de exclusividad, necesidad de agradar, relación asimétrica), y la variable criterio fue autoestima o ansiedad en cada modelo. Asimismo, el género y tener pareja fueron incluidos como covariantes para controlar su efecto en las regresiones. Los resultados han mostrado que, en el caso de la ansiedad, la variable predictora estadísticamente significativa fue evitar estar solo, así como la variable control de tener pareja; en el caso de la autoestima, las variables predictoras estadísticamente significativas fueron evitar estar solo y necesidad de agradar, así como las variables de control de sexo y tener pareja.

Tabla 2.

Regresión lineal de dependencia emocional, y ansiedad y autoestima

  R2  β 
Ansiedad
Paso 1  0,12  0,01     
Sexo      −0,10  −1,08 
Tener pareja      0,17  2,40* 
Paso 2  −0,35  0,11     
Sexo      −0,14  −1,52 
Tener pareja      0,14  2,06* 
Evitar estar solo      0,07  3,39* 
Necesidad de exclusividad      0,02  1,06 
Necesidad de agradar      0,02  1,29 
Relación asimétrica      0,02  1,29 
Autoestima
Paso 1  0,15  0,02     
Sexo      1,69  2,65* 
Tener pareja      −1,12  −2,39* 
Paso 2  0,38  0,15     
Sexo      2,48  4,03* 
Tener pareja      −0,95  −2,08* 
Evitar estar solo      −0,29  −2,27* 
Necesidad de exclusividad      0,16  1,71 
Necesidad de agradar      −0,60  −5,20* 
Relación asimétrica      −0,11  −1,01 
*

p<0,05.

En tercer lugar, se analizó la diferencia de medias en dependencia emocional en función del género mediante la prueba t de Student (tabla 3). Para ello, se comprobó la homocedasticidad (prueba de Levene) y la distribución normal (prueba de Kolmogorov-Smirnov) de las variables entre chicos y chicas, que se verificaron en todas las variables excepto en necesidad de agradar. No se hallaron diferencias significativas en las puntuaciones de dependencia emocional entre chicos y chicas, salvo en la subescala de necesidad de agradar, en la cual los chicos puntuaron más alto. En el caso de esta variable, se comprobó mediante la prueba U de Mann-Withney que los resultados también fueran estadísticamente significativos (p<0,05). Se analizó también el tamaño del efecto mediante la d de Cohen, cuyos parámetros establecen que los tamaños del efecto menores de 0,20 serían pequeños, en torno a 0,50 serían medios y los mayores de 0,80 serían grandes (Cohen, 1992). En este estudio, la subescala de necesidad de agradar sería la que mayor tamaño del efecto tendría, con un valor medio y negativo.

Tabla 3.

Diferencia de medias en dependencia emocional entre chicas y chicos

  Grupo  N  M (DT)  T (gl)  d 
Evitar estar solo  Chicas
Chicos 
434
86 
2,78 (2,20)
3,05 (2,44) 
−1,00 (518)  −0,12 
Necesidad de exclusividad  Chicas
Chicos 
437
85 
4,46 (3,00)
4,34 (2,98) 
0,34 (520)  0,04 
Necesidad de agradar  Chicas
Chicos 
434
87 
3,84 (2,40)
5,06 (2,89) 
−4,20 (519)*  −0,45 
Relación asimétrica  Chicas
Chicos 
434
85 
3,24 (2,52)
3,14 (2,59) 
0,34 (517)  0,04 
Dependencia emocional  Chicas
Chicos 
414
80 
14,31 (7,93)
15,89 (8,77) 
−1,60 (492)  −0,19 
*

p<0,01.

A continuación, se analizaron las diferencias de medias en dependencia emocional en función de tener o no pareja mediante la t de Student (tabla 4) y se analizó el tamaño del efecto mediante la d de Cohen. La distribución normal y la homocedasticidad de la muestra fueron verificadas mediante las pruebas de Kolmogorov-Smirnov y de Levene. Se encontraron diferencias significativas en las subescalas de evitar estar solo, con mayores puntuaciones de los participantes sin pareja, y necesidad de exclusividad, con mayores puntuaciones de los participantes con pareja. Los tamaños del efecto obtenidos fueron pequeños.

Tabla 4.

Diferencia de medias en dependencia emocional entre participantes con y sin pareja

  Grupo  N  M (DT)  T (gl)  d 
Evitar estar solo  P
NP 
299
219 
2,58 (2,16)
3,16 (2,32) 
−2,91 (516)*  −0,26 
Necesidad de exclusividad  P
NP 
303
217 
4,77 (3,03)
4,00 (2,90) 
2,93 (518)*  0,26 
Necesidad de agradar  P
NP 
302
217 
4,16 (2,49)
3,88 (2,58) 
1,22 (517)  0,11 
Relación asimétrica  P
NP 
299
218 
3,08 (2,60)
3,43 (2,43) 
−1,52 (515)  −0,14 
Dependencia emocional  P
NP 
285
207 
14,59 (7,86)
14,54 (8,45) 
0,06 (490)  0,01 

NP: no tener pareja; P: tener pareja.

*

p<0,01.

Discusión

En primer lugar, se ha estudiado la relación existente entre la dependencia emocional, la autoestima y la sintomatología ansioso-depresiva. Los resultados reflejan una relación positiva entre las puntuaciones de dependencia emocional y la sintomatología ansiosa y depresiva, indicando que a mayor puntuación en dependencia emocional, mayor sintomatología disfuncional. Estos resultados son acordes a los propuestos por autores como Greenberg y Bornstein (1988), quienes señalan que las puntuaciones en depresión podrían ser explicadas por las puntuaciones obtenidas en la dependencia. Huprich (2003), entre otros, señaló que un exceso de dependencia podría ser un punto determinante en el desarrollo de un estado depresivo ya que la narrativa de los pacientes deprimidos se compone frecuentemente por sensación de soledad elevada. Estos resultados se ven apoyados también en estudios previos en los que se han investigado los aspectos adaptativos y desadaptativos de este fenómeno, en los cuales se ha encontrado evidencia de la influencia de la dependencia emocional tanto en trastornos psicológicos como en trastornos orgánicos (Bornstein, 1994). Asimismo, también se ha hallado una relación significativa entre la dependencia emocional y la autoestima, indicándose que a mayor puntuación en dependencia emocional, menor será la autoestima de estos jóvenes. Estos resultados coinciden con los estudios previos que señalan que cuanto más baja sea la autoestima, más intensa será la necesidad de buscar soporte en el otro (Wei, Vogel, Ku y Zakalik, 2005). Por tanto, los resultados encontrados en este estudio refuerzan la literatura científica previa, que apunta a la relación entre la dependencia emocional y la sintomatología psicológica.

Por otro lado, se ha analizado si la variable dependencia emocional es predictora de la sintomatología ansiosa y depresiva y de la autoestima, encontrándose que la subescala de evitar estar solo fue predictora de la sintomatología ansiosa, mientras que en el caso de la autoestima fueron predictoras tanto la necesidad de agradar como evitar estar solo. Se observa que el factor común en todas ellas es la subescala de evitar estar solo, que hace referencia a las acciones que lleva a cabo la persona dependiente para no estar sola, ya que necesita sentirse querida, siendo esta su motivación para involucrarse en las relaciones sentimentales (Urbiola et al., 2014). Esta subescala se relaciona, además, con los esquemas inadaptados tempranos de dependencia, subyugación, apego, abandono, autosacrificio y privación emocional (Urbiola y Estévez, 2015), que podrían estar subyacentes en la aparición de la sintomatología ansioso-depresiva (Estévez y Calvete, 2009). Estos resultados sugieren, por tanto, que evitar estar solo podría ser un componente de gran importancia para comprender cómo se relaciona la dependencia emocional con la presencia de sintomatología psicológica disfuncional en jóvenes. No obstante, esta relación podría ser bidireccional, por lo que sería conveniente realizar estudios longitudinales que permitan esclarecer la direccionalidad de los resultados hallados.

Otro de los objetivos de este estudio ha sido analizar la existencia de diferencias de género en dependencia emocional en jóvenes. Los resultados no han mostrado diferencias significativas entre chicas y chicos, salvo en la subescala de necesidad de agradar, en la cual los chicos han obtenido puntuaciones significativamente mayores. Estos hallazgos difieren de los obtenidos en estudios previos, en los cuales se han hallado diferencias de género en dependencia emocional, siendo las mujeres las que obtenían mayores puntuaciones (Alonso-Arbiol et al., 2002; Bornstein, Krukonis, Manning, Mastrosimone y Rossner, 1993). Sin embargo, en estudios que han utilizado instrumentos proyectivos para medir la dependencia, hombres y mujeres obtienen puntuaciones semejantes en dependencia emocional (Bornstein et al., 1993). Tal y como señalan Urbiola y Estévez (2015), que encontraron resultados semejantes, la existencia de resultados en ambos sentidos podría deberse a aspectos evolutivos, ya que el proceso madurativo podría ser más lento en los chicos respecto a las chicas jóvenes en cuanto a la adquisición de independencia, autonomía, identidad, o toma de decisiones (Delval, 2008), lo que podría afectar a los resultados hallados. Por tanto, futuros estudios longitudinales o con distintos tramos de edad podrían ayudar a esclarecer la relación entre el género y la dependencia emocional.

Por otro lado, otro de los objetivos ha sido estudiar las diferencias en función de si los participantes tenían pareja. Los resultados no han mostrado diferencias significativas en la escala de dependencia emocional total, aunque sí se han hallado en las subescalas de evitar estar solo y necesidad de exclusividad, obteniendo los participantes con pareja mayores puntuaciones en necesidad de exclusividad y menores en evitar estar solo. En el caso de la escala de necesidad de exclusividad, autores como Willi (2002) señalan que las parejas adolescentes son parejas más narcisistas, en las que ser único para el otro es un aspecto de gran importancia, lo que podría explicar los resultados encontrados en el caso de los participantes con pareja. En relación con la subescala de evitar estar solo, como se ha mencionado previamente, las relaciones románticas constituyen un aspecto que otorga identidad a los jóvenes, de tal manera que tener una pareja sería un elemento identitario en una época vital de gran incertidumbre (Brown, Jejeebhoy, Shah y Yount, 2001), lo que podría explicar una mayor necesidad de evitar estar solo en el caso de los participantes sin pareja. Por tanto, aunque los niveles de dependencia emocional serían similares en ambos tipos de participantes, las características particulares de la dependencia emocional podrían ser distintas entre los 2 grupos.

Este estudio no está exento de limitaciones. Algunas de las más importantes son la descompensación en el tamaño de la muestra a la hora de delimitar las variables de estudio (chicos-chicas, pareja-no pareja). Asimismo, el muestreo se realizó por conveniencia, lo que limita la generalización del estudio. Además, la transversalidad del estudio no permite establecer relaciones de causalidad. Debido a la escasez de estudios en relación con la dependencia emocional y su relación con la sintomatología disfuncional psicológica, así como su influencia en función del género y de tener o no pareja, sería conveniente realizar investigaciones que ayudasen a determinar qué factores inciden en la génesis y la manifestación de la misma. Por otra parte, la realización de estudios longitudinales permitiría analizar la posible evolución temporal de los resultados hallados, así como realizar un mayor análisis respecto a los posibles factores de riesgo en relación con la dependencia emocional. A su vez, sería conveniente equiparar la muestra en futuras investigaciones y que esta se ampliara con la finalidad de poder generalizar a otras poblaciones. Por último, las medidas empleadas han sido de autoinforme, por lo que sería interesante realizar otros estudios incorporando otros métodos de medida para contrastar y comparar los resultados hallados, ya que los resultados podrían ser distintos en función del tipo de instrumento utilizado. Estudios posteriores ayudarán a seguir profundizando en esta problemática.

En resumen, la dependencia emocional se relacionaría con la presencia de sintomatología ansioso-depresiva y la autoestima y actuaría, además, como predictora. También se ha constatado que no habría diferencias significativas en la dependencia emocional total en función del género o de tener o no pareja, pero las puntuaciones fueron mayores en necesidad de agradar en el caso de los chicos, en necesidad de exclusividad en el caso de los participantes con pareja, y en evitar estar solo en los participantes sin pareja. Estos resultados avalan la importancia de la dependencia emocional en los jóvenes, independientemente del género y de si tienen o no pareja, así como su efecto en la presencia de sintomatología psicológica disfuncional. Esto sería de gran importancia ya que se trata de una etapa vital de gran vulnerabilidad en la que los patrones de pareja que se desarrollan podrían afectar a las relaciones futuras. Por ello, el trabajo trasversal en la mejora de habilidades personales como la autonomía y la valía personal podrían ser de gran relevancia.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Bibliografía
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